Mi Rey (ChenMin)

Capitulo 4

—Fue la resistencia, los rebeldes no estaban muy felices con la visita diplomática de Fénix al Dorado….su objetivo era matarlo, Su Majestad.- Dijo el consejero Junmyeon, pero Minseok no le ponía atención, toda su atención estaba concentrada en Jongdae que yacía en una cama pálido y sin moverse, llevaba una semana en ese estado, y Minseok se preguntaba si iba a despertar algún día, había perdido demasiada sangre, y aún así nunca paro de defenderlo, Minseok se sentía tan culpable, si no hubiera sido por defenderlo el no estaría así, su rostro no reflejaba nada, parecía….muerto, el miedo lleno el corazón de Minseok, y si se moría? Si Jongdae moría Minseok no se lo perdonaría nunca, no podría ser feliz nunca,—. No me parece correcto que el Rey esté en los aposentos privados de un guardia.- comento Junmyeon y se ganó una mirada afilada de los ojos felinos de Minseok, parecía un león listo para atacar

—No me digas que hacer.- contesto ácidamente y volvió su vista a Jongdae.

—Mi trabajo es decirle que hacer su majestad, por eso soy su consejero.- contesto suavemente, Podría decirse que tenían ese tipo de confianza ya que se conocían desde muy jóvenes así que Junmyeon no le intimidaba una orden real, no tanto como si le intimidaba una mala mirada de Minseok, a veces daba miedo.

—Lo siento….es que siento que …. siento que si lo dejo de mirar un minuto podría morir, no….no quiero que muera.- Dijo con la voz quebrada y eso suavizó el corazón de Junmyeon.

—Mirarlo o no mirarlo no va a cambiar su destino, si lo que desea es acompañar a Jongdae está bien, dejare unos guardias en la puerta….pero sea consciente de que esto aumentará las habladurías, bien sabe que muchas personas no ven con buenos ojos su amistad con su guardia, sobretodo porque….- Junmyeon hablo sin pensar pero lo corto a tiempo, pero no tan a tiempo ya que Minseok supo exactamente lo que iba a decir y le completo.

—Porque mi madre se acostaba con un guardia real, cierto? Todos los ministros piensan que al igual que mi madre me gusta revolcarme en las caballerizas con los caballeros de la guardia real, cierto? Esas son las habladurías , me importa poco lo que digan los ministros de mi, me importa poco lo que piense la servidumbre de mi, me importa muy poco si piensan que Jongdae es mi amante, no lo voy a dejar solo, no ahora, no cuando se está muriendo.- gritó prácticamente y Junmyeon retrocedió ante el enfado de su rey.

—No me preocupa tanto las viles mentiras que inventan de ti Minseok, me preocupa más lo que de verdad sientes por este guardia, me preocupa cuando estamos a semanas de tu matrimonio.- dijo compasivo y cuando uso su nombre de pila Minseok supo que Junmyeon hablaba como amigo, no como consejero. Pero no respondió, solo dejo que se fuera y siguió viendo el rostro pálido de Jongdae que respiraba dificultosamente.

—Por favor Jongdae, no te mueras, no me dejes solo, que haría yo sin mi gato guardián?- dijo en voz baja mientras acariciaba suavemente el rostro de Jongdae, y se sintió culpable porque la última conversación que habían tenido había sido una pelea.

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Minseok entró al salón de visitas buscando a su padre, le había pedido que se encargará de la reparación del salón porque en el este momento no tenía tiempo de manejar presupuestos, estaba demasiado preocupado por Jongdae, le habían dicho que estaba allí pero no espero ver al sastre real tomando medidas de Irene mientras está estaba subida en un banquito mirando al frente tratando de ignorar cuando el ministro le decía lo hermosa que era. El hombre daba vueltas alrededor del banquito apreciando el trabajo del sastre que trataba de hacer un corte básico en papel de lo que sería el vestido de novia de Irene, daba ciertas indicaciones del color y los acabados del vestido, de pronto el padre de Minseok rozo sutilmente la cintura de Irene con la mano mirándola con una sonrisa extraña, la princesa solo frunció el ceño y se asustó ante el toque, Minseok se sintió enfermo por la escena, sabía que su padre le gustaba acosar jovencitas, solo que pensó que esto se reducía a la servidumbre, no creía que llegaría a hacerlo con la que se supone sería su futura esposa.