La primera vez que Nakajima Atsushi peleó con el líder de Guild creyó que era un estúpido y egoísta magnate; luego se enteró por qué hacía todo y sintió que algo se removía en sus entrañas. El motivo del sujeto que quería cazarlo era "noble", basado en el profundo amor hacia su esposa y por esa razón estaba dispuesto a todo, incluso a desafiar al demonio prodigio de la mafia, importándole un comino que éste se mostrara tal cual era –un monstruo sin sentimientos con máscara humana–, completamente obsesionado con el pequeño mafioso usuario de la gravedad atrapado en el libro que el extranjero planeaba usar para obtener un trato beneficioso que le permitiera acercarse a su objetivo. Debió escuchar las advertencias del bajo mundo con respecto a la maquiavélicamente de Dazai Osamu, no hacerlo le costó caro a él y a todos los que dependían de su liderazgo, como pudo confirmar el joven tigre mientras se acercaba a la oficina de Fitzgerald, junto a Poe y Carl, a través de un pasillo siniestramente vacío.
–Tú mismo debes haberlo notado, él es una belleza, matar por él no importa. Aunque no lo creas, esto no es personal, pero hice un juramento. Pudimos evitar todo esto si tan sólo me hubieras dado lo que pedí, pero trataste de alejarme de mi dulce prometido. Deberías saber que cuando hay amor verdadero nada puede interponerse. No sabes cuánto lamento esta situación...
Cuando Atsushi, Poe y el mapache entraron a la oficina vieron a la señorita Alcott tirada en el suelo en medio de un charco de sangre. La luna llena que atravesaba la ventana iluminaba la silueta de dos hombres en el extremo más alejado de la habitación, uno sentado en el escritorio dándoles la espalda, otro con medio cuerpo tumbado sobre la misma superficie.
Poe, incapaz de retener un chillido, trató de ayudar a la joven alertando al ex mafioso, quien al volverse para verlos logró paralizar a los recién llegados con sus ojos rojos.
–Oh, Atsushi-kun, al fin llegaste –saludó con una gran sonrisa–. Estaba poniéndome al corriente con mi amigo aquí presente –señaló el cuerpo del americano. Al mirarlo con más detalle, el albino notó la sangre en la mejilla de Dazai y en su gabardina, pero no parecía importarle en absoluto–. Veo que trajiste a nuestros invitados –agregó al ver a Poe junto a su ex compañera–. No te preocupes, está viva, quedó un poco noqueada al atravesarse para recibir la bala destinada a su jefe...
–¡Ella es una buena chica! ¡Eres un monstruo! –acusó el dueño del mapache.
–Su jefe se negó a darme mi tesoro, ella lo respaldó, así que yo lo llamo daño colateral. Si tu bestezuela aquí presente no lo hubiera extraviado, no tendría necesidad de nada de esto. No lo olvides –sentenció con una amable sonrisa antes de dejar su lugar e ir hacia ellos–. Bien, es hora de buscar a mi amado, Fitzgerald debió esconder la novela en algún lugar de este sitio –indicó el castaño limpiándose la mancha carmesí en su mejilla–. La mafia, la agencia y ese escuadrón del gobierno pronto estarán aquí. Cuando Yosano-san llegué podrá curar a la señorita, pero primero necesito hallar a Chuuya...
El sonido de aplausos secos se oyó en el pasillo, alguien se acercaba hasta su posición con pasos cuidadosos.
–Dazai-kun, siempre actúas irracionalmente cuando "tu perro" está de por medio. ¿En verdad creíste que podrías secuestrarlo? –la voz burlona provenía de la silueta oculta a unos pasos de la puerta derribada, aún sin verle la cara la identidad del sujeto era clara como la obsidiana–. Lo siento mucho, pero Chuuya-kun debe volver a casa, como sabes, es un miembro importante de la mafia y no puedo dejar que te lo lleves.
Al oír la voz de Mori Ougai el gesto burlón de Dazai se transformó en una mueca asesina; cuando el jefe de la mafia entró al lugar enganchó su mirada con la de su ex subordinado en un duelo que electrizó la habitación.
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He
FanfictionAtsushi no sabía definir la relación entre Dazai y Chuuya, nada de lo dicho por los demás le convencía, pero unos meses después aprendería que a veces es mejor no meter la nariz dónde no le llaman.