El baile del juguete

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No me gusta bailar, y todos saben que no me gusta bailar. Teniendo por seguro esto, no falta la mujer que te quiere tener como su presa y te invita una cerveza, luego otra, luego otra y luego otra hasta que te das cuenta que el baño está ocupado. Ese es el momento en el que te ves como un cordero atrapado y listo para hacer el baile del meado, ese en el que mueves las piernas y afirmas tu entrepierna para que la cascada se mantenga en espera. La depredadora solo te observa y pasas a ser un juguete que la hace reír. Si un día te llega a pasar eso, sal a la calle y libera todo el meado en un árbol o en un poste de luz o en una pared, así te libras de los depredadores.

"poesía" y quizá algo másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora