Lead
Tenía cero ganas de verle, pero era consciente de que no podía negarme. ¿Cómo vas a decirle a tu profesor que no quieres tener una tutoría? Me tocó tragarme las mil palabras que quería soltarle en un tono poco amigable y responder como si fuera un profesor más.
— Sin problema. Lo único que deberá ser rápido ya que tengo un compromiso luego — No tenía ninguna intención de faltar a mi palabra con el otro chico —. ¿Todo bien?
— Sí, no te preocupes que intentaré ser breve, pero creo que es algo que debo comentarte en persona.
Nos despedimos sin más, con un "hasta mañana" seco y colgué el teléfono.
Seguía tumbada en la cama, mirando el techo y casi sin parpadear. Me pasaban millones de preguntas por la cabeza, pero la principal era el motivo de la tutoría. No le había entregado ningún trabajo, ya que era el típico profesor "enrollado" que cree que no hay que asfixiar a los alumnos con tareas y aunque teníamos programado un examen, aún no lo habíamos hecho. ¿Me habría visto distraída en sus clases? Imposible, más allá de los primeros días, había estado prestando atención a cada palabra y cogiendo apuntes que luego repasaría en mi habitación.
Y así, entre vueltas y más vueltas, me quedé totalmente dormida hasta que el despertador me dio su particular buenos días por la mañana, aunque esta vez lo acompañaba el ruido de las gotas estampándose contra la ventana de mi habitación, augurando un día poco tranquilo.
Primero la ducha, luego vestirme, después ir a por el café y finalmente torturar mi muñeca cogiendo los apuntes de cada una de las clases. La mañana había pasado relativamente rápida y normal, hasta que llegó la clase de Rubén.
En esa clase no fue el Rubén seguro y confiado que estaba acostumbrada a tener como profesor. Se quedaba en blanco en algunos puntos, tartamudeaba más de una vez, el pulso le temblaba a la hora de escribir a la pizarra y hasta se equivocó en alguna de sus explicaciones, todo cosas totalmente impropias viniendo de él. Incluso pude escuchar algunos comentarios de mis "compañeros" de clase alertándose de la extraña situación. ¿Sería por lo que tenía que decirme? ¿Le habría pasado algo? Por primera vez, empezaba a preocuparme todo esto.
Cuando la clase terminó, disimulé delante del resto de alumnos y empecé a recoger las cosas más lentamente para quedarme la última sin levantar sospechas. No querías rumores ni comentarios del estilo "Mirad qué rara es, solo se relaciona con profesores". Ya había pasado muchas veces por esto y aunque no me afectaba, tampoco me hacía especial ilusión.
Mientras terminaba de recoger, pude desviar un segundo la mirada hacia Rubén y le vi cabizbajo, dubitativo y soltando algún que otro soplido. Esto empezaba a ser muy raro y la curiosidad pudo conmigo, así que aceleré, terminé de recogerlo todo y me acerqué despacio hasta tenerle a dos pasos de mí.
— ¿Querías hablar? — Empecé con un tono seco pero ingenuo, como si no hubiera notado sus nervios.
— Sí. — Se limitó a responder con voz temblorosa pero sin levantar la mirada y manteniéndose sentado en su silla. Ni rastro de esa sonrisa pícara que llevaba siempre dibujada en la cara.
— Dime.
— Verás — Hizo una pausa más larga de lo habitual que aún tensó más la situación —, esto no es fácil. Quería empezar pidiéndote disculpas por lo de la otra vez, me equivoqué.
— ¿El qué? No sé a qué te refieres — Claro que lo sabía, pero quería aparentar que lo había olvidado y la verdad, también me apetecía escuchar bien su discurso.

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Lovemark
RomantikDesde pequeña, a Nashwa le han enseñado que los estudios debían ser su única prioridad para continuar algún día con el legado de la gran empresa familiar. ¿Pero y si la distracción estuviera dentro de la misma clase y fuera el responsable de sus est...