— ¡Malditas humanas! ¡Suéltenme!—grito empujando a Aranza hacia su trono donde callo inconsciente debido al golpe— ¡Aranza!—grite viendo que no se movía—Con su permiso emperatriz—dije estrellando mi puño contra su cara repetidas veces, mientras ella solo me jalaba de mi cabello y trataba de soltarse de mi agarre—.
— ¡Desgraciada! ¡Suéltame! ¡Maldita!—grito nadando en su propio eje haciendo que la soltara y fuera a caer a un extremo—Di tu último deseo humana asquerosa—dijo posicionando una lanza en el centro de mi pecho—.
— ¡No! ¡Arleth!—grito Drew empujándome fuera del peligro mientras que Chloe junto con Pam forcejaban con Nakoa para quitarle su lanza—.
— ¡Ya me tienen harta!—esquive a Drew y tome a Nakoa por el cabello alejándola por completo de mis amigas—.
—Esto es entre nosotras a ellos no los toques. Por cierto comandante de agua dulce que no se le olvide que yo se defenderme sola—dije empujando a Nakoa y viendo a Drew cuando de repente vi como todo se volvía negro—.
Me desperté creyendo que todo era un sueño pero no lo era. Aun me encontraba en esta cueva con la loca de Nakoa sólo que ahora ella movía sus manos en círculos provocando que las chicas y Drew quedarán absorbidos por una gigante burbuja verde.
Mi querida Arleth que bueno que ya despertaste—comenzó a hablar tranquilamente mientras los chicos quedaban flotando en aquellas burbujas verdosas—Tu y yo no somos tan diferente si lo piensas detenidamente. A ti te arrebataron a tus padres al igual que a mi y desde muy temprano quedamos huérfanas pero con el paso de los años todo fue cambiando para bien, hasta convertimos en lo que somos hoy en día y por lo mismo de ser tan similares te propongo un trato—dijo comenzando a nadar en círculos alrededor de mi—Si tu matas a Namakaeha yo a cambio te recompensare con mas riquezas de las que tú te puedes imaginar y no solo eso síno que también dejare libre a tu querida tripulación que las consideras como tus hermanas y a tu sexy comandante que no es un tritón cualquiera síno que Afrodita lo escogió como tu pareja—susurro en mi oído izquierdo—yo mire hacia el frente comenzando a sentir desesperación por no poder pensar en un plan, no quería que nadie saliera lastimado, a todos los amaba—¿Qué dices? ¿Aceptas?—pregunto sobando ligeramente mi hombro—.
—Yo te respondo por ella—oí la voz de Namakaeha. Voltee rápidamente y vi que la tenia acorralada junto a la pared con el tridente en su cuello y ella tenia su lanza nuevamente en el centro de mi pecho—.
—Si algo me haces ella y los demás morirán.
—Nakoa por favor nadie tiene que morir, libéralos y vamos a casa.
— ¿No lo entiendes verdad?—pregunto en un susurro—Ese palacio jamás fue y nunca será mi hogar al igual que nunca tuve una familia.
—Tienes razón... Jamás tuviste una familia de sangre pero tenias un padre que a pesar de todo te amaba y te dio un hogar y tienes a un hermano que sin importar tu origen te amaba y te sigue amando. Por favor Nakoa.
—Perdón hermanito—pidió sacando una pequeña daga y dirigiéndola al estomago de Namakaeha—.
— ¡No!—grite alejando la lanza de mi cuerpo, nadando hacia ella y clavándole la daga en su corazón—Cometiste otro error... No somos iguales—susurre antes de que ella cerrara los ojos. De inmediato los chicos quedaron libres y nadaron hacia mí al igual que Namakaeha—.
—¿Estas bien?—pregunto Drew rodeándome con sus brazos—.
—Si pero—no termine de decir ya que sentí un fuerte mareo—Me siento muy mareada.
—Posiblemente es por la transformación. Ahorita que lleguemos al castillo pediré que las revisen a todos.
—Gracias majestad. ¿Cómo supo que estábamos secuestrados?—pregunto Drew con el ceño fruncido—.
—Proteo al igual que los demás hipocampos lograron escapar y cuando llegaron estaban demasiado alterados así que use el tridente para averiguar que era lo que trataban de decirme y de ese modo logre llegar a tiempo. ¿Que le pazo a Aranza?
—Nakoa la atacó—respondió Drew—.
—Llegando al castillo serán revisados por los mejores médicos—.
—No creo que sea necesario— contradije cuando nuevamente sentí otro mareo—.
—¿Segura que estas bien?
—Si. Tu tranquilo tiburoncin que de mi aun no te libraras tan fácilmente ya que se necesita mas que una bruja loca para librarte de mi—le conteste tratando de tranquilizarlo aunque por dentro sentía como todo mi cuerpo empezaba a pesarme y de pronto otra vez todo negro—.
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Amor en guerra (De C. Arredondo.)
Fantasía¿Qué les puedo decir de esta historia? Fue hace tanto tiempo que ya ni lo recuerdo. Esta es una de esas historias de amor con final feliz que tanto añoramos los humanos; pero no te dejes engañar este no es un relato estúpido, de esos que están lleno...