¡𝓛𝓸𝓼 𝓪𝓶𝓪𝓼!.

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Hoy me he levantado feliz, aunque triste porque me despedí de Leonardo, regresó a la Ciudad.
-Tía, hoy me iré con Rubén, así que no te preocupes, llegaré mañana.
-Ya vez, no te costaba nada hacer las pases con Ruben, mira, pareciera que no pasó nada entre ustedes.
-Si —digo riendo— me voy tía.
-Con cuidado.

Rubén es como un hermano para mí.

Voy más temprano de lo que hemos quedado pero no importa, nos hemos quedado de ver en la playa, no estoy muy segura de donde, pero espero estar bien.
Hoy me he vestido como cuando solía salir con Rubén, él y yo solíamos vestirnos igual, traigo unos pantalones cortos color negro y mi típica playera de Rammstein que dice We're living in Amerika y unos Vans color vino.
Mientras camino por la playa siento ganas de sentarme en la arena, me acerco a la orilla del mar y me siento.

Mientras observó el mar, escucho una voz.

-¿Tu tocaste nuestra puerta? —dice alguien sentándose al lado mio— ¿No? —pregunta mientras mira hacia el mar, yo lo volteó a ver y no se ni como reaccionar.
-S... Si —contesto nerviosa.
-Schneider —dice extendiendo la mano y yo extiendo la mía para saludarlo.
-Isabella —contesto sonriéndole.
-Y... ¿Encontraste a...
-Rubén —contesto— si lo encontré, habitación 19.
-Muy bien, ¿Irás al concierto esta noche noche?
-Claro que ire, también estuve en el de ayer.
-¿Irás a los dos eh?
-Si, ¿Como no iré a ver a mi banda favorita?
-Ya me di cuenta, hasta te tatuaste Rammstein en el brazo —dice tomando mi mano, y yo me pongo muy nerviosa.
-Tambien me tatué mi canción favorita —digo soltando su mano y señalando mi otro tatuaje del tiburón— mira.
-¡Cierto!, hasta dice Haifisch —dice riendo— bueno —se levanta y se sacude, dándome la mano para que me levante, yo le doy mi mano y me levanto temblando de los nervios— ha sido un placer hablar contigo Isabella —dice sonriendo.
-Igualmente señor Schneider.
-No me llames así.
-Schneider.
-Señor —dice riéndose— solo dime Schneider o Christoph, como quieras —dice soltando una carcajada.
-Esta bien Schneider, hasta luego.
-Hasta luego señorita Isabella.

Se despide y lo observó irse, ¡¿Que rayos acaba de pasar?!, ¡Schneider habló conmigo!, Cielos, lo veo irse y sigo caminando.

-Isabella, ahí estás, no fue buena idea solo decir que nos veíamos en la playa.
-Tienes razón Rubén —digo riendo.
-¡Hey!, Como en los viejos tiempos, vestidos igual —dice abriendo los brazos para abrasarme.

Rubén viene vestido exactamente igual que yo, pantalones cortos color negro, su playera de Rammstein, pero está solo dice Rammstein, y sus Vans azules.

-¿Que tienes? —pregunta mirándome seriamente- ¿Te sientes mal?.
-Estoy bien, solo que... Acabo de toparme con Christoph Schneider —le digo tapándome la cara de la vergüenza.
-¡¿Que?! —pregunta con cara de susto.
-Enserio, yo estaba sentada ahí en la arena y el se sentó a un lado de mi y dijo, tú eres la que toco la puerta y nos pusimos a platicar así como si nada.
-Woow eso es... —se frota la cara con una mano— increíble, por dios.
-Lo se, que loco —digo riéndome.
-¿Te gusta Christoph Schneider? —pregunta con los ojos entrecerrados.
-¡¿Que?!, ¿Que pregunta es esa Rubén?, Obviamente me gusta, así como me gusta Till, Richard, Paul, Flake y Oliver —digo riendo.
-Me refiero a que... —hace una larga pausa— ¡Ya se! ¡Lo amas!.
-¡Estás loco Rubén!
-Vamos, no te hagas, ni siquiera se ha casado, y con tus encantos —dice alborotando mi cabello— seguro lo conquistas.
-No digas esa clase de cosas Rubén —digo acomodando mi cabello— el nunca se fijaría en mi, y no lo amo, así que cálmate.
-Bueno —dice encogiendose de hombros— hay muchos planes para hoy.
-Pues ¿Que esperamos? Vamos.

