6- En silencio

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Septiembre 13, 1968.

Joaquín se encontraba sentado en la sala de su casa junto a Emilio, estaban escuchando la radio y leyendo del mismo libro cuando el teléfono sonó, Emilio lo miró, Joaquín no quería contestar porque a estas alturas, sólo le llamaba Nikolás.

"¿No vas a contestar?" le preguntó Emilio, Joaquín negó con la cabeza y el teléfono dejó de sonar. Emilio negó con la cabeza, sonrió y rodeó al menor de los hombros con un brazo, estaban solos, y a pesar de tener ya casi un mes y medio de ser, lo que sea que fuesen, no habían pasado a más de suaves besos y caricias castas. No porque no quisieran, si no porque les daba miedo avanzar. Joaquín recargó su cabeza en el hombro del mayor y se acomodó para que su nariz rozara con el cuello de Emilio, quedando así respirando la esencia del rizado. "me da cosquillas..." le susurró Emilio, Joaquín vio como la piel de su cuello se erizaba y se le antojó besarle ahí, entre la unión de su mandíbula, su cuello y su oído. Y lo hizo. Emilio se estremeció y cerró los ojos de forma inconsciente, soltó un sonido grave. Joaquín siguió repartiendole besos secos por la linea de su mandíbula hasta que llegó a su boca, Emilio aún le abrazaba por los hombros, así que uso esa mano para acariciarle la mejilla y al mismo tiempo empujarle a sus labios, comenzaron a besarse lento, Joaquín disfrutaba entre suspiros los besos del mayor. Emilio se incorporó para besarle mejor, y Joaquín tomó las mejillas del mayor con sus manos, no dejándole separarse de él, Joaquín abrió un poco su boca y Emilio se permitió dejar a su lengua deslizarse hacía la boca del menor, quien le seguía el suave beso, que había comenzado a tomar ritmo. 

A Joaquín le encantaba besar a Emilio, era la única persona a la que había besado y le encantaría no besar a otra persona que no fuese él, sabía que Emilio había besado a gente en el pasado, mujeres y hombres, pero no le interesaba en lo más mínimo, porque él sentía que Emilio también quería besarle a él toda la vida.

El teléfono volvió a sonar, el sonido metálico de la campana hizo que Joaquín soltara un bufido aún con sus labios sobre los de Emilio, quien sonrió y murmuró un "contesta" bajito.

Joaquín se levantó del sillón y fue hacía el teléfono, levantó la bocina. 

"Si es Nikolás, no estoy." dijo con media sonrisa en los labios. Del otro lado Elaine reía.

"Soy Eli, pero si hablo de parte de Niko y mía..." dijo, Joaquín soltó una risa y Emilio le miró divertido. "sólo queríamos invitarlos a la marcha del silencio que organizamos para hoy..." Joaquín borró su sonrisa, Emilio le miró girar los ojos, Eli sin embargo por obvias razones no le veía "es totalmente pacífica, Joaco, nos encantaría que nos apoyaras en la lucha, el comité te extraña." terminó, Joaquín lo pensó.

"¿Segura que será totalmente pacífico?" Elaine asintió del otro lado del teléfono con mucha seguridad, Joaquín se sintió menos perturbado. "está bien, ¿donde?" su amiga soltó una risita y le comunicó el lugar y la hora, Emilio miraba a Joaquín con curiosidad.

"¿Quieres ir a una marcha?" Emilio abrió su sonrisa y se levantó del sillón, yéndose encima de Joaquín, abrazandole.

"Contigo siempre, chiquito." le dijo alejando su cabeza del hombro de Joaquín para darle un beso en los labios.

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Emilio se encontraba poniendo al tanto a Joaquín sobre cómo seguía la situación del movimiento mientras iban en camino hacía donde la marcha iba a comenzar, el presidente había desprestigiado al movimiento y había hablado pestes del mismo en su último informe de gobierno, y el comité al que Nikolás y Elaine pertenecían estaba decepcionado y enojado, por lo que convocaron la marcha a la que estaban yendo en ese momento.

Llegaron al Museo de Antropología, de donde, de nueva cuenta, saldría la marcha, se dedicaron unos minutos a buscar a sus amigos, Joaquín los visualizó cerca de la entrada del museo y ahora él fue quien tomó a Emilio de la muñeca, el mayor se sonrió y se dejó guiar por Joaquín.

"Hola chicos." saludó el menor, abrazando a Elaine y dándole la mano a Nikolás, Emilio hizo lo mismo. La pareja se encontraba repartiendo pequeños pedazos de cinta adhesiva de color blanco, Joaquín notó como toda la explanada del museo se encontraba en un susurro, todos los que estaban ahí hablaban muy bajo mientras se preparaban con sus mantas, sus carteles y sus pancartas, se tomaban muy enserio lo de la marcha silenciosa. Elaine le dió a Emilio un trozo de la cinta y el mayor caminó hacía Joaquín, quien le miró confundido.

"Te voy a poner esto en los labios." Joaquín asintió y dejó que Emilio le pusiera la cinta blanca, formando una X encima de su boca, aprovechando para acariciar sus labios con las yemas de sus dedos. Nikolás notó la forma en la que se veían y frunció el ceño, Elaine también lo había notado, y, a pesar de que para ella resultara extraño, le daba gusto que su amigo por fin viera a alguien con los ojos llenos de brillo.

Elaine le pasó a Emilio también un trozo y él se la colocó en los labios, ahora sí no podrian pronunciar ninguna palabra.

La parcha comenzó diez minutos después, Joaquín y Emilio iban detrás de los chicos del comité y volteaban hacia atrás de vez en cuando, apreciando cómo, además de estudiantes, se les habían unido ciudadanos que apoyaban su movimiento. Emilio le pasó el brazo por los hombros y lo acercó a sí, Joaquín se acomodó en su hombro y así siguieron caminando, Emilio le apuntó hacía los lados de la comitiva, en las aceras había más ciudadanos, niños, adultos y ancianos, que solo se quedaban parados a los lados, viéndoles y apoyando de forma silenciosa, los dos se miraron y sonrieron.

Mientras caminaban Emilio seguía abrazándole, a Joaquín no le importaba la forma en la que varias personas les miraban, él se sentía seguro entre los brazos de Emilio, y ahí era el único lugar en el que quería estar, entre los brazos de Emilio era el único lugar en donde se quería quedar por el resto de su vida.

En Constante Lucha (Emiliaco)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora