Prologo: Lección Uno

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«Nunca te cases»

Eso siempre decía mi abuela Samantha, con lágrimas en sus ojos. Sé que sonaba absurdo, pues ella se casó a los catorce años de edad, simplemente no tenía sentido. También pasó por tres matrimonios y siempre se quejaba de ellos, pero no todos tienen que ser como los de ella, por ejemplo mis padres son felices juntos.

-Los esposos sólo sirven para destruirte- dijo, mientras se sentaba junto a mi lado en la mesa de la cocina- Si lo sabré yo- murmuró irónicamente y yo tomé una galleta de chocolate que ella había traído.

Yo sólo la miraba y asentía, en entendimiento, aunque no la entendía del todo. Le di una mordida a mi galleta y seguía prestando atención a lo que me decía.

-Escucha bien esto que te estoy diciendo, Lina- se acercó a mí y me miró seriamente- Porque te servirá de mucho en un futuro, para que no cometas errores- dijo y me regaló una sonrisa- Los mismos que yo cometí.

Las lecciones de la abuela Donde viven las historias. Descúbrelo ahora