°°°

Después de todo un día de andar de allá para acá, de comprar casi todo lo que veíamos y de recordar viejos tiempos, fuimos al concierto de Rammstein, admito que ambos gritábamos de la emoción, parecíamos dos locos, nos tocó estar la tercera fila, admito que los dos conciertos a los que fui fueron extraordinarios, no puedo elegir entre alguno de los dos.
Ahora estamos de nuevo y lo digo por mí, esperando poder tomarnos una foto con ellos, y de nuevo no tengo donde me den un autógrafo, ya es mi turno de tomarme foto con ellos, de nuevo.
-¡Aquí estás! —dice Schneider sonriendo y dándome un abrazo ¡por Dios!— chicos, ella es la que toco la puerta y se fue avergonzada, la misma que me encontré en la mañana.
-Aaaaaa la de los tatuajes —dice Till tomando mi mano girandola para ver mi tatuaje que dice Rammstein.
-Mira nadamás, este es asombroso —dice Richard tocando mi tatuaje del tiburón.
Mierda, esto es tan incómodo, siento una gran tensión, por Dios.
-Chicos mírenla se está poniendo roja de vergüenza, ya déjenla —dice Oliver riendo.
-Bueno ya, la foto, la foto —dice Schneider y los demás se ríen.

Nos acomodamos para que Rubén tome la foto, ya una vez tomadas las fotos de ambos les doy las gracias a los chicos y me despido de ellos.

-Isabella, tú vas con todos eh, quien te viera.
-Calmate Rubén solo...
-¡Te mueres por todos ellos! —dice gritando mientras regresamos al hotel— ¡Los amas! ¡Isabella ama a los chicos de Rammstein!.
-¡Cállate! —digo abalanzandome sobre él, dándole unos sapes haciendo que ambos caigamos.
-Lo siento —digo quitándome de encima de él.
-Ya entendí, dejare de gritar —dice levantándose y sacudiéndose la ropa— ¡Isabella ama a los chicos de Rammstein! —sigue gritando mientras huye de mi y yo corro detrás de él.

°°°

-Rubén, despierta, alguien está tocando la puerta.
-Ve tu, yo no quiero

Me levanto de la cama adormilada, anoche nos desvelamos recordando nuestra infancia juntos, estoy algo cansada, me dirijo a la puerta y la abro.

-Buenos días Isabella, espero no molestar, aunque por lo que veo, te acabo de levantar de la cama.
-No Schneider, no se preocupe.
-Llamame de tú, ¿Somos amigos no?.
-Claro —digo sonriéndole.
-¿Puedo? —dice señalando dentro de la habitación.
-Claro —digo abriendo más la puerta para que entre.
-Gracias.
-Sientate —digo señalando el sofá, por suerte desde aquí no se ve el cuarto dónde está durmiendo Rubén, está hecho un desastre.
-Claro, gracias.
-¿Que pasa?, ¿A que has venido? —digo sentándome al lado de el.
-Bueno he venido a invitarte.
-¿A donde? —digo exaltada.
-A los chicos les caiste bien y hoy no hicimos grandes planes, nos quedaremos en el hotel todo el día y como tú me dijiste el número de la habitación que estabas buscando supuse que estabas aquí y vine a buscarte.
-Ya veo —digo asombrada.
-Solo queremos conocerte, y bueno se que no rechazaras está invitación, porque, ¿Quien no querría ir con los chicos de Rammstein? —dice riendo— es broma, si no quieres ir no te preocupes.
-Claro, solo que, estoy sorprendida, y necesito cambiarme.

Justo en ese momento se escuchan ruidos desde la habitación donde duerme Rubén.

-¿Hay alguien más? —pregunta susurrando.
-Rubén, mi primo —contesto susurrando.
-Oh ya veo —me susurra.
-Si.
-¿Por qué susurramos?
-No lo sé —ambos reímos.

Rubén sale de la habitación todo despeinado y como su cabello es un poco rizado, peor.

-¿Quien era? —pregunta tallandose los ojos y bostezando, yo lo miro y señalo a Schneider.
-¡No mames!.
-¡Rubén!
-P... Per... Perdón, es la emoción, oh, estoy en fachas, Isabella, tú también, que vergüenza.

Rubén tiene razón, ambos estamos en fachas, pero Dios yo traigo unos shorts demasiado cortos y una blusa holgada de manga larga.

-Calmate —le digo riendo y Schneider ríe junto conmigo.
-Bueno —dice Schneider levantandose— Rubén, Isabella, fue un placer ponerlos nerviosos a ambos, por cierto en una hora Isabella, Habitación 16, no te vallas a equivocar eh —dice riendo.
-No lo olvidare Schneider —digo abriendo la puerta.

Schneider se despide dándome un abrazo y se va, yo cierro la puerta y volteo a ver a Rubén, está boquiabierto, yo no lo puedo creer, ambos solo nos miramos sin decir ni una palabra.

Mónica Danfel.

𝐒𝐄𝐂𝐇𝐒 𝐇𝐄𝐑𝐙𝐄𝐍 𝐃𝐈𝐄 𝐁𝐑𝐄𝐍𝐍𝐄𝐍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora