04: Tierra & Luna

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La Luna orbita alrededor de la Tierra. Siendo este su único satélite natural, ilumina sus noches cuando el Sol cae para finalmente descansar; quizá no brille igual que la estrella abrasadora, pero sí lo suficiente como para no dejar desamparada a la pobre Tierra. Su querida Tierra. Para muchos, los satélites como la Luna son inútiles, pues son sólo cuerpos celestes que giran alrededor de un planeta en particular, sin ningún otro motivo más que ese. Esto no es del todo cierto. Luna no es improductiva, ya que ejerce su influencia sobre las mareas, atrayéndolas a ella cuanto más cerca esté. Es el resultado de su fuerza gravitacional.

La Luna es, además, el quinto satélite más grande del Sistema Solar. A decir verdad, incluso en algún momento termina siendo opacada por el propio planeta terrícola, porque Tierra es la única que posee vida; la única con grandes océanos, capas de hielo, arena, tierra firme y, sobre todo, millones de especies existentes. No obstante, a pesar de no ser la número uno, la presencia de Luna es fundamental. Siempre está allí, apacible, aparentemente impenetrable, aunque a la espera de ser notada. Sí, tal vez su dilema se escuche triste y melancólico, insinuando la falta de amor hacia ella misma, pero, ¿acaso es posible competir contra la afamada Tierra?

Tierra y Luna; tal como Doyoung y Jungwoo.

Mientras uno destaca por su innata destreza en ramas de las ciencias, el otro lo hace mediante su monumental perseverancia; no porque su intelecto fuese notablemente mayor que el resto, como es el caso de Doyoung: el chico que nació para llegar muy lejos. No, Jungwoo tiene que esforzarse el triple para ser capaz de ascender.

Pese a las diferencias, lo cierto es que siempre han sido cercanos. Se conocieron desde pequeños y, con el paso del tiempo, llegaron a considerarse como mejores amigos en algún punto de su historia. Uno solía decir que el otro era todo lo que necesitaba y viceversa; esta creencia continuó hasta el fin de su adolescencia. Por algún motivo desconocido para Doyoung ambos comenzaron a alejarse, a frecuentarse cada vez menos, aunque habían prometido estar juntos por el resto de sus días. Simplemente ya nada era como antes. Si Doyoung era honesto, no entendía el porqué. Claro, lo intentó muchas ocasiones, lo llamó incontables veces, le dejó correos y mensajes de texto no respondidos, en tristes días nublados y noches sin luz de Luna, con sólo estrellas adornando el oscuro cielo nocturno.

El verano pasó, el otoño también, así como el invierno y luego la primavera le secundó. El ciclo continuó una y otra vez.

Doyoung se dedicó al estudio, se autoimpuso metas importantes. En realidad siempre lo había hecho, sólo que de nuevo estaba más decidido que nunca a convertirse en lo que tantas ocasiones había soñado: un astronauta. Le tomó muchas noches en vela el poder retomar su convicción. Los muchos reconocimientos, años de estudio, participaciones a nivel nacional, decenas de investigaciones, maestría y doctorado, dieron frutos una vez que alcanzó los veintisiete años. Ahora tiene todo y a la vez nada. Con una opresión en el pecho, Doyoung rememora todas las veces que había hablado con Jungwoo acerca de su futuro, que ambos se convertirían en astronautas. Suena tonto e inocente, pues ese es el sueño de cada niño en el mundo. Sin embargo, él lo logra. Demonios, sólo en brazos de Morfeo podía imaginarse antes a sí mismo siendo parte de la mismísima Nasa; ahora se ha convertido en una realidad.

Dicen que Dios actúa de formas misteriosas pero, al parecer, el destino es el verdadero responsable.

Entrena rigurosamente tras ser aceptado y desarrolla proyectos de investigación antes de comenzar a trabajar en programas espaciales, coordinados por el propio gobierno. Sin embargo, las cosas no pueden salir del todo bien... No con la aparición de Kim Jungwoo, el nuevo chico que resulta ser asignado en la misma área que él: la de experimentación.

Si bien echa de menos a esta persona, mentiría si dijese que no existen sentimientos encontrados al verlo después de tantos años. El enojo es parte de su reacción.

En más de una ocasión, se da cuenta que Jungwoo intenta acercarse a él y no del modo que un compañero de trabajo se supone que debe hacer. No, es diferente. Se siente más... íntimo.

Aun así, no le reclama absolutamente nada y continúa siendo profesional, puesto que solamente ignora sus intentos fallidos. Claro que llega un día en el que Jungwoo se cansa de ello y lo acorrala de improviso; siendo más alto, para él no es difícil retenerlo allí, contra una pared del laboratorio.

Luna exige una explicación, pero es en realidad Tierra quien debe hacerlo.

Una acalorada conversación basta para que acabe disculpándose por haberlo dejado tantos años atrás; por no haber respondido sus cientos de llamadas, correos y mensajes; por no haberlo buscado; por haber reprimido sus sentimientos; por haber llegado a sentir envidia hacia su persona durante los últimos meses juntos; por haberse sentido menos; por haber sido un cobarde y, especialmente, por haberlo amado y no haber sido capaz de confesárselo por temor al rechazo y el odio hacia sí mismo.

Para Doyoung, su compañero de trabajo es un desastre a estas alturas, con lágrimas brotando de sus bellos orbes marrones e inundando sus mejillas sonrojadas. Logra entender lo mucho que ambos han sufrido por su propia cuenta, separados por decisión de uno solo. Y, de igual forma, se entera de sus antiguos sentimientos: cuando la presencia de Doyoung era tan irrefutablemete aplastante que Jungwoo a menudo acababa siendo opacado por su mejor amigo. Por ello, Doyoung ofrece sus disculpas, tal como el otro: por haber sido un completo ignorante ante su triste y conflictuado sentir.

En el momento que se vive nostalgia y felicidad rebosante, ambos prometen no volver a abandonarse.

Y entonces, Jungwoo finalmente puede comprender que Tierra es maravillosa, pero también vulnerable pues, sin Luna, no es capaz de seguir adelante como es debido. E indudablemente, una tiene que brillar más que la otra, cuya función es, de hecho, iluminarla cuando todo esté oscuro y no encuentre salida; y, por otro lado, aceptar el apoyo incondicional. Es un intercambio justo y honesto.

Porque Tierra necesita a Luna tanto como Luna necesita a Tierra.









© squishyutae

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