No tuvimos tiempo de decir ni media palabra cuando el juego comenzó a moverse azotándonos contra una de las paredes de la cabina, todo lo que se podía escuchar fueron quejidos de dolor y los golpes secos contra la superficie. Sentía un dolor punzante en varias partes de mi cuerpo y no podía concentrarme.
En algún punto, entre tanto golpe, el juego terminó azotándonos de nuevo contra la compuerta de la cabina.
La puerta de ésta se abrió por la fuerza del impacto y de alguna forma logré sujetarme de un barrote de apoyo.
Y tal vez fue inercia o la adrenalina del momento, pero algo en mí decidió no dejar caer al noruego esta vez, y lo sujeté de su asquerosa sudadera roja. Creo que él estaba tan asombrado como yo.
Lo más curioso de la escena era ver que la gente ni se inmutaba ante la evidente falla mortífera del juego mecánico, como si fuese algo normal de todos los días.
Duramos un tiempo así, hubieron muchos momentos en los que creí que moririamos pero un movimiento brusco del mismo juego descontrolado nos metió de vuelta a la cabina.
Y ahora que estábamos más... concientes, reaccionamos rápidamente y nos amarramos el cinturón tan rápido como pudimos, ni siquiera usando el broche, meramente atado como las agujetas de los zapatos.
Hubo un silencio sepulcral en la cabina que finalmente se hallaba cerrada, y poco a poco el balanceo de lado a lado cesó.
Debía estar soñando, pues si por fin la cabina era estable, tenía otro problema respirando al lado mío en ese momento.
Y por si su presencia fuera poco, estábamos atados por el mismo cinturón, sip, el mismo cinturón.
Resulta que ser considerados los más listos en un grupo en el que se hallan Edd y Matt, tal vez no requería un coeficiente intelectual tan alto como uno creería.
En pocas palabras ninguno pensó bien las cosas.
El ambiente paso de ser una batalla por sobrevivir a un ambiente pesado y tenso, ninguno dijo nada por un rato y eso sólo lo hizo más extraño, aún cuando el juego seguía siento algo agresivo, todo eso pasó a un segundo plano comparado con el miedo de hace rato.
Como era de esperarse empecé a divagar otra vez, ¿por qué diablos lo había salvado?, ¿por qué me molestaba?, ¿no era lo que quería?, ¿que siguiera con vida?
Mi cabeza empezó a doler de nuevo, me preguntaba si todo esto era mi culpa y mi falta de sueño jugandome una mala pasada como siempre. En mi cabeza todo daba vueltas y me empecé a sentir mal, y cuando estaba empezando a pensar que tal vez saltar de ese juego mecánico en movimiento no era tan mala opción, por fin se rompió el silencio, o eso creo.
-Gracias-. Creí escucharlo decir esas palabras, pero el ruido de la maquina me hizo dudar si realmente lo había dicho, así que asumí que había sido mi imaginación y no respondí.
No hubiera sabido que responder de igual modo, ¿qué se supone que le diga a la persona que casi asesino después de que me de las gracias?
¿No hay de qué, sujeto que intenté matar después de que quiso matarme primero?
Esto parecía el inicio de una estúpida broma de humor negro: "Un alcohólico deprimido y un comunista entran a un juego mecánico"
Mi vida entera parecía un chiste en ese momento.
El tiempo que duramos ahí se me hizo eterno, tenía el estomago revuelto de tantos zarandeos más el pánico que vino con la experiencia, pero finalmente paró de moverse, y mientras esperábamos nuestro turno para descender se hizo el silencio.
Ambos estábamos notoriamente incómodos con la situación y evitamos a toda costa el contacto visual, como si el techo y el suelo furan nuestra salvación.
Pero no pude evitar mirarlo un poco de reojo, su parte herida era lo único de su rostro que había en mi campo de visión, me perturbaba ver esas heridas tan profundas, algunas partes sangraban como resultado de los golpes de hace rato, y antes no lo había notado, pero se removia y temblaba en su lugar, supuse yo por el dolor.
La culpa nuevamente hizo presencia y no pude sostener más la mirada. ¿Yo hice eso?
¿Le dolera mucho?, ¿debería de hacer algo?, ¿decirle algo...?
Entre todos esos pensamientos y sentimientos encontrados solo atine a decir un torpe y estupido: -De nada-. Que salió más atropellado y entrecortado de lo que desearía, mi voz por poco se rompe y rogaba por todos los santos pasteles en sartenes que no lo hubiera notado.
Rápidamente giro su cabeza a mi dirección cómo como si estuviera reclamandome con la mirada y fue cuando me di cuenta de lo mal que quedaba en esa situación.
Mierda Tomas, ¿enserio?
-No lo digo por tu cara, lo digo por lo del gracias y el-, y por eso..., yo eh..., me callo, por eso yo me callo, si-. Hablé tan rápido que ni yo me entendí, así que dudaba que el me hubiera entendido, y aunque hubo confusión en su rostro, no comentó nada al respecto.
Eso no ayudó, en absoluto. Entonces me dije: Si esto es solo una puta pesadilla, entonces está vez no lo dejaré así, no. La culpa no se iba y ésta era mi oportunidad.
-¿Eso- -. No pude formular la pregunta, un nudo en mi garganta se empezó a formar, así que sólo hice unas vagas señas refiriéndome a sus herdias. -¿fui yo?-. Mi voz salió algo afligida, pero no pude hacer nada al respecto.
El me miró y al captar el mensaje se tenso en su lugar, creo que lo tomé por sorpresa.
Al ver que no respondía la ansiedad aumentaba así que solo suspire pesadamente intentando librarme de la tensión que yo solo creé.
-Creí que habías- -. Corté mis palabras nuevamente. -¡¿por qué tardan tanto en bajarnos?, maldición!-.
Y como si mis palabras fueran mágicas llego nuestro turno, el noruego entonces se desató tan rápido como pudo y hullo de la incómoda escena casi a saltos y escabullendose entre la muchedumbre. Intenté detenerlo pues aún no había procesado todo este suceso, pero fue imposible, lo perdí de vista.
-Necesito un puto trago-. Dije para después beber de mi confiable cantimplora.
-que sean 10...-
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This isn't the end [hiatus bipolar]
Fanfiction| Fanfic | TomTord | NO HAY +18 | Gay Ship | SINOPSIS: Thomas Ridgewell sufre en silencio la perdida de su "no amigo" tras el incidente del robot gigante y el arpón mientras trata de esconder de sus amigos: Edward Gould y Matthew Hargreaves; el apre...