Capítulo 1

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Pesaba demasiado, pensaba tanto que sentía que su cuello se iba a romper, la corona pesaba demasiado, Minseok trataba de sonreír y aceptar las reverencias de las personas que se acercaban, sonreír y dar la mano, ser ecuánime y calmado, pero Minseok quería salir corriendo y esconderse debajo de la cama y no salir nunca. Esa corona pesaba demasiado, le dolía la cabeza.

- Mis felicitaciones Rey Minseok.- le dio la mano el Rey de Fénix, un hombre que había visto desde que era un niño cuando hacían reuniones en el palacio, ahora lo trataba como su igual, ahora era su igual, porque Minseok era Rey.

- Gracias.- Fue lo único que pudo contestar y vio que detrás de él estaban Chanyeol y Baekhyun, extrañaba a Baekhyun, no había durado nada viviendo en el palacio, cuando ya se fue a vivir a Fénix, era tan triste que no pudiera tenerlo más tiempo con él.

- Felicitaciones Minseok, estoy seguro de que serás un excelente rey.- Dijo Chanyeol mientras le daba la mano y Baekhyun se acercó y le dio un abrazo que no era para nada parte del protocolo pero era muy necesitado.

- Woah, la corona es tan brillante, y mira esas esmeraldas y esos rubíes, tienen el tamaño de un limón. Es increíble.- dijo Baekhyun admirando la corona en la cabeza de Minseok y este solo sonrió, si tan solo supiera Baekhyun cuanto pesaba.

- No te preocupes Baek, te mandaré hacer una corona con diamantes tan grandes como manzanas.- Comento Chanyeol mientras le besaba el cuello y las cosquillas hicieron que Baekhyun se riera. El rey de Fénix carraspeó dándoles a entender que esa no era la forma de comportarse en un evento de coronación, no importaba si el nuevo rey era el hermano mayor del príncipe Baekhyun.

A Minseok le alegraba que su hermano menor fuera feliz, incluso sí su matrimonio podía catalogarse como un “matrimonio por conveniencia diplomática” Baekhyun y Chanyeol estaban tan enamorados, y eso era lo único que verdaderamente importaba, el amor, esas fueran las últimas palabras que su abuelo, el antiguo rey, le dio a Minseok.

Miro alrededor y lo único que veía eran dignatarios, realeza, aristocracia, todos lo miraban esperando tanto de él, y el se había educado desde niño para este día, para ser rey, entonces porque sentía que no estaba preparado para serlo, quería gritar y hablar con alguien sus inseguridades, pero eso sería demostrar debilidad. La celebración de la coronación acabo entrada la noche y las personas se fueron poco a poco, hasta que quedó Minseok solo en el salón rodeado de guardias y sirvientes.

- Voy a dormir.- informo en un suspiro y se levantó para irse a su habitación, cinco guardias lo siguieron y esto lo estreso, estaba acostumbrado a tener un guardia detrás de él, solo uno, no cinco, como se supone que iba a vivir en paz con cinco personas siguiéndolo, se volvió a los guardias que dejaron de caminar hasta estar a una distancia prudencial de él y hablo.- con Jongdae es suficiente, solo voy a ir a mi habitación.- Los guardias hablaron entre ellos y luego se retiraron, no podían desobedecer al rey, solo quedo Jongdae, que hizo una reverencia y espero una orden. Minseok siguió caminado y cuando llegó a su habitación fue interrumpido por Jongdae.

- Su majestad no va a utilizar la habitación principal?- le pregunto el guardia antes de que Minseok abriera la puerta. El no había pensado en eso, la habitación del rey, no había estado en ella desde que su abuelo murió en ese lugar, no estaba muy seguro de querer dormir allí.

- Está preparada?

- La servidumbre la prepara y limpia cada día, su Majestad.

- Jongdae por favor….

- Alguna orden su Majestad?

- Si me vuelves a llamar Su Majestad voy a hacer que de den 1000 azotes, Jongdae.- Lo miro fijamente y Jongdae tembló un poco, no por la amenaza sino porque tener esos ojos de gato encima suyo lo ponía nervioso, cada día más nervioso.

- Por lo menos entra en la habitación y entonces te llamaré como quieras.- susurro Jongdae mirando hacia ambos lados y Minseok se dio cuenta de que estaba cuidando las formas frente a los demás sirvientes, porque sabía que la gente miraba con malos ojos que Minseok tuviera como hombre de confianza a un simple guardia, y siempre que hablaban de esto salía a colación su madre, Minseok lo sabía pero no hacía comentarios sobre esto porque le avergonzaba demasiado, así que asintió y entro a la habitación con Jongdae siguiéndolo.

