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JaeBeom y JinYoung se encontraban en silencio. Era la hora de autoestudio por lo que cada uno se hallaba leyendo o copiando la tarea que olvidó hacer para la siguiente clase.

Es obvio quién está haciendo la tarea que olvidó hacer su tarea por pasar unas horas más con YoungJae.

Al igual que era obvio quién le estaba pasando la tarea después de ser sobornado con tres cajitas de leche de fresa.

— ¿Cuándo lo harás? —pregunto JinYoung en voz baja, rompiendo el silencio entre ellos.

— ¿Hacer qué? —respondió el mayor, sin prestarle mucha atención.

— Confesarte a YoungJae.

La mano de JaeBeom dejo de escribir. Sin embargo, tratando de disimular su nerviosismo -y su gran sonrojo- siguió escribiendo: — No sé de qué hablas.

— No trates de ocultarlo, —le reprochó— eres más idiota de lo normal cuando estás con él.

JaeBeom se quejó, Mocoso irrespetuoso.

— Sabes de lo que hablo, incluso se puede un brillo en tus rayas llamadas ojos cuando lo ves —JinYoung siguió molestándolo.

— ¿Y qué si me gusta?

— Pregunté cuando se lo dirás. —Encogió los hombros.

— Nunca.

— ¿Qué? ¿por qué? —pregunto confundido.

El pelinegro mayor apretó los dientes: — No quiero hablar de eso, basta.

JinYoung suspiro decepcionado, y miro el reloj del aula.

— Tienes cinco minutos para terminar la tarea —dijo después de unos segundos, y los ojos de JaeBeom se abrieron a más no poder.

— ¡Mierda!

Leche de fresa [2jae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora