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Utilizó su celular para reflejarse en él y notar como a pesar de haber puesto hielo, aún parecía tener un poco hinchados ambos lados de su frente, donde se había golpeado gracias a aquellos extraños chicos.

Bufó molesto peinando su cabello hacia abajo sintiendo un poco la molestia de aquellas pequeñas puntas que se colaban por sus lentes de sol, obstruyendo su visión.

Odiaba tener el pelo en la cara desde que se había vuelto un poderoso empresario porque según él, lo hacía parecer demasiado joven. O al menos eso era lo que parecía, porque cada vez que usaba el cabello de aquella manera, Wonho no paraba de apretar sus cachetes y hablarle de forma extraña diciendo lo bonito que lucía. Es por eso que jamás lo usaba así.

Pero a esas alturas era peor encontrarse con alguno de sus socios en aquel lugar y que lo vieran pareciendo un demonio con un par de cuernos en la frente.

Se recostó en la silla y casi se sorprendió de darse cuenta que ambos chicos también estaban recostados en sus sillas. Raramente vistiendo igual de los pies a la cabeza, pero en silencio. Parecían estar disfrutando.

Era extraña la rapidez con que se olvidaba que ellos estaban ahí, pero su silencio no ayudaba. Aún así se sintió un poco mejor de verlos allí.

— Qué calor hace... —se quejó buscando su bebida, pero se dio cuenta que se había derramado en la arena— carajo, ahora tengo que ir por otra.

Se sentó en la silla dispuesto a ir a la barra a pedir algo, pero en ese momento ambos chicos se pusieron de pie.

— Yo voy. —dijeron al mismo tiempo, volviendo a hacer que su jefe se extrañara, por enésima vez.

Jooheon los vio a ambos y se rascó el cuello.

— ¿Los dos? —cuestionó sin saber qué decir.

Ellos se miraron entre sí y de no ser porque ambos tenían sus gafas de sol puestas, Jooheon hubiera sido capaz de ver aquellas amenazantes miradas que se dedicaban.

— Yo iba para allá, también quería una bebida... —afirmó.

Changkyun sonrió con molestia.

— Justo pensé lo mismo... —replicó.

Antes de que Jooheon pudiera decir algo más, ambos comenzaron a caminar con prisas hacia la barra, dejando a su jefe con la palabra en la boca. Pero él decidió que ya no quería seguir interfiriendo en ese tipo de cosas así que simplemente volvió a su silla, soltó un largo suspiro y se puso los auriculares.

— Eres insoportable. —admitió Minhyuk— ni siquiera tienes originalidad para mentir.

Changkyun rodó los ojos.

— Eso es porque yo no soy un mentiroso. —soltó con altanería— yo si tengo modales, no como tú, gata callejera.

Minhyuk se enfadó tanto que en cuanto Changkyun se volteó para pedir las bebidas en la barra, lo tomó del cabello. El menor no tuvo tiempo a reaccionar cuando ya estaba cayendo de espaldas sobre la arena y soltando un grito.

— ¡Pues mira lo que esta gata te hará! —le gruñó acercándose a él para pelear.

Afortunadamente Changkyun tenía buenos reflejos y en cuanto Minhyuk se acercó, contraatacó también tirando de su cabello, entonces ambos empezaron a rodar por la arena forjeceando, tirándose de los cabellos y rasguñandose en cuanto tenían la oportunidad. Todo frente a la vista de un enorme grupo de personas que se quedaron estupefactos de ver como dos personas habían un acto de ese estilo en la playa privada del mejor hotel de la isla.

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