Una vez en la habitación dio un respiro profundo, y sintió como si fuera el primero que hubiera dado en el día, le dolían los hombros y la cabeza, y esa estúpida corona que no demoró en quitarse y arrojarla en la cama, quitándose luego esa aparatosa chaqueta del rey.

- Pensé que estarías más feliz el día de tu coronación Minseok, habías soñado con esto toda tu vida.- dijo Jongdae sin retirarse de la puerta viendo un punto fijo en la pared para no ver a Minseok mientras se quitaba el resto de la ropa y se ponía una bata para dormir.

- Yo también lo pensé Jongdae, también pensé que sería más fácil, pero…Jongdae yo no estoy listo, yo no soy como mi abuelo, no sé qué hacer, no sé cómo hacerlo, que voy a hacer? Y si hago algo mal, y si perjudicó al reino? – Soltó todo lo que tenía adentro y se sintió un poco mejor de poder contarle a alguien su inseguridad, después de todo era Jongdae, nadie lo conocía mejor que él.

- Te has preparado toda la vida para esto, y no conozco una persona que merezca más ser rey que tú, lo harás bien.- Le dijo lo que necesitaba oír , Minseok no soporto más y se tiró a los brazos de Jongdae para que lo abrazara, Minseok era una persona que no podía demostrar debilidad alguna, por eso soportaba todo lo que podía y luego le pedía a Jongdae que lo abrazara fuerte, tan fuerte que le sacara el aire, porque eso lo hacía sentir seguro, lo hacía sentir que podía ser débil y no iba a caer porque tenía a alguien fuerte sosteniéndolo. Jongdae por eso lo abrazó tan fuerte como pudo y trato de distraerse del olor floral de Minseok viendo por la ventana, entendía que Minseok necesitaba un amigo que lo apoyará en esos momentos, entendía que era difícil la situación por la que estaba pasando, pero si tan solo Minseok supiera lo torturante que era para Jongdae abrazarlo amistosamente, darle unas palmaditas en la espalda y decir que todo estaba bien, porque cada vez que Jongdae sentía tan cerca el calor del cuerpo de Minseok en lo único que podía pensar era el arrojarlo a la cama, desnudarlo por completo y hacerlo suyo, y se sentía como la peor escoria del mundo porque Minseok veía en el un amigo sincero, si supiera las cosas que soñaba Jongdae con él se aterraría y lo mandaría colgar.

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La primera vez que Jongdae vio a Minseok pensó que era una especie de ángel, como los querubines que aparecían en las pinturas de la iglesia, solo le faltaban un par de alitas, era el niño más hermoso que había visto en la vida y Jongdae de 7 años se prometió que ese ángel sería su amigo. 

La madre de Jongdae fue contratada en el palacio para cuidar a Jongin después de la muerte de su madre, Jongin solo tenía 5 años y era muy travieso, por lo que era necesario tener a una nana cuidandolo todo el tiempo, pero Jongin no le agradaba, era feo y llorón, y siempre le daba patadas a Jongdae cuando esté evitaba que saliera al jardín, así que pronto dejo de ayudarle a su madre a cuidar de Jongin y se dedicó a seguir a Minseok a donde esté fuera.

Minseok, el príncipe heredero, a sus 10 años creía ser muy maduro y  veía a Jongdae como un mocoso fastidioso que lo seguía a todas partes, aunque este se escondiera detrás de las columnas cuando Minseok volteaba a verlo, era muy molesto, tenía que estar estudiando, practicando lecciones de esgrima, aprendiendo otros idiomas, no preocupándose por un niño molesto acosador, así que un día lo encaro dispuesto a quitárselo de encima.
- Que quieres niño?- pregunto con toda la arrogancia que podía, porque Minseok al ser el príncipe heredero y futuro rey, consideraba que era mejor que Jongdae.
- Na….nada.- Contesto tartamudeando al saberse descubierto, viendo más de cerca esa belleza artística de Minseok, su mejillas llenas y suaves, su piel blanca como leche y tan tersa como un durazno, y sus ojos, sus ojos eran lo más hermoso que había visto Jongdae en su vida, definitivamente Minseok era un angelito.

- Entonces deja de seguirme.- le dijo Minseok de mala manera y siguió con su camino, pero Jongdae no lo iba a dejar ir tan fácil, no después de haber conseguido su atención.

- Eres un ángel?- pregunto el pequeño corriendo tras de el y Minseok solo soltó una carcajada.

- No soy un angel, me ves alas o algo así?

