Por favor no... (MM × Lectora)

|°•Eʂƈαρҽɱσʂ•°|

11:30 PM

—¡¿Cómo que la dejaste irse?! —el grito del hombre se escucha por todo el jardín, siendo escuchado por unos pocos invitados que habían salido a refrescarse—. ¡¿Por qué la dejaste irse?! ¡Fui claro al decirlo!

—Es que no está sola, señor... Salió con el joven Han.

Una hora antes

Saludos, bailes, sonrisas falsas, murmurar sobre como se vistieron. Nuevamente regresaba a esa rutina que tanto odiaba, solo que está vez estaba por su cuenta para enfrentar aquellas miradas.

Había llegado junto con Jumin, ambos llevaban atuendos que combinaban. Siendo escoltada por él, entraron, era un poco reconfortante no tener que estar sola puesto que debía pasar toda la noche cerca de él hasta que anunciarán el matrimonio.

Varias personas llegaban con Jumin, a ella no parecían notarla y era algo que le agradaba. Solamente debía saludar y sonreír, al menos por dos horas más.

Cosa que no logro, a los treinta minutos termino cansada, alejándose de Jumin sin que la notará. Obviamente la miro de reojo irse hacia el jardín.

(T/N) se sentó en la orilla de una fuente de piedra, suspirando y quitándose por un rato aquellos molestos zapatos. Cierra los ojos, escuchando solo el sonido de los grillos y la brisa que movía las hojas de los árboles. Parecía estar en un cuento, solo quedaba esperar a que muriera en una tragedia.

—¿No tiene frío? —nega, mirándolo—. Si estaba cansada podría haberme dicho —toma asiento a un lado.

—Estaba ocupado joven Han —frunce el ceño al ser llamado por su apellido—. ¿Sabe? Por más que indague en mis recuerdos no logro recordarlo. Tampoco a su amigo Ryu.

—No es necesario que nos recuerde —murmura, mirando el cielo nocturno—. ¿Quiere casarse conmigo? —voltea, viendo la cara sorprendida de la joven.

—Ya estamos comprometidos —ríe, tratando de ocultar el pequeño rojo que adquirieron sus orejas.

—Lo digo en serio, puedo evitar el matrimonio si usted quiere.

—¿De que manera? No es como si tuviera mucha libertad —mira con curiosidad como se pone de pie delante suyo, extendiendo su mano hacia ella.

—Escapemos —la risa de la chica lo sorprende, pensado si fue raro lo que dijo.

—Lo siento, acabamos de conocernos y ya me agradas Jumin —sostiene su mano—. ¡Hay que ir de viaje por el mundo!

En la actualidad

—¿Eh? ¿(T/N)? ¿Jumin? —el albino recién despertaba de una pequeña siesta que estaba tomando, despertando por completo al abrir su puerta y encontrarse a ellos delante suyo—. Creo que estoy drogado...

—¿Podemos pasar? —pregunta Jumin, recibiendo un asentamiento por parte de Zen. De verdad que esa noche era muy rara.

—¿Quieren algo de tomar? —después de un rato en silencio habla Zen, olvidando que por educación debía ofrecer algo.

(...)

—Disculpa las molestias Ryu, no esperaba que Jumin decidiera traernos aquí.