Preparativos de una Boda

Pláticas

Día 16. Gotham City. Wayne Enterprises. 01:55 AM.

Se encontraba en la parte más alta del edificio que llevaba su apellido, mirando la ciudad que su progenitor tanto amaba, aun se cuestionaba si algún día verían a Gotham libre de toda la porquería que existía en ella, su padre llevaba años combatiendo al crimen; existían temporadas en las que parecía habían logrado un avance, pero había otras ocasiones en las que solo podía ver lo peor de cada persona. Meditaba sobre esto cuando un destello verde surcando el cielo a toda velocidad atrajo su atención, así como la presencia que había estado oculta en la oscuridad.

—Pensé que había demostrado que soy de confianza –. Expresó al ser que se encontraba oculto, tan serio como siempre lo había sido.

No se sorprendió al ser detectado, por el contrario, una minúscula e imperceptible sonrisa se formó en sus labios, esa que solo era una pequeña línea, pero que demostraba cuanto orgullo sentía por ese joven que a tan temprana edad tenía habilidades que a él le llevo años desarrollar.

—Yo no he dicho que no la tengas – salió de las sombras y con paso firme se posicionó al lado de su hijo, viendo lo mismo que él desde esa cornisa – Sé que nunca hemos sido demasiado cercanos, pero también sé que no eres el niño violento que llego hace años. Has crecido y madurado como ser humano, – hizo una pausa pues aunque fuera difícil de reconocer, este crecimiento se debía a alguien más – y mucho de eso se debe a él – su vista se dirigió al cielo, justo por donde la estela esmeralda desaparecía levemente.

—<Tt> dilo ya, pregunta de una vez – invitó con esa voz que sonaba más a una orden que a una petición.

No le sorprendía el tono ni que supiera que quería preguntarle un par de cosas; era su hijo después de todo, sangre de su sangre y sin importa que también el linaje Al'ghul corriera por sus venas, Damián había demostrado ser un miembro de la batfamily.

— ¿Qué piensas de este enlace?

—<Tt> porque debería pensar algo; es claro que Jordán y tú ya lo han decidido, no es como que mi opinión pueda hacer algo al respecto –. Quiso que su tono no fuera el usual, ese frío y distante que siempre ocupaba cuando no quería expresar sus emociones, pero le fue imposible.

—Sí, pero me gustaría que mi hijo estuviera de acuerdo, que no sienta que le estoy imponiendo a mi pareja –. Expuso su sentir, le estaba costando, pero había prometido hablar con sus chicos y de todos; el único al que no le había preguntado era con el que compartía lazos más que fraternales.

El silencio se apodero del lugar, solo los sonidos propios de la ciudad eran escuchados, no era incómodo, ambos eran demasiado parecidos y no solo físicamente, su carácter y formas eran similares. Espero con calma y paciencia a que el joven a su izquierda hablara, sin presiones, deseaba poder escuchar lo que en verdad pensaba. Hal, le había dicho que debía ser paciente y sobre todo, ser un padre y eso implicaba dar saltos de fe.

—Estoy feliz – respondió al cabo de unos minutos, permitiéndose formar esa pequeña sonrisa igual a la de padre – Jordán es un buen hombre, algo despistado, flojo y desordenado, pero creo que eso lo hace bueno para ti – suspiro y continuó hablando pues era un buen momento para decirle lo que en verdad creía – Hal... Pa, es alguien que de una forma muy peculiar me ha hecho sentirme en casa, un lugar al cual pertenecer; con él no hay bien o mal, no está Ras, Thalia o... incluso tú. Con él, solo soy yo, Damián; así que está bien, él es bueno para todos – giró un poco para ver a su padre a los ojos aunque estos estuvieran cubiertos por la capucha.

Solo puedo asegurarte una cosa, padre, si alguien trata de alejarlo de nosotros puede que olvide que buscamos justicia... puede que me desconozcas, pero... no bromeo; así que más te vale hacer que nunca quiera irse y que nadie se atreva a querer llevárselo –. Sentenció lo que sabría lo llevaría a olvidar todas las enseñanzas de su familia y retomar las viejas costumbres de la Liga.