- Eres muy hermoso, pareces un ángel de esos que salen en las pinturas.- Minseok se sonrojo sin saber porqué y siguió caminado ignorándolo.- Me llamo Kim Jongdae.- se presentó el niño corriendo para estar de frente a Minseok y a él le llamó la atención que el apellido de ese niño fuera el mismo que el de su papá.

- Yo…soy Minseok….príncipe del dorado.- se presentó también porque así se lo habían enseñado, pero nunca le habían enseñado como debía presentarse ante un plebeyo.

- Lo se, mi mamá trabaja aquí, ella cuida al príncipe Jongin.- comento ahora caminado a la par de Minseok, trataba de llevarle el ritmo porque Minseok era más alto que él. Entonces Minseok recordó lo que había escuchado en el salón real, sobre la nueva encargada de su hermano, era la viuda de un guardia real, que había muerto defendiendo al abuelo de una emboscada de la resistencia, su abuelo en agradecimiento le dio trabajo a la viuda como servidumbre del castillo, para que tuviera una forma honorable de sustentar su vida. Entonces sintió un poco de pesar por ese niño, los guardias reales tenían una vida más o menos acomodada, seguramente él y su madre estaban acostumbrados a vivir muy bien, y ahora se veían reducidos a la vida de la servidumbre. Así que por simple simpatía dejo que ese niño lo siguiera y no dijo nada.

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-Lo hiciste increíble Minseok, tu postura es excelente.- comento Jongdae palmeándole el hombro con una sonrisa y Minseok se pregunto en qué momento ese mocoso se había vuelto igual de alto a él.

- La postura es excelente, pero eso no es suficiente, necesito ganar.- Espeto ofendido, lanzando su espada al suelo frustrado, su postura era perfecta evidentemente, porque se esforzaba porque fuera así, pero cuando tenía que aplicarla en una práctica le daba miedo y se volvía torpe, solo caminaba hacia atrás huyendo de la espada ajena, mientras que Jongdae se lanzaba con todo hacía el entrenador, sin miedo ninguno. Y con 15 años Minseok era absurdamente competitivo, no le gustaba para nada que un niño de 12 años fuera mejor que él en el esgrima.

- Pero no le puedes ganar al profesor Siwon, el lleva años entrenado, es un experto.

- Pero tu le ganaste.

- Una vez Minseok, y seguramente estaba desconcentrado mirando como Heechul regaba las rosas, ya sabes que se pone como tonto con el jardinero.

- Heechul podría estar bailando semidesnudo en la mitad de jardín y ni aún así yo podría ganarle a Siwon.- suspiro decepcionado de sí mismo mientras se sentaba en la hierba y veía que Jongin practicaba con Siwon al otro lado del jardín. – Tu eres mejor que yo.- comento por lo bajo sintiéndose estúpido de comentarle su inseguridad a un criado.

- Tal vez este en mi sangre, ser un guerrero.- Comento Jongdae como si nada sentándose junto a él, se supone que debía negar tal declaración, no confirmar que era mejor que el príncipe.

- Tal vez.- contesto mirando al cielo, tenía sentido, el padre de Jongdae había sido un guerrero de élite en la guardia real, por eso Jongdae disfrutaba tanto peleando aunque se cortará y se golpeara. Pero su padre era un ministro remilgoso, lo más cercano a pelear que hacía su padre era darle bofetadas y palazos a Minseok cuando este decía algo que no le gusta, definitivamente no estaba en su sangre luchar, mucho menos le gustaba, el prefería leer poesía y filosofía en la biblioteca con el profesor Changmin, que era tan apuesto y caballeroso con él, Minseok se sonrojo y saco inmediatamente a su maestro de sus pensamientos.

- Otra vez.- pidió Minseok levantándose del suelo y enfrentando otra vez a Jongdae, y está vez le gano, pero él no era estúpido, pudo darse cuenta de que Jongdae le había dejado ganar, y eso le molestó demasiado, porque el a pesar de no importarle la lucha o el esgrima era una persona extremadamente competitiva, y le gustaba ser el mejor y destacarse, así que le pareció una ofensa imperdonable que lo dejara ganar, por lo que lo empujó y se fue corriendo a su habitación ofendido.

Se baño, se cambió de ropa y se fue a la biblioteca, era lo único que lo haría sentir mejor en ese momento, leer. Y también no iba a negar que el profesor Changmin hacia que la lectura fuera mejor, era su profesor de filosofía, y era extremadamente guapo, Minseok descubrió con su profesor de filosofía que encontraba las formas fuertes y angulosas de los hombres más atractivas que las suaves y redondas de las mujeres, pero poco importaba quien le gustará, el ya sabía desde los 7 años quien iba a ser su compañera de por vida, su padre la había escogido el mismo, asegurando que cuando mayor iba a ser una belleza excepcional y que el reino de Velvet, del cual era princesa tenía una mina de rubíes bastante grande, así que él poco se preocupaba por el amor, pero no podía dejar de ver el perfil del profesor y la forma en que su manzana de adán se movía cuando bebía el café.

