My favourite pianist. [HyeWon]

[12]

💓

"Hey... ¿todo bien?"

Las clases habían terminado y Sooyoung decidió que pasaría el resto de la tarde en la casa de Chaewon. Pensó que sería buena idea ver una película, pero inmediatamente descartó aquella idea al notar lo dispersa que estaba su amiga.

"Hyejoo no ha ido a clases desde el miércoles y está comenzando a preocuparme."

"¿Por qué te preocupa tanto?"

"Es que..." Un pesado suspiro salió de los labios de la menor. "La semana pasada se veía mucho mejor... Incluso se juntaba con nosotras en los tiempos libres, ¿recuerdas?"

"Chaewon-ah."

Sooyoung sujetó la cara de Chaewon entre sus manos, mirándole fijamente a los ojos.

"Sé que te gusta, pero no puedes dejar que tu vida se afecte por estarte preocupando por la vida de alguien más."

De todo lo que había dicho, Chaewon parecía tan sólo haber escuchado la primera parte; como consecuencia de esto, sintió su rostro calentarse lentamente, dándole a entender que estaba completamente roja.

"Perdona que te lo diga de esa forma, pero últimamente has estado muy distraída y estoy bastante segura de que la única cosa que está en tus pensamientos es Hyejoo, ¿no es así?"

Sooyoung sonrió con ternura al ver el enrojecido rostro de la menor, mientras que trataba de hablar sin éxito alguno.

Una notificación llegó al celular de la más alta, captando su atención inmediatamente. Un leve sonrojo apareció en sus mejillas después de unos segundos.

"E-Eh... Jiwoo me necesita, me tengo que ir."

Después de despedirse de ella, Sooyoung se fue, dejando a su amiga totalmente sola.

Sin siquiera saber por qué razón, Chaewon tomó su celular y llamó a Yerim. Su llamada fue atendida inmediatamente.

"¡Unnie!"

"Hey." sonrió. "¿Sabes algo de Hyejoo?"

"No responde mis mensajes." Yerim suspiró. "No sé por qué comenzó a actuar así tan de repente, la verdad."

"Ah... bueno, gracias."

Después de terminar la llamada, Chaewon salió de su casa y se dirigió a la pequeña tienda a la que siempre solía ir. No tenía ninguna razón para ir allí, realmente. Simplemente quería salir, cambiar un poco de ambiente.

Agarró una barra de chocolate y una botella de agua helada. Justo cuando estaba por salir, unas heladas manos se posaron en su cuello, tomándola por sorpresa.

Inmediatamente se volteó, encontrándose con la persona que menos esperaba ver.

"¡Shiah unnie!"