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No es que se sintiera débil por la adrenalina que le provocó tal caída, a pesar de no resultar herido, sino por todo el cansancio del juego que lamentablemente perdieron. Porque de tantas preocupaciones que Harry llevaba en su cabeza no se dio cuenta que el atrapar la snitch no era suficiente para ganar. Estando en la cama de la enfermería le daba mucha tranquilidad, o bueno, al menos no estaba escuchando los reclamos de parte de los demás Gryffindors por haber jugado un pésimo partido.

Se sentía un poco solo a pesar de que no tenía ni una hora de haber llegado a aquel lugar, pero es que se sentía de repente un poco inquieto, últimamente no le gustaba estar solo. En lugar de tener ese tipo de conflictos mentales, debería preocuparse por algo más impórtate: descubrir quien había intentado accidentarlo. Algo era seguro, seguiría sospechando de Draco aunque los demás dijeran que estaba loco, no importaba si fuera Ron quien lo dijera, no importaba si era Hermione... No. Si importaba si ella lo decía. Le molestaba un poco que no le creyera, pero es que ella no había visto lo que él, cosa que le dio una idea. Hablando de Hermione, ¿por qué no lo había ido a visitar? Ella estaba en las gradas viendo el partido cuando comenzó a caer de su escoba. Quiso pensar que tal vez estaba en la tarea de averiguar algo que a él no lo dejaban por si tenía alguna posible lesión que no haya sentido de inmediato. Aunque era una tontería, no se sentía tan mal; más allá del orgullo y un poco los músculos. Un momento. ¿El orgullo? ¿Desde cuando le daba importancia a ese sentimiento? Tal vez era la creciente rivalidad con Malfoy o tal vez no quería por nada del mundo la derrota, y menos contra Ravenclaw Pero ya le daba igual, lo único en que no podía dejar de pensar era en ella.

De repente escuchó una puerta abrirse, cabía decir que la felicidad en su rostro iba a ser inmediatamente notable por la persona que entró a visitarlo.

-Hola Harry

-Hola Ginny -deseó con todas sus ansias que la chica no se diera cuenta del cambio de humor, y que si lo hiciera, que lo atribuyera a su estado médico.

-¿Cómo has estado? Disculpa que no haya venido antes, pero debía asegurarme que nadie me siguiera hasta aquí. En fin, si necesitas algo sólo dímelo.

A Harry se le fueron los ánimos cuando vio que la persona que lo estaba acompañando en esos momentos no era la que el deseaba con tanto empeño, aún más desanimado sino triste, quedó cuando le preguntó si no vio a la castaña después del partido y la respuesta fuera un terrible no. Está ocupada, creo, fue lo único que le respondió Ginny.

Obviamente no se lo creyó. Ya sabía que la situación entre las dos no era la mejor, por lo que no sabía hasta si seguían siendo amigas o no. ¡Mujeres!

Mientras la pelirroja empezaba a hablar sobre diversos temas, lo único que podía pensar el chico era en el paradero de Hermione. Sabía que estaba entre el público espectador del juego, no duró tanto tiempo desmayado como para no darse cuenta si ella lo visitó antes, ya ni siquiera estaba seguro si todo el tiempo había permanecido consciente. Igual, era raro que al despertar no se encontrara con su bello rostro a su lado, cuidándolo. Tal vez sonara muy cursi, pero lo hubiera deseado tanto, casi con desesperación. Volteó de repente a ver a quien tenía a la derecha de su camilla: Ginny no era ni la mitad de bonita que Hermione. Y no porque fuera poco agraciada, al contrario, era atractiva o al menos eso había escuchado decir a otros chicos; para él, Hermione era bonita no sólo física sino espiritualmente. Iba más allá de lo que podía describir, y de lo que podía sentir. Junto a ella se sentía a salvo, a pesar de que era él sobre quien caía la responsabilidad de protegerla si las cosas en el mundo mágico fueran peores. O cuando se tornaran peores.

Después de un largo rato de acompañarlo y platicarle cosas al azar, Ginny se aburrió y para fortuna de Harry, con el pretexto de ir a hacer labores se marchó del lugar. Aliviado, soