Preludio

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Atsushi Nakajima de diecisiete años nunca creyó encontrar un hogar ni buenos amigos, pero lo hizo, todo gracias al encuentro fortuito con el extravagante suicida Dazai Osamu, quien a pesar de su personalidad bufona –un tanto siniestra– era una buena persona, amable e inteligente, razones suficientes para volverse el modelo a seguir del peliblanco, sobre todo al enterarse que dejó su pasado oscuro para seguir el camino del bien.

     No obstante, algo le inquietaba, ese algo era ni más ni menos que Chuuya Nakahara, uno de los líderes más peligrosos e importantes de la principal organización criminal en Yokohama: la Port Mafia, la cual, a través de diversas manipulaciones se había establecido legalmente en el distrito. Para ser específico, lo que más le incomodaba era la extraña relación ente Dazai y el mafioso. No sabía cómo definirlo pero existía algo entre ellos que nadie más parecía notar.


     A simple vista ambos se odiaban, o al menos eso pregonaba el pelirrojo. Según él, cuando Dazai desertó se convirtió en un traidor, motivo suficiente para eliminarlo; hasta ahí su lógica tenía razón, después de todo era un criminal cuya especializado en la violencia. En cambio, el desprecio de su mentor hacia el ojiazul carecía de sentido... Bueno, Atsushi no tenía bases e información suficiente para afirmar la existencia de un sentimiento tan feo como el rencor en su superior, después de todo, no conocía bien el pasado de ninguno de los dos, lo poco que sabía se limitaba a lo siguiente:


     1 Ambos habían sido compañeros, el famoso Soukoku que aún hacía temblar al bajo mundo con su sola mención.


     2 Dazai abandonó si vieja vida a causa de un amigo

   3 Chuuya Nakahara amaba la ciudad de Yokohama y estaba dispuesto a hacer lo necesario para protegerla.

     Según lo último, no debería existir semejante disgusto, pues los dos protegían el lugar donde vivían, pero quizá el problema se remontaba a la edad oscura de su ídolo, ésa de la que casi nadie en la agencia sabía nada... a pesar de eso, algo no cuadraba.

     En cierta ocasión, durante la tregua hecha a causa del asedio de Guild, tuvo oportunidad de ver en primera fila una de las interacciones entre los dos. El pelirrojo se mostró en un inicio como todo un profesional; sin embargo, perdió la calma en cuanto Dazai abrió la boca para meterse con su sombrero, diciendo que le sentaría mejor una de sus gabardinas, igual a los perros que visten como sus dueños. La sonrisa burlona y el brillo perverso en los ojos castaños no desaparecieron a pesar de ser agredido a golpes, los cuales esquivó sin problema alguno, sólo para seguir metiéndose con cada aspecto del contrario, desde su cabello y ropa, hasta su forma de hacer las cosas. Así hubiera seguido si en una de esas su contrincante no le daba una buena patada en el estómago seguida de otra en la cara, mandándolo varios metros atrás. Después de eso el mafioso se calmó, dijo lo que iba a decir en un inicio, soltó una amenaza de muerte para el bulto torcido que era Dazai, dio media vuelta, tomó su abrigo y se marchó con una dignidad y una compostura únicas, muy difíciles de lograr tras lo anterior. En cuanto se marcharon el peliblanco recordaba haber corrido para ver cómo estaba su superior, lo encontró con una escalofriante sonrisa de oreja a oreja; al notar su presencia sólo dijo:

     –Atsushi-kun, así se da un buen golpe. Es una lástima que no me diera en la tráquea, pudo haber cortado el flujo sanguíneo... pero hubiera sentido dolor al morir. Que considerado es Chuuya, ¿no lo crees? ¿Sabes? Un día me prometió traer a una linda chica suicida para mí.

     Desde esa vez, más de un encuentro había ocurrido y en cada uno los ojos de su salvador lucían hambrientos, como los de un lobo que quiere devorar una oveja particularmente suculenta.

     Con algo de pena se animó a compartir sus dudas con Tanizaki, la doctora Yosano y Kunikida, pero todos desecharon sus temores con la frase "Chuuya y Dazai se odian, pero por ciertas estipulaciones entre la Porta Mafia y la Agencia ninguno puede aniquilar al otro y su frustración los lleva a portarse de ese modo tan infantil". Naomi, quien casualmente escuchó sus miedos, le dijo a través de una nota que las mejores historias de amor tienen exabruptos antes de llegar al clímax. Obviamente desechó esa idea, era imposible, seguro aquello era fruto de su imaginación con escritora amateur de ficción, eso o su relación con su hermano la hacía delirar cosas absurdas.

     Nada de lo mencionado le convencía, pero unos meses después aprendería que a veces es mejor no meter la nariz dónde no le llaman.

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Este ficc también es publicado en mi cuenta de Ao3. 

Inspirado en el protagonista loco de la serie You de Netflix. Así que obviamente no habrá un final feliz. Es mi pequeña contribución al fandom Soukoku, todo porque ese par me inspiraron. 

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