Capítulo 12. Valeria

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Canción Valeria -Dvicio. 

Despertar mirando sus ojos, era quizá una de las cosas más hermosas que podía desear. No me cansaba de agradecerle a la vida el haberme dado la tenacidad de resistir ante la presión social con el tema de la "virginidad" y haberlo hecho hasta que me sentí completamente segura y con la persona adecuada. Definitivamente Jude era mi recompensa.

-Buenos Días, dijo mirándome de forma soñolienta.

-Buenos días, le contesté radiante, pues tenía algunos minutos de observar absorta mientras dormía.

-¿Has dormido bien?

-Mejor que nunca.

-Eso me halaga, espetó con una gran sonrisa. Pronto se incorporó sobre la cama y me besó.

-Gracias por todo, ha sido mejor de lo que alguna vez soñé.

-No tienes por qué, gracias a ti. Todo esto significa muchísimo para mí, contestó mientras me rodeaba en un abrazo.

Después de desayunar, era hora de regresar a Nápoles, para encontrarnos con Noe y volver a Madrid. Este viaje a Italia se calificaría como una montaña rusa de emociones. Primero la emoción de conocer un país tan hermoso, el cual siempre formó parte de mis sueños. La satisfacción de realizar mi trabajo de traducción de forma adecuada. Y después desgraciadamente haber vivido un episodio de acoso, algo que ninguna mujer debería vivir. A pesar de esto, después obtuve la recompensa de estar con Jude, quien me hizo sentir protegida, amada y hermosa.

Él era la confirmación de que esperar muchas veces vale la pena.

2 Meses después

Mis días como traductora del Madrid estaban llegando a su fin, en 2 días acababa mí puesto de interina dentro de la institución blanca. Y esto me llenaba de tristeza, gracias a este puesto había conseguido ejercer mi profesión, conocer varios países además de conocer a personas increíbles Noe, Rodrigo y Jude.

Por este último, era por quien más me sentía consolada de abandonar el trabajo. Ya que mientras ambos permanecieran bajo la plantilla del Real Madrid, no podíamos hacer oficial nuestro noviazgo. Y disfrutar como la pareja que éramos.

Ya la mayoría de los jugadores lo sabían, pues era más que obvio sin embargo para los directivos no.

Mi relación con Jude cada día se afianzaba más, nos conocíamos poco a poco, y nos comenzábamos a amar locamente. Sus padres y su hermano eran grandes personas, los cuales me habían aceptado desde el primer momento en que me conocieron, cosa que no sabía si sucedería con mi familia al conocerlo, especialmente con Mamá.

Con Jude vivía una de las mejores etapas de mi vida, una etapa de tranquilidad, seguridad, calma entre muchas cosas más. Con Jude disfrutaba de mi sexualidad de forma plena, sin estar asediada de los múltiples tabúes con los que había crecido, al provenir de una familia 100% conservadora, y a pesar de que por mi cuenta desde mi adolescencia me había educado al respecto y me había creado mi propia versión de los hechos, ahora lo disfrutaba completamente.

El domingo por la tarde, mi familia vendrá de visita. A pesar de que el martes era mi último día en Valdebebas, aún no definía mi situación. No sabía si regresaría a casa por un tiempo o permanece en Madrid. Mi familia aún no sabía de mi relación con Jude, y así lo mantendría hasta que ya no formará parte de la planilla.

Justo después del medio día llegó mi familia, cargados de tuppers llenos de comida. Era más que obvio que entre mis virtudes no existía la comida, sin embargo yo ya había planeado llevarlos a comer a un restaurante cercano. Cuando nos proponemos a partir mamá entró a mi habitación a buscar un suéter, cuando la escuché gritar, inmediatamente corrí pensando que algo le había sucedido.

La Traductora del Madrid. Jude BellinghamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora