|¢σмιєη∂σ ριzzα|

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La joven volteó y miro con mala cara al chico.

—¿Estas enojada?

—No, estoy jodidamente feliz que hasta podría golpearte con esa piedra —señaló el objeto con el dedo.

—Adoro tu sarcasmo, ¿sabes?

—Sí, ajá. ¿Que quieres?

—Venía a ofrecerte disculpas por lo de hace una semana, pero no te había visto y no estabas en tu casa.

—¿Es todo? Ahora mismo estoy ocupada.

—¿Mirando el cielo?

—No, cuido a unos ni- —señaló hacia donde estaban los pequeños hace cinco minutos y ya no estaban—... ños. ¡Carajo! —se puso de pie y comenzó a correr para encontrarlos.

Mientras corría veía a los lados hasta que chocó con alguien.

Ella cayó de espalda pero se reincorporo rápido y vio que había chocado con Zen.

—¡Discúlpame! —se levantó y ayudó al albino y sacudió su ropa—. ¿Donde estaban?

—Fuimos por un helado.

—¿Y tú helado? —señaló a un lado y allí estaba su helado—. Te compraré otro.

—Descuida... Me mandaron a buscarte.

—Oh, entonces vamos.

—¡(T/N)! —la nombrada rodó los ojos y volteó a ver al chico.

—¿No entendiste mi indirecta?

—Claro que sí.

—Entonces, ¿Por qué me sigues?

—¡Ah! Eso querías decir... —aclaró su garganta— Bueno, te ofrezco mis disculpas y te recuerdo que las inscripciones son la próxima semana. Adiós.

Cuando su amigo se alejó ella y suspiró.

Se le había olvidado.

—Llévame con tus primos para comprarte tu helado.

—Sí —la llevó un poco cerca de la entrada del parque y allí estaban los otros sentados en una banca saboreando su postre.

—¡Al fin llegas Zen!

—Tardaste demasiado.

—Tsk, me hicieron buscarla por todo el parque.

—¡Oh, cierto! No creí que lo harías —frunció el ceño.

—¿Por qué se fueron sin decirme? Creí que los habían robado.

—Tranquila, deberas acostumbrarte a eso.

—¿De donde sacaron dinero?

—Saeyoung tenía.

—Toma Zen —sacó dinero de su bolsillo y se lo dió al nombrado—. Ya no esta el de los helados, así que te doy lo que costo.

—A quien se lo tienes que dar es a mí.

—Sí pero da la casualidad que se lo invitaste a Hyun.

—Ella tiene razón Saeyoung —la castaña sonrió un poco.

—¡Como sea! —se comió de un bocado lo que tenía en la mano y se cruzo de brazos.

—¿Terminaron? Vamos a comer algo, ¿les parece?

Todos asintieron.

(...)

Fueron a una pizzeria donde habían descuentos en ese día.

Sí, la chica es tacaña.

Jumin veía los de las demás mesa comiendo esa masa con queso y pepperoni.

Frunció el ceño en confusión.

Él quería volver a crecer porque la comida de los plebeyos era muy grasosa y alta en calorías.

Si su nutriólogo descubría que estuvo comiendo eso, definitivamente le haría algo más estricto.

—Deja de mirar así la comida, Jumin. No te va a hacer nada.

—¿Por qué ustedes comen esto? No me dan ganas de morderlo.

—Aunque no tengas ganas, debes hacerlo. Acostumbrate a la comida de plebeyos por este mes —sonrió de manera burlona.

Suspiró y agarró con el pulgar y el índice el alimento.

—Se agarra con la mano, ricachón.

—Oh... —lo dejó en el plato y puso su mano encima, llenandola de ketchup.

—Zen, dale en la boca.

—¡¿Ah?! ¿Yo por qué? Dale tú, Seven.

—Tengo unos brazos muy cortos —sacudió sus manos.

—No necesito ayuda.

—¿Nunca había comido pizza? —(T/N) le susurró a Saeran y este negó.

—No lo acostumbraron a eso.

—¿Por qué? Es el mejor alimento que pueden darte de pequeño, aparte de las hamburguesas y hot dogs.

—Tiene un padre demasiado estricto.

—¡Que no le pongas el popote!

—¿Y cómo quieres que lo agarre sin ensuciarme?

—Me cansé. Explicale Saeyoung —cambio lugares con el nombrado.

—Mira, tomas la orilla y la garras como si fuera un objeto y después te lo comes. No hay complicación.

—Ahora entiendo.

—Si Jumin batallo con una rebana, ¿te imaginas un hot dog, Jaehee?

—No terminara muy bien.

Ambos suspiraron.

Definitivamente sería algo complicado.

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Marintia-chan

Por favor no... (MM × Lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora