En lo más hondo de ese negro corazón

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     Dazai acarició la peluca pelirroja del maniquí con gesto tierno, a pesar de su ceño fruncido; parecía preocupado. Sin dejar de mimar al sustituto del mafioso volteó para clavar sus ojos en los de su pupilo.


     –¿Sabes qué es lo peor que puede pasarle a un suicida? Para aquellos que ansiamos morir no existe nada más cruel que ver la muerte fuera de nuestro alcance. Desde que conocí a Chuuya la mía dejó de pertenecerme... Ese maldito niño tomó sin permiso mi gran anhelo y lo sustituyó por un terrible deseo de vivir a su lado. Todos piensan que nuestra relación se basa en el odio. Es mentira. Al menos de mi parte, aunque él de verdad me detesta y no lo culpo, le hice cosas horribles durante todo el tiempo que fuimos un equipo. Primero lo obligué a unirse a la Port Mafia tras ser traicionado por las estúpidas ovejas; cuando éramos el doble negro me aseguré de burlarme absolutamente de toda su persona, lo molesté tanto que su desprecio se convirtió en genuino odio... ¡pero era tan divertido verlo rabiar! Me hacía sentir tan vivo. ¡Incluso al usar corrupción resulta fascinante! Toda esa sed de destrucción contenida en alguien tan pequeño siempre ha sido mi espectáculo favorito, especialmente cuando anulo su habilidad, queda tan lastimado y aún con toda esa sangre encima sigue siendo tan orgulloso.

     Lo triste de todo esto es que no supe que lo amaba hasta conocer a los hermanos Tanizaki. Ridículo, pero cierto, la naturaleza de su relación me abrió los ojos a una verdad que no podía comprender estando en la Port Mafia, dónde no hay espacio para nada que no sea oscuridad. Al final Oda tuvo razón, estar con los buenos es mejor, tanto que al final pude nombrar mis sentimientos por mi compañero. La posesividad de Naomi-chan hacia Tanizai-kun y el cambio drástico en la personalidad de éste cuando ella está en peligro es algo que me pasa cuando estoy con Chuuya. Odio que alguien trate de hacerle daño y si pienso en la posibilidad de perderlo por culpa de su habilidad, una gran desesperación se apodera de mi pecho, justo en el lugar donde se supone que está mi inexistente corazón. Inevitablemente las ganas de matarlo aumentan, algo me dicta que debo hacerlo antes de que me deje solo por no poder controlarse. ¿Eso es amor, cierto? Querer estar eternamente con alguien, sentir miedo y desesperación ante la sola idea de perderlo. Por ejemplo, si pienso que alguno se irá antes de este mundo todo pierde sentido. Somos el uno para el otro, nacimos para estar juntos. Yo soy indigno de ser humano y él posee más humanidad que nadie a pesar de no serlo. Si Chuuya dejara de aferrarse tan obstinadamente a la vida como un chimpancé a su árbol, yo no estaría dando palos de ciego para llevármelo a la tumba.

     Pero se niega a escuchar razones y no entiende que a través de la muerte alcanzaremos la felicidad, justo como los amates de Verona. Mientras estemos en bandos enemigos nuestro amor no florecerá, los obstáculos serán interminables y nunca uniremos nuestras almas corruptas. Es tan bello que su cadáver luciría como una obra de arte sin importar el medio que escoja para morir, casi es un crimen no compartir al mundo algo así; es decir, tiene un cuello tan delicado que se vería muy bien colgado de la torre Eiffel, ama tanto esa ciudad... ¡No, no, no, no! La idea de ver su cremosa piel con marcas distintas a las de mis besos no es sexy, me repugna casi tanto como pensar que otros puedan ver algo tan íntimo como es la muerte de dos enamorados.

     El castaño se colocó detrás del falso pelirrojo, sus manos recorrieron el nudo al rededor del cuello con delicadeza a pesar del puchero berrinchudo en su cara.


     –Dicen que sólo una vida puede pagar el precio de otra, por lo tanto, si él se llevo mi muerte debe darme la suya, morir a mi lado es un pago justo y con ese fin hice esto –señaló la cuerda–, en vez de darle un anillo para compartir un fútil y absurdo matrimonio le pediré un romántico suicidio doble. Creo que por fin he encontrado la forma correcta de hacerlo sin dolor, una vez que el sujeto de práctica arroje resultados pasaré a la siguiente fase. El paso número cinco y, por supuesto, el más difícil: hacer que chibiko corresponda mi devoto afecto. Atsushi-kun, ¿cómo obligarías a la persona que amas para que te ame con la misma intensidad? ¿Tienes alguna idea?

     El peliblanco negó con la cabeza automáticamente. En teoría el amor es libre y desinteresado, se devuelve sinceramente o no.

     –No sé por qué te pregunto, si a leguas se nota que no tienes a nadie especial; aunque si sales entero de aquí puede que haya alguien esperándote –comentó socarronamente, volviendo a ser el bufón de siempre por unos segundos antes de ponerse serio de nuevo–. ¿Serías mi mano derecha hasta cumplir mis sueños? ¿Me ayudarás a conquistar a Chuuya?

     La voz suave y la mirada esperanzada del adulto eran una combinación insoportable de ver, reflejaban el deseo más puro de esa alma, aquél arraigado en lo más hondo de ese negro corazón.

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