Capitulo 4. "Explicación."

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Comencé a despertarme por el fuerte dolor de cuello que comenzaba a apoderarse de mí, abrí lentamente los ojos dándome cuenta que estaba en el interior de una cueva y que al parecer ya comenzaba a amanecer; trate de levantarme pero fue un intento fallido ya que mis manos y piernas estaban atadas con... ¿Algas? ¿Pero qué? Fue entonces cuando recordé todos los acontecimientos de la noche anterior. Mire a todos lados buscando mis armas cuando escucho una voz masculina.

— ¿Buscas esto?—pregunto un apuesto tritón—.

Mire sus ojos y eran de un color miel casi como el ámbar, unos labios algo gruesos y bastantes apetecibles, su cabello era de color castaño claro, que con el sol asemejaba el color de sus ojos; baje mi vista al resto de su cuerpo y note que ambos brazos y su pecho aparte de que se encontraban bien tonificados estaban llenos de tatuajes, realmente era un ser muy atractivo ¿Qué mierda estoy diciendo? ¡Concéntrate Arleth!

— ¿Quién eres y porque estoy aquí?

—Perdón creo que lo correcto es la presentación. Hola me llamo Drew y soy el comandante de la seguridad del rey Namakaeha mejor conocido como el rey de los siete mares ¿Y tú? ¿Cuál es tu nombre?

—Arleth.

—Arleth—repitió mi nombre con una voz suave—Es un lindo nombre.

—Lo que digas—dije poniendo los ojos en blanco— Mejor responde ¿Por qué estoy en una cueva amarrada?

—Creo que yo preferiría estar en una cueva amarrada que estar muerta ¿No crees?

— ¿Tu me trajiste aquí?

—Sí. Cuando intentaste salir a la superficie una parte del mástil del barco te golpeo y si no hubiera hecho nada al respecto hubieras muerto y hubiera perdido mi oportunidad de preguntar ¿Qué hacia una embarcación de puras mujeres sin un capitán adentrándose al mar mediterráneo?

—Para tu información si había un capitán abordo de esa embarcación y tal capitán da la coincidencia de que era yo. Lo cual mi querido amigo pez quiere decir que tu al igual que tus compañeros y su monstruo destruyeron todo lo que era mío.

—Espera.... ¿Me estás diciendo que ustedes son mujeres piratas?—pregunto frunciendo su ceño—.

—Si—asegure con voz firme—.

—Es imposible pequeña pelirroja.

— ¿Por qué?

— ¿Qué edad tienes?

—Veinte ¿Y tú?—pregunte algo curiosa ya que según yo si las sirenas existían debían ser inmortales así que debía de tener muchos años—.

—Veinticinco.

— ¿Enserio? Creí que eras más viejo.

—Gracias—agradeció con sarcasmo—Pero.... Aun así digo que es imposible porque nunca pensé que existieran las mujeres piratas y menos siendo tan joven su capitana.

—Bueno ya estamos a mano yo no pensé que ustedes también existieran y de hecho mi tripulación y yo somos las primeras mujeres piratas del mundo.

—Eso explica porque nunca habíamos visto puras mujeres en un barco pero aun no me dices ¿Con que propósito entraron al mediterráneo?

—Veníamos de retiro. Queríamos descansar después de tantos atracos; solo queríamos llegar a tierra firme y poder descansar unos días antes de seguir con nuestras vidas pero resulta que a mitad de la noche nos atacan unas criaturas mitológicas sin ninguna razón.

— ¿Segura que venían solo a eso?—pregunto alzando ligeramente sus cejas—.

—Si—asegure viendo como se acercaba a mí y colocaba una de sus manos en mi frente— ¿Pero qué coño?

—Sshh. Tranquila no te hare nada—aseguro para después ver como su mano y el resto de su brazo se iluminaba de un color azul y permanecía así durante unos minutos hasta que por fin lo retiro—Esta bien te creo—dijo a pocos centímetros de mi rostro—.

— ¿Qué coño hiciste?

—Me adentre en tus pensamientos para ver si era real lo que me habías dicho y descubrí que para ser una pirata la lealtad y la verdad son fundamentales en tu vida—afirmo en una pequeña sonrisa—.

—Ok. Eso es cierto pero aunque ha sido una linda charla quiero que me liberes a mí y a mis amigas—ordene estirando mis manos hacia el frente—.

—Tus amigas no están conmigo están en los calabozos del palacio.

— ¿Por qué ellas están ahí y yo no?

—Porque yo te salve a ti. Cuando el barco se rompió mis soldados fueron por ustedes, cuando nos dimos cuenta que faltaba una dedujimos que el kraken la tenia así que te fui a buscar y resulta que si habías estado con el kraken pero tu propio barco casi te mata—aseguro en una risa burlona—.

— ¡Exijo que las liberen! No merecemos un castigo ni nada por el estilo ya que ustedes nos atacaron.

—Lo sé perfectamente porque yo solamente al igual que mis hombres seguíamos órdenes de nuestro rey. Pero no te preocupes te llevare ante él—dijo poniendo su mano nuevamente en mi frente haciendo que viera todo borroso hasta caer en un profundo sueño—.

 Pero no te preocupes te llevare ante él—dijo poniendo su mano nuevamente en mi frente haciendo que viera todo borroso hasta caer en un profundo sueño—

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Amor en guerra (De C. Arredondo.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora