Un par de campanadas interrumpieron a las erizas que caminaban sin sentido en aquella gran habitación, alertando obviamente a la eriza rosada quien revisó la hora.—Deben irse, su clase de lengua no tarda en comenzar— les habló a sus alumnas que apenas y podían caminar, aunque ya hubiesen progresado un poco.
Rió un poco al escuchar los suspiros aliviados de los cuatro "varones" presentes, quienes no esperaron para quitarse aquel artefacto del mal.
Debía admitirlo. Aquella mañana había sido totalmente diferente a lo que ella estaba acostumbrada. Podría decirse que fue divertido.
Vio como las chicas frente suyo se cambiaban de zapatos, y recordó lo mucho que odiaba a las princesas.
—Chicas.
—Chicos— corrigió la azul que le sonreía y se acercaba a ella, seguida de ambos clones.
—Vengan, debo decirles algo— dicho esto, todas se acercaron a ella más de lo normal, solamente para hacer una bolita y abrazarse todas por los hombros, como si fueran a planear el asesinato del presidente.
Totalmente extraño, ¿como si fuera a revelar el secreto de su vida...? ¿Que era varón, tal vez? Ah, no... eso no.
Rió por sus disparates —tengan cuidado, las víboras hablan —mencionó viendo a todas sus compañeras que le miraban como si les hubiese dicho un acertijo, de esos que resuelven en las películas y más tarde entenderían su significado.
—Pues... Tú tranquila, que no pasa de que nos caigamos a media clase de postura... ¡Nos irá bien!— entusiasta, la albina puso su mano al frente para que todos los demás también la pusieran, siendo última la eriza rosada.
Todo era tan extraño, que no sabía cómo manejarlo. Era como tener amigas que realmente eran varones, pero esos son detalles.
—Suerte— fue lo último que dijo antes de ver a las erizas partir.
La palabra "amigas" era totalmente desconocida para la color chicle, quien jamás había tenido una amiga de su edad.
¡Pero eran tipos! Un sexo que pensó desconocería por siempre, y solamente conocía por novelas que se permitía ver de vez en cuando.
Amigos, sonaba a una misión bastante interesante.
Había tantas miradas posadas sobre ellas (o ellos, ya ni se sabe), lo que hacía que se sintieran completamente incómodos.
Era normal que fueran víctimas de las miradas de muchas mujeres de vez en cuando, casi era una rutina, sin embargo, era completamente diferente ser la exhibición para ellas, en el cuerpo de una misma.
No eran miradas de oh, un tipo guapo, estas eran totalmente diferentes.
Los estaban analizando.
—Las princesas acá son nuevas, pero no hay tiempo para conocerlas en este instante, así que por favor, siéntense y presten atención —la voz cantarina de aquella mujer búho volvió a sonar, como cuando entró y saludó antes de hacerlas levantar.
Por fin pudieron descansar de aquellas miradas acosadoras, y simplemente procedieron a sentarse en sus respectivos asientos.
Gracias al cielo la chica rosada les había dado algunos consejos, para al menos pasar un poco desapercibidas al sentarse, al hablar, y a algunas pequeñas cosas como qué debían vestir y demás.
Pero una "señorita" no se hacía de un día para otro, obviamente tu mamá tenía que estar pegándote en las piernas para no abrirlas inconscientemente.
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♕︎𝕊𝕖𝕣 𝕄𝕦𝕛𝕖𝕣 𝔼𝕤 ℂ𝕠𝕤𝕒 𝔻𝕖𝕝 D̸e̸m̸o̸n̸i̸o̸♕︎
Teen FictionLas mujeres son cosa del demonio. Y cinco erizos lo van a experimentar. Shadow Sonic Silver Mephiles Scourge No sabrán en que lío se han metido... Vamos a ver las aventuras que tienen éste quinteto en un mundo de chicas... ¿Las mujeres son cosa del...