-Su alteza, llegó muy temprano a la lección.- comento el profesor y Minseok enrojeció al ser descubierto mirándolo, solo asintió y se sentó en el escritorio.

- Estaba aburrido, quería leer un poco.- comento tratando de disipar su nerviosismo.

- Leer siempre es bueno para despejar la mente.- contesto el profesor tomando un libro de la biblioteca para luego pasárselo al joven príncipe. Este solo pudo asentir poniéndose rojo por la sonrisa del profesor mientras su corazón le latía rapidísimo.

Está situación con su profesor tenía muy confundido a Minseok, era la primera vez que le pasaba eso, sentía el estómago revuelto, el corazón latiendo rápido, la cara roja, era horrible, se sentía demasiado nervioso estando con él, tenía la cabeza revuelta y tenía que decírselo a alguien, necesitaba que alguien le dijera que hacer, y en la única persona que pudo pensar fue Jongdae, el siempre lo escuchaba y a veces le daba uno que otro consejo aunque fuera un mocoso tonto, por eso fue directamente a la cocina donde sabía que lo iba a encontrar robando galletas que hacía la nana.

-Tienes un momento?- Susurro tratando de no llamar la atención de nadie más. El otro solo asintió porque tenía la boca llena de galletas cómo era de esperarse y siguió a Minseok cuando este se retiró.

- Que quieres decirme Minnie?- Pregunto limpiándose las migajas.

- Ya te he dicho que no me llames así.

- Pero el rey…

- El rey es el único que puede llamarme así, incluso no me gusta que él lo haga, Minnie suena a nombre de niña.

- Minnie suena lindo.- refunfuño mientras se sentaba junto a Minseok mirando el jardín principal.

- Lo que quería decirte es que tengo un problema, y pienso que tal vez  compartirlo con alguien pueda ayudarme.- dijo seriamente mirando al pequeño Jongdae con esos ojos intensos tanto que lo hizo tragar duro.- creo que estoy enamorado.

- De….de …de qui..quien?- pregunto Jongdae rojo tartamudeando, fue un impacto tal confesión, y el pequeño Jongdae de 12 años solo podía repetir en su mente “que sea yo, que sea yo, que sea yo”

- Del profesor Changmin.- contesto serio y seguro y Jongdae sintió como si le tirarán un cubo de agua fría encima.

- Chang….Min? El de la biblioteca?- pregunto el pequeño tratando de procesar la nueva información, que tiene ese tipo que no tenga él…..bueno, es apuesto….y muy alto….y es inteligente….mierda.

- Si, mi corazón comienza a latir muy rápido cada vez que estoy con él, no sé cómo explicarlo, mi estómago se siente revuelto, y me gusta estar con él, creo que estoy enamorado Jongdae…..pero no le puedes contar a nadie, ni siquiera a tu mamá.- pidió Minseok mientras el corazón de Jongdae se partía en pedacitos cada vez más pequeñitos. Lo que describía Minseok era lo que él sentía cada vez que estaba con el, lo había sentido desde la primera vez, y Minseok se sentía así por alguien más, por el engreído ese de Shim Changmin que siempre lo mira mal cuando entraba hablando muy fuerte a la biblioteca. Estaba enfadado, dolido, decepcionado, se sentía traicionado, porque el merecía que Minseok se sintiera así por él, no por nadie más.

- Entiendo.- dijo Jongdae con cara seria e inexpresiva mirando al frente.

- Qué piensas que deba hacer sobre ello?- Pregunto desesperado, porque lo que necesitaba en ese momento era los consejos de Jongdae, ya que era inmaduro e infantil pero siempre tenía una idea nueva para ayudarlo a salir de un aprieto, o que por lo menos le dijera que estaba bien y le palmeara el hombro.

- No se…….debo irme, mi madre me pidió que le ayudara con algo, adiós.- dijo Jongdae y estaba mintiendo, no dejo que le respondiera, solo se fue, quería estar solo, quería alejarse de Minseok porque la boca se le puso amarga y estaba seguro de que si estaba allí un segundo más iba a comenzar a llorar y no quería eso, no quería que Minseok se diera cuenta de sus sentimientos porque en ese momento poco o nada servían.

Mi Rey (ChenMin) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora