Octubre 1, 1968
Nikolás acababa de salir de la casa de Joaquín, Emilio seguía ahí, era un poco tarde pero decidió que se quedaría esa noche.
La madre de Joaquín les miró a los dos, frente al televisor sentados en el mismo sillón, se acercó y les comentó que esa noche debía cubrir el turno nocturno en su trabajo, y que les había dejado la cena en la cocina.
Cuando la madre de Joaquín salió, la televisión emitió la voz de un hombre gritando: "Más vale morir de pie que vivir arrodillado." Emilio y Joaquín sonrieron.
"Ché Guevara" dijo Emilio.
"Emiliano Zapata" susurró Joaquín al mismo tiempo.
Emilio le dirigió la mirada. Joaquín sabía porqué le miraba y se sonrojó. Pero le correspondió la mirada.
Emilio le tomó una mejilla entre su mano y se acercó con una sonrisa para dejarle un suave beso en los labios, se separó un poco pero Joaquín siguió su impulso y colocó sus manos en la nuca de Emilio, impidiéndole separase, Emilio siguió con el beso, ignorando de golpe todo lo demás.
Las manos del rizado se colocaron en la cintura de Joaquín, recorriendo lentamente sobre la camisa de algodón.
Sin cortar el beso, Emilio se fue lentamente posicionando sobre Joaquín, quedando recostados en el sillón, siendo iluminados por la luz en blanco y negro de la televisión. Joaquín soltó un suspiro en los labios de Emilio, haciendo que se erizara su piel, las manos del mayor se entrometieron en la camisa de Joaquín, tocando la suave piel de su cintura y su pecho con sus dedos largos y su tacto frío, el menor sintió una corriente eléctrica subirle desde el lugar donde Emilio tocaba hasta su garganta y le hizo soltar un suave gemido.
Joaquín sabía que Emilio había estado con personas antes, sabía que no era ajeno al contacto físico de la misma forma en la que él lo era, pero no le importaba las personas con las que él haya estado antes o la forma en las que estuvo, le importaba que en ese preciso momento, Emilio estaba con él.
El rizado sabía también, que Joaquín nunca había sido tocado por otra persona, por eso se dedico a concentrarse en ser lo más delicado posible, porque sabía que Joaquín era frágil, no en el sentido físico si no en el sentido emocional. No quería lastimarle de ninguna forma. Así que tocaba con cuidado, tentando cada centímetro de su piel por debajo de la tela. Joaquín por instinto cerró los ojos y movió la cadera un poco, rozándola con la entrepierna de Emilio, que seguía encima de él.
Emilio soltó un suspiro, y volvió a buscar ese roce, Joaquín aún tenía los ojos cerrados, Emilio dejó de besarle y admiró los labios hinchados y las mejillas sonrosadas, se dedico a besarle toda la cara, las mejillas, la punta de la nariz, los parpados, la frente, Joaquín sonreía y Emilio sentía que su pecho se iba a abrir de tanta felicidad.
El cuello de Joaquín lucía extremadamente delicado esa noche, Emilio se dedicó a dejar besos por toda la extensión de la piel expuesta de su cuello mientras Joaquín tomaba los rizos del mayor entre sus manos, susurrando su nombre.
Emilio comenzó a bajar sobre el pecho del menor dejando suaves besos sobre la camisa que portaba, Joaquín abrió los ojos curioso y siguió sus movimientos, Emilio seguía encima de él y con sus manos recorrió el torso del menor desde el pecho hasta la cintura, pasando por la cadera y bajando hasta sus muslos, Joaquín se sorprendió de lo que sentía, pero buscó sentirlo otra vez.
Las manos del rizado se habían quedado en sus muslos, Joaquín le miraba, Emilio separó lentamente las piernas del menor y se posicionó entre ellas, Joaquín rodeó la cintura de Emilio con sus extremidades, el mayor le sonrió y llevó sus manos al pecho de Joaquín de nuevo, paseando sus dedos por encima de los botones de la camisa, Joaquín asintió lento y Emilio comenzó a desabotonar la camisa y la dejó abierta, teniendo la vista exclusiva de la piel blanca y suave del pecho de Joaquín, comenzó a pasar sus manos frías desde el cuello de Joaquín hasta su cintura, volvió a besarle, lento y saboreando su saliva, Joaquín le mordió suavemente el labio inferior y Emilio se separó sonriendo, volvió a su cuello, usando su lengua para probar su sabor, Joaquín soltó varios gemidos quedito, Emilio fue bajando por su pecho otra vez, probando con sus labios la dulce piel del menor, puso atención en uno de los pezones de Joaquín y éste soltó un gemido sorprendido, bajó hasta su ombligo y dejó ahí un casto beso.
Joaquín empezaba a sentir una presión dentro de sus pantalones y cuando Emilio se acercó de nueva cuenta a besarle, pudo sentir que el también. El menor llevó sus manos al borde del pantalón del rizado, quien se asombró por el súbito gesto del menor pero le dejó hacer lo que buscaba, Joaquín deshizo la unión de su cinturón y desabrochó el botón del pantalón de Emilio, y, mirándole a los ojos, bajó el cierre.
Emilio le ayudó a hacer lo mismo con su pantalón y pronto los dos quedaron semi desnudos, Joaquín se incorporó y quedo sentado en el regazo de Emilio, con las piernas aún rodeándole la cintura, Joaquín se deshizo por completo de su camisa y le ayudó a Emilio a quitarse la suya, ahora todo lo que les separaba eran las molestas telas blancas de sus calzoncillos.
Joaquín tomó del cuello a Emilio y le obligó a besarle, lento, suave, húmedo, sus labios se movían de forma sincronizada, impecables, como si se conocieran de toda la vida, a Joaquín de pronto una sensación de agobio le inundó el pecho, y apretó el agarre de sus manos, besando a Emilio con más ganas, el mayor le tenía abrazado por la cintura y también apretaba su agarre, comenzaron a moverse lentamente de arriba a abajo sin dejar de besarse. Joaquín comenzó a llorar en silencio.
"Te quiero muchísimo" le susurró entre besos, sin soltar su cuello. Emilio asintió, yendo a besar el cuello de Joaquín y trasladando sus manos de la cintura al borde de su ropa interior, sacando el miembro de Joaquín de su prisión de tela.
"Yo también te quiero..." le contestó, moviendo su mano de arriba a abajo, Joaquín escondió su rostro en el cuello de Emilio, soltando gemidos silenciosos sintiendo su cuerpo caliente y sonrojado bajo las frías manos de Emilio. "te quiero muchísimo mi chiquito."
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En Constante Lucha (Emiliaco)
Fanfiction"¡VÁMONOS, JOAQUÍN! ¡VÁMONOS!" Joaquín escuchó los gritos de su amigo Nikolás y sintió sus manos jalarle por la playera, no se podía mover, no podía parase, no podía ver nada más que el liquido rojo que manchaba sus manos y que corría a raudales por...