Capítulo 3

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—Hiciste que?- exclamó Minseok y su padre ni siquiera se inmutó en el tono que lo hizo, no le importaba, sabía que iba a reaccionar así.

—Mande una comisión para traer a tu prometida Minseok, cual es el problema? Entre más rápido anexemos el reino de Velvet al nuestro, podremos iniciar la excavación de las minas de Rubí.- contesto mirándose las uñas mientras suspiraba un tanto exasperado.

—Padre, yo no estoy preparado, acabe de ser coronado, estoy empalmando con mi antecesor, no tengo tiempo para una boda – dijo firmemente tratando de zanjar el tema, el era el rey.

—No me creas estúpido Minseok, llevas empalmando con tu antecesor años antes de que el viejo decrépito se muriera, cual es tu problema con Irene, es suficientemente bonita, te lo aseguro….no quiero imaginarme cosas Minseok, pero espero que tu problema no tenga que ver con el bastardo de tu perro faldero.

—No se de que hablas.- contesto Minseok ofendido sin mirarlo a los ojos siquiera, el ambiente se había puesto pesado.

—Mas te vale Minseok, de todas formas Irene ya viene para acá, el contrato dice que ustedes se casarían cuando fueras coronado, ya fuiste coronado, ahora te casas, y espero que sea bien recibida.- con esto se acabó la discusión y su padre salió por la puerta como si su decisión fue inapelable, como si su padre fuera el rey y no Minseok.

Se sentó pesadamente en la silla de su despacho y vio la corona real en el escritorio, de que le servía ser el soberano de una nación, si ni siquiera podía ser soberano de su propia vida, no estaba negándose a casarse con Irene, el ya había aceptado que ese era su destino, entonces porque se sentía tan mal por su llegada.

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Todo el salón principal estaba preparado para la llegada de la princesa de Velvet, había toda clase de manjares y bebidas, música ligera, decoración, todo preparado por el padre de Minseok que estaba más emocionado que el propio rey por la llegada de la prometida. Cuando entro en la sala todos quedaron asombrados con la imagen de la princesa, su piel parecía porcelana, labios pequeños y rojos, y su pequeña figura aniñada a pesar de tener casi la misma edad que Minseok, le había quitado el aliento a todos en el gran salón. Incluso al rey.

—Princesa Irene, sea bienvenida.- se apresuró el padre del rey a hablar y la chica solo asintió un poco avergonzada por ser el foco de atención de tantas personas.

—Gracias.- comento con una suave vocecita y al ver a Minseok fue directamente a él y se inclinó en sumisión al que sería su nuevo rey, y su esposo.—Su majestad, gracias por recibirme.

—….No es nada ….Hace bastante tiempo que no te veía Irene….has cambiado.- musitó Minseok tratando de hacer conversación incómodo porque todos los miraban en silencio esperando algo.

—Casi 20 años su majestad.- Contesto la princesa del Velvet sin levantar la mirada del suelo.

—Por favor Irene, no me llames Majestad, llámame Minseok, y yo te llamaré Irene, después de todo….nos vamos a casar.- dijo lo último casi en un susurro porque decirlo en voz alta era un golpe de realidad bastante fuerte, desde que tenía memoria sabía que se iba a casar con Irene, pero tenerla en frente y decirlo fuerte lo hacía todo más real y cercano, y el vértigo le lleno el estómago y de pronto se sintió mareado, tratando de buscar un poco de paz busco con la mirada a Jongdae, pero este no le miraba, tenía la mirada fija al frente y la mandíbula tensa, todo su cuerpo estaba tenso.

—Esta bien….Minseok.- Pronunció la princesa sin mucha seguridad y se postro a un lado de Minseok.

El banquete sucedió entre silencios, susurros, miradas y mayormente la potente voz del padre de Minseok halagando la belleza de la princesa de Velvet haciendo que está se removiera en su asiento con una expresión de incomodidad que no pasaba desapercibida por Minseok. Sentado en la mesa se tomó el tiempo de apreciar mejor a Irene, definitivamente era hermosa, probablemente era la mujer más hermosa que había visto en la vida, y sería su esposa, que se supone que deba sentir por su futura esposa? Mariposas en el estómago? Entre más la veía más bonita le parecía, y más se daba cuenta de que no estaba sintiendo nada por ella.

Mi Rey (ChenMin) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora