Capítulo Siete

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La respiración de Edward la siento en mi cuello y eso me hace sentir muy incómoda y con miedo. Tengo miedo de Scott. Cuando siento sus labios rozar mi piel, suena una alarma en mi cabeza que me hace empujarlo lejos de mí.

-No me toques- le ordeno luego de empujarlo- No vuelvas a acercarte a mí.

Eso fue lo ultimo que dije, luego de salir corriendo de ese cuarto con la respiración agitada y con la cabeza hecha un lío. Estoy enfrente de la puerta de mi salón, así que me acomodo el cabello y trato de relajarme antes de entrar.

-Disculpe, profesor. ¿Puedo pasar?- pregunto al abrir la puerta.

-Son varios minutos de retraso, señorita Rose. ¿Dónde estuvo?- pregunta, y yo suelto lo primero que se me ocurrió.

-Porque estaba en el baño, usted sabe, problemas de mujeres- digo y mi cara comienza a arder al escuchar unas cuantas risitas y murmullos.

-De acuerdo, puede pasar. Pero que no se vuelva a repetir- dice, yo le agradezco, entro y tomo mi asiento correspondiente.

-Lina, tardaste mucho, ¿qué pasó?- susurra Sophia a mi lado.

-Nada, solo que me bajó de imprevisto- digo y pongo mi vista al maestro, viendo lo que escribe en el pizarrón.

-No mientas, Lina- dice y yo solo sigo anotando lo qué hay en el pizarrón.

-No miento, es la verdad- sigo escribiendo, mientras hablo con ella.

-Lina, te mordiste el labio al decir eso, cuando mientes eso haces- dice y yo me doy una bofetada mental por haberme mordido el labio, ni cuenta me di al hacerlo.

-De acuerdo, me encontré con Scott en los pasillos y decidí hablar con él sobre lo que te hizo- medio miento, así que no me muerdo el labio, en parte es verdad.

-¿Me defendiste de él?- pregunta con un pequeño brillo en sus ojos verdes.

-Claro, Sophi, eres una de mis mejores amigas y para eso estamos- digo calmada al ver que creyó lo que dije.

-Muchas gracias, roja- dice y ahora ambas ponemos atención al maestro.

****

Las clases terminan y mis amigas y yo decidimos irnos un rato al centro comercial para estar un rato relajadas y comprar un par de cosas. Así que le hablo a mi mamá para decirle que no iré a comer y que no llegaba tarde.

-¿Qué les parece si primero comemos algo y luego vamos de compras?- sugiere Brooke y todas apoyamos su idea.

Nos encaminamos hacia los comederos del centro comercial y tomamos asiento en una mesa, y vemos los puestos de comida, escogiendo.

-Yo creo que comeré comida china- dice Jessy y se levanta- ¿Ustedes quieren igual?- nos pregunta y todas asentimos- De acuerdo, iré por la comida de todas, ya vuelvo.

Jessy se retira, dejándonos a nosotras tres en la mesa. Brooke y Sophia hablan de la fiesta del próximo fin de semana, mientras que yo sólo juego con mis dedos, esperando ansiosamente mi comida china.

-Aún no nos has dicho si irás o no a mi fiesta, Lina- habla Brooke y yo volteo a verla.

-Uhm yo no lo sé- digo dudosa- Sabes que no soy de fiestas.

-¡Oh por favor!- exclama Sophia- En la fiesta del sábado, estuviste de lo más feliz y divertida- me recuerda y mi estómago se revuelve al recordar esa fiesta- Hasta bailaste y déjame decirte que lo hiciste increíble, amiga.

-Espera, ¿Lina bailó en esa fiesta?- pregunta sorprendida.

-Y no cualquier baile. En ese momento nuestra pequeña roja, ya no era tan pequeña- dice y yo me sonrojo al escucharla.

Las lecciones de la abuela Donde viven las historias. Descúbrelo ahora