2- Persecución

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Julio 26, 1968.

"¿Que celebramos?" dijo Joaquín en tono de broma mientras ayudaba a Nikolás a colocar una pancarta en un palo de madera. Niko le sonrió

"Es el aniversario del asalto al Cuartel Moncada*..." dijo, alejándose un poco para revisar si la pancarta estaba bien colocada "y agregamos el reclamo para que se salgan los granaderos de las vocacionales y que de una vez se desaparezca ese chingado cuerpo de granaderos que nada más anda haciendo destrozos." le sonrió, Joaquín le devolvió la sonrisa.

Había sido un día soleado y caluroso, el comité donde colaboraban sus amigos se había juntado en la explanada de la plaza de Salto del Agua desde temprano para organizar su marcha y así poder salir sin contratiempos, Nikolás le dio a Joaquín un pedazo de tela blanco con manchas verdes.

"Es para que te tapes la cara si ves granaderos en algún lugar..." Joaquín le miró confundido. "que no te vean la cara te protege." le sonrió, Joaquín trató de no sentirse confundido o asustado pero no lo logró, aún así siguió ayudando a su amigo con los carteles hasta que fue momento de salir.

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Joaquín se encontraba al lado de Elaine sosteniendo carteles con las demandas que leía un chico hacía los que habían asistido a la marcha, miró su reloj, eran casi las ocho de la noche y recordó que no había terminado su tarea.

De pronto la gente que escuchaba atenta empezó a alterarse, como Elaine y Joaquín estaban hasta el frente del mitin junto con los organizadores, varias personas habían llegado corriendo a donde estaban, dos chicos golpeados se acercaron a ellos, uno de ellos, alto y moreno comenzó a hablar con el presidente del comité, el otro, se quedó al lado de Joaquín y Elaine.

"¿Estás bien?" le preguntó Joaquín, el chico tenía los rizos alborotados y un hilo de sangre corría por su sien derecha y por el lado izquierdo de su labio, asintió.

"Si, corrimos porque se nos amontonaron los granaderos..." dijo el chico, jadeando, Joaquín le dio su cartel a Elaine y sacó el pedazo de tela que le había dado Nikolás más temprano, se acercó al rizado y usó la tela para limpiar con delicadeza la sangre que corría por su rostro, el chico no dijo nada acerca del contacto físico, sólo se permitió relajarse. Elaine les miraba, el chico comenzó a explicarse rapido mientras Joaquín le limpiaba. "unos tipos nos quitaron el sonido en santo Tomás, y luego nos movimos para el Zócalo, ni siquiera sabíamos quienes eran pero los de la organización nos movieron..." Joaquín terminó y dejó una mano descansando sobre el hombro del chico. "luego se empezaron a subir a unos camiones y sacaron a la gente y no se que pasó porque llegando al Zócalo nos esperaban los granaderos y empezaron a repartir madrazos." el chico de rizos miró a Elaine, quien al escuchar ésto se acercó con los otros organizadores y comenzaron a hablar, dejando a los dos chicos solos. "Hola..." le dijo a Joaquín, dándole una sonrisa cansada "soy Emilio." extendió la mano derecha, Joaquín la tomó.

"Yo soy Joaquín, ¿seguro que estás bien?" Emilio asintió sin soltarle la mano, se quedaron con las manos juntas hasta que el organizador los interrumpió.

"¡Compañeros!" gritó el chico. "nuestros camaradas del Politécnico han sido ultrajados por el pseudo escuadron de granaderos de nuestra ciudad, y nos uniremos en una sola marcha para exigir que la violencia pare." los presentes vitorearon, Joaquín miró a Emilio, quien le miró de vuelta.

"Vamos." le dijo el chico de rizos, sin dejar de tomar su mano, y se introdujeron a la masa de gente que se movía vitoreando consignas.

En ningún momento se soltaron de las manos, a Joaquín le dio una sensación de libertad el hecho de que nadie les notaba pues todos los ojos estaban puestos en los organizadores de las marchas, en las calles y en cuidarse de los granaderos, Joaquín nunca se había tomado de la mano con nadie, y mucho menos con otro chico, pero la forma en la que Emilio le tomaba la mano le daba la seguridad que había deseado sentir desde que le invitaron a esa marcha.

De pronto la masa de gente dejó de moverse, Emilio se puso de puntillas para tratar de ver algo por encima de la multitud pero según Joaquín, no vio nada, Joaquín hizo lo mismo y solo alcanzó a ver el cabello pelirrojo de su amiga Elaine, al principio de la marcha.

Emilio le acercó a sí mismo y comenzó a abrirse paso entre la gente, jalando a Joaquín hacía un lado, tratando de salirse de la multitud, Joaquín le siguió sin mucho cuidado, entonces se escuchó una voz, semi distorsionada, que les pedía que regresaran por donde habían venido, Joaquín quiso voltear pero Emilio aumentó el paso, girando en una esquina sin detenerse.

"Emilio, ¿que pasa?" se quiso detener pero el chico seguía caminando, tomándole de la muñeca.

"Camínale, Joaquín, no voltees."

"¿Por qué? ¿Qué pasa? ¡Ahí se quedaron mis amigos!" le gritó, Emilio giró en otra esquina y se detuvo, pero no le soltó.

"Después les llamas a su casa, aquí nos vamos a quedar..." susurró mirando para todos lados, estaban a aproximadamente cinco cuadras de donde la marcha se había quedado, de repente empezaron a escuchar gritos. "vámonos." le dijo apresurado, jalandole del brazo otra vez, corriendo.

"Emilio, ¿que está pasando?" le preguntó mientras corrían, Joaquín estaba concentrado en no caerse pues Emilio corría muy rápido y prácticamente lo estaba arrastrando. Después de diez minutos, o una eternidad para Joaquín, pararon de correr. "¿Ya me vas a contestar?" preguntó Joaquín, tratando de recuperar el aire, Emilio le soltó el agarre y se sobó la muñeca.

"Perdón si te queda marca..." le susurró, Joaquín negó, restándole importancia. "cuando me asomé a ver por qué se habían detenido vi a un montón de granaderos en frente..." susurró, recargándose a la pared de la casa frente a la cual se habían detenido "vi al jefe, ya lo habíamos visto antes, y si a él no le parece algo, manda a todos los granaderos a golpear gente a diestra y siniestra..." contó, Joaquín se sorprendió, caminó un poco y se recargó en la misma pared, a un lado de Emilio. "por eso nos saqué de ahí, porque no se detienen a ver a quien golpean o a quien detienen, simplemente lo hacen..." le dijo, mirando hacia la nada "y no me puedo permitir que me detengan otra vez..." le miró, Joaquín abrió los ojos atónito. "te acompaño a tu casa." le dijo, Joaquín sin relajar la cara asintió.

"Gracias." le susurró a un lado de él, el silencio de las calles les rodeaba, la luz mercurial iluminaba pocos rasgos de sus rostros. Emilio pasó su brazo por los hombros de Joaquín, quien se acomodó puesto que al ser un poco más bajito cabía perfectamente en su hombro. Y así caminaron, con Emilio rodeando a Joaquín con su brazo y Joaquín con su cabeza en el hombro del rizado.

"De nada chiquito."







Cuartel Moncada: Parte de una acción armada realizada en Cuba por parte de por un grupo de hombres y mujeres de la juventud  con el fin de derrocar al dictador de ese entonces.

En Constante Lucha (Emiliaco)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora