Miranda
Mi hermana a pasado media tarde en mi habitación, pero por fin se va, después de una charla en la que han sobrado los avisos y las recriminaciones. Me tomo un ibuprofeno y me preparo una infusión ya que la jaqueca está haciendo acto de presencia en mi cabeza, y pronto el dolor será tan intenso que no podré ni tener los ojos abiertos por culpa de la luz.
No se como se ha enterado ni si me ha visto con Conrad pero me ha estado explicando por activa y por pasiva, todo por lo que he pasado con él y por lo que sería una estupidez volver a ese mundo. No he podido hacer otra cosa que darle la razón, pues es lo que siento, se lo que no quiero, y es volver a esa vida, no podría resistir otra vez las humillaciones que tuve que soportar.
Pero en su rostro he visto duda, y eso me ha dolido, no esperaba que confiase en mi, pero tampoco esperaba que se pensase que iba a volver corriendo tras él, y por eso en cuanto se ha ido me he puesto a llorar, no solo por la desconfianza de mi hermana, si no por todo lo que fui capaz de soportar, por como pisotee mi personalidad y me dejé manipular al antojo de una persona que no era capaz de valorar nada de mi. Me acuesto un rato en la cama intentando poder descansar y hacer que mi cerebro deje de traicionarme y mandarme pensamientos que solo hacen aumentar el malestar.
El sonido del teléfono me despierta de sopetón, y veo el nombre de mi hermana iluminando la pantalla.
—Es muy pronto incluso para ti, ¿que quieres?— mi voz suena ronca, a causa de llevar horas durmiendo.
—Solo te llamaba para decirte que muevas tu culo y que te arregles, hoy es viernes y eso significa que los chicos deben cumplir la apuesta.
—¿De verdad me has despertado por lo de la apuesta?— le recrimino pero no puedo evitar sonreír por volver a tener la complicidad que siempre hemos tenido Isabella y yo, pero que estuvo tan ausente durante años.
—Vamos que me han dicho que te avise, al parecer, nos llevan de picnic.
Su voz suena tan emocionada, y es tan admirable que Connor le haya devuelto la felicidad, y que pueda disfrutar de su vida como se merece, y aunque no me apetezca hacer nada y quedarme encerrada en mi habitación, se que tengo que ir y estar a su lado, porque se lo merece.
—Vale, dame media hora y pasar por mi no pienso ir hasta tu casa.— escucho la risa de Connor que retumba el altavoz, y aunque no escucho lo que le contesta Isabella, le produce una risotada mayor pues terminan los dos riéndose.
—Claro, ahora nos vemos, te quiero.
Me decido por unos vaqueros cortos, una camiseta de tirantes azul celeste, y unas sandalias entrelazadas. En cuanto al pelo, lo dejo suelto, menos un par de mechones que me los he recogido con una pinza. Aun no he empezado a maquillarme un poco cuando escucho la puerta de la entrada sonar.
—¡Voy!—grito desde el baño pero vuelven a tocar con fuerza.
Me doy prisa y abro la puerta de mala manera, por las formas en las que mi hermana ha tocado, sabiendo que aun no han pasado ni veinte minutos desde que me ha avisado.
—¿Pero tu que haces aquí?— me quedo literalmente de piedra al ver a Max frente a mi.
—Buenos días a ti también —contesta con una sonrisa radiante, sin dejar de mirarme de forma intimidante.
—No me has contestado, tenían que venir mi hermana y Connor a por mi, no tú.
—Han habido cambio de planes, ellos se han ido delante con la moto, y me pidieron que fuese a por ti, y aquí estoy.
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Mi tramposa favorita
Roman pour AdolescentsSINOPSIS Por fin está preparada, Miranda va a afrontar su primer año de universidad, y está dispuesta a dejar atrás las malas influencias y hábitos que ha tenido, casi todas relacionadas con hombres, que además le han alejado de sus propósitos. Max...