Above the Fold
Mis piernas temblaban, mis manos no sabían dónde agarrarse y mi corazón creo que había decidido abandonar mi cuerpo.
¿Qué si podíamos hablar? ¿De qué? ¿Por qué? No tenía ni idea de que responderle a esa pregunta. ¿Querría comentarme el encontronazo en los pasillos? ¿Regañarme por no haber estado atenta en clase? ¿O quizás...? No, eso imposible.
Giré poco a poco la cabeza hacia él, sin atreverme a mirarle a los ojos. Mi mirada se centró en el último botón de su camisa mientras intentaba aparentar la mayor normalidad posible.
— Claro, dime — Intenté usar el tono más normal que había en mi repertorio. Mi cabeza seguía dando vueltas, esta vez sobre si había alargado demasiado la "o" sonando muy efusiva o por el contrario había sido todo con un tono demasiado seco.
— Verás... — Hizo una pausa de dos segundos antes de seguir que a mí terminó de saturarme — Cuando me ofrecieron este puesto pedí el historial de evaluaciones. Me llamó la atención que había una chica por encima de la media y pregunté por ella al director.
— Ajá — Me limité a exclamar en mitad de la conversación. No tenía ni idea de por dónde iban los tiros y eso, sumado a mis nulas conversaciones con chicos de su edad, me estaba creando mucha ansiedad.
— Me contó un poco tu situación familiar y que eres una de las mejores estudiantes que han pasado por aquí en los últimos años. Sin embargo, y metiéndome donde quizás no debería, — Levanté la cabeza para mirarle a los ojos esperando expectante por el final de esa frase — creo que deberías relacionarte más con otras personas. No te lo tomes a mal, solo es un consejo.
Podría haberme esperado cualquier cosa menos esa. Intenté contener mis ojos para que no se formaran lágrimas en ellos. No vi justo que un profesor me llamara antisocial a mi edad. ¿Qué se pensaba? Esto no era primaria para ir con los amiguitos a la hora del recreo, yo allí había venido a formarme como futura profesional.
Miles de respuestas se me pasaron por la cabeza y la mayoría no eran precisamente simpáticas. Él no sabía nada de mí y aunque fuera mi profesor no tenía derecho a juzgarme por si me relaciono o no con gente de mi clase o de mi edad. De golpe, había perdido cualquier atractivo que pudiera haberme causado anteriormente.
— Lo siento, pero mi prioridad son y seguirán siendo mis estudios. Gracias por el consejo, pero estoy bien.
Esperé un segundo para ver si volvía a soltar su mítica sonrisa que me habría hecho enfurecer más aún, pero no lo hizo. Simplemente se limitó a asentir con la cabeza y se quedó plantado mientras daba media vuelta en dirección, esta vez sí, a la salida de la clase.
Los cinco minutos de trayecto hacia mi habitación fueron con el (fallido) intento de dejar la mente en blanco, pero eran demasiadas cosas. ¿Me había sentido atraída por un profesor hoy? ¿Me habían reñido dos profesores en un mismo día? ¿Me había llamado antisocial el nuevo profesor?
Con tanto debate interno lo máximo que pude hacer fue entrar en mi cuarto, dejarlo todo en el suelo y tirarme en la cama con los ojos cerrados. ¿Qué locura había sido ese día? Yo estaba acostumbrada a llegar a mi habitación, sacar los apuntes, ponerme a hacer resúmenes y preocuparme por si no llegaba al 9 en el próximo examen. Todas esas preocupaciones eran nuevas para mí y para ser totalmente sincera, no me disgustaban. Por suerte, el sonido de una llamada de Skype rompió mi bucle de preguntas y abrí los ojos de golpe.
Me levanté de golpe para coger el móvil del bolsillo de mi mochila sabiendo que solo podía ser una persona y efectivamente así fue. La llamada de Irene, mi antigua profesora y mi mejor amiga, me acababa de arreglar el día.
— ¡Nashwa, cuantos días sin hablar! — Gritaba tan efusiva como siempre.
— Hola, la verdad es que sí. Te echaba de menos ya.
— ¿Y esa voz? ¿Me lo vas a contar? — Y es que no le podía esconder nada. Realmente era normal después de ser la única persona a la que le había contado absolutamente cada preocupación de mi adolescencia. Conocía cada uno de mis tonos de voz y era imposible, aunque tampoco lo quería, ocultarle nada.
— Pues verás... — Soplé fuerte antes de continuar.
Y así durante veinte largos minutos tuvo que escuchar cada uno de los detalles de ese día. Lo bueno de ella es que desde que había dejado de ser mi profesora, su sinceridad pasaba por delante de lo correcto. Esta vez, no fue una excepción.
— ¿Sabes? Quizás no debía decirte eso tan directamente, pero eso no le quita que tenga algo de razón. ¿Cuánto hace que no hablabas con alguien, a parte de mí, sobre algún tema que no entre en el temario? Llevas el curso muy bien, no te iría mal algo de distracción para que tu cabeza no estalle con tanto apunte.
— ¿Y qué propones? — No tenía ni idea de por dónde me saldría, pero si pretendía que fuera a alguna fiesta o algo por el estilo quizás no me conocía tanto.
— Si me prometes que me harás caso te lo digo — Dijo con un tono alegre.
— Mientras no sea salir por la noche con más gente, acepto. — Al fin y al cabo sus consejos siempre habían sido prácticos.
— Aprovecha que se ha interesado por ti más allá del temario y dile de quedar mañana por la tarde fuera de clase para charlar un rato, ya que te irá bien tener a alguien cerca para poder contarle cosas. Estoy segura que él estará encantado de escucharte y ayudarte.
[FIN DEL TERCER CAPÍTULO]
En este capítulo he marcado un poco la base y puedo decir, sin duda alguna, que a partir de ahora viene lo bueno.
Seguramente, habrá quién piense que este capítulo sobraba y que podrían haber quedado directamente durante la charla inicial. Por mi parte, no veo a Nashwa tomando una decisión así sola, ya que no pega con su carácter. Hacía falta un pequeño empujón y aquí está Irene para ello.
Las preguntas ahora son: ¿Aceptará el profesor quedar con la alumna fuera de clase? ¿Y si acepta, con qué mentalidad irán los dos?
Esto y mucho más en el capítulo 4 de Lovemark :)

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Lovemark
Roman d'amourDesde pequeña, a Nashwa le han enseñado que los estudios debían ser su única prioridad para continuar algún día con el legado de la gran empresa familiar. ¿Pero y si la distracción estuviera dentro de la misma clase y fuera el responsable de sus est...