We're not friends-Harmony

18

Había esperado meses para el evento. Ahora que ya había llegado a la casa de los Weasley, sólo faltaba ir por Harry a la casa de sus tíos. Estaba deseando que se portaran amables y comprensivos para cuando llegaran a su casa, aunque teniendo en cuenta los antecedentes proporcionados por Harry, lo único que pedía al final era que no se portaran pesados. ¿Lo más divertido de la situación? Llegarían por la red flu y de seguro que les sacaba un buen susto a los tíos de su amigo.

Llegó el tan ansiado día. A las 5 de la tarde debían ir por Harry a la casa de sus tíos: la invitación la habían enviado y respondido de manera afirmativa, por lo que las ansias de la castaña se habían disparado al saber que todo marcharía bien y disfrutarían su primer Mundial de Quidditch. Desafortunadamente, hubo algunos minutos de retraso, debido a que el Sr. Weasley no encontraba su corbata favorita (probablemente la única que tuviera); cuando ya estaban todos en posición, este se dirigió a la Sra. Weasley:

—Querida, ya me voy. Espero no tardar mucho por Harry. Ron, necesitaré ayuda con las maletas, acompáñame. — a mi pelirrojo amigo pareció no gustarle el motivo por el cual iba por su amigo, pero rápido cambió su semblante.

—Hermione, querida, sé que estás emocionada por el evento pero creo que es mejor que te quedes aquí con Molly y Ginny en el rato que tardemos por Harry. — al ver el ceño ligeramente fruncido de la chica, le aclaró: — No es que no queramos que lo veas, sino que presiento que sus tíos no se tomen a bien que toda la familia vaya a invadir su casa.

—No toda, papá. Te olvidas de mí. ¿No entiendo por qué tampoco puedo ir? — agregó la más pequeña de la familia.

—Simple: pretendo ser amable, pero sé que sus tíos no son muy accesibles, yo puedo convencerlos de que él estará a salvo con nosotros durante el evento— seguido le dirigió una sonrisa a las dos para que permanecieran tranquilas. —Además, los gemelos están limpiando su habitación, pueden ayudarles a que no destruyan toda la madriguera, por favor.

Dicho esto, entró primero el mayor de los Weasley seguido de su hijo. Ginny se fue de la habitación refunfuñando hacia el jardín, y estaba a punto de seguir a mi amiga cuando oigo pasos.

— ¿Qué haces aquí, no ibas por Harry? — al parecer era Fred, pero a éstas alturas ya no se estresaba la castaña en identificar cual gemelo era quién.

— ¿No iban Ginny y tú con papá? — agregó el otro hermano.

—Su padre insistió en que nos quedáramos, por si las cosas no salían como el planeaba.

—Típico de muggles, cambiar a la ultima hora de planes. —dicho esto, ambos tomaban un poco del polvo contenido en el caldero al lado de la chimenea.

— ¿Qué se supone que hacen? — inquirió.

— ¿Tú qué crees?

—Acompañarlos, van a necesitar nuestra ayuda. — y dicho esto, ambos desaparecieron entre unas llamas verdes. Se quedó pensativa, enfadada y con los brazos cruzados porque ella seguía en el mismo sitio; al cabo de unos minutos en los que sólo veía la sucia chimenea, una idea se le cruzó, algo temeraria y desobediente para su gusto, pero ¿qué más daba? Al menos algo aprendió de su azabache amigo. Sin titubear, tomó con la mano un puñado de polvos flu (por si debía regresar enseguida) y dijo en alto:

—4 Privet Drive.

*****

Alrededor de una hora (o eso según su noción del tiempo) tuvo que esperar para ver a Ginny salir de la enfermería no muy satisfecha, o al menos así le pareció a Hermione por su cara tan seria. Esperó a que estuviera lejos del lugar para entrar, sólo que hubo algo que la detuvo: ya era un poco tarde como para estar fuera de su sala común, por lo que al pasar a saludar a su amigo tardaría en regresar hasta su habitación y era muy probable que algún profesor la pillara en el camino. Por lo que decidió meditar un poco al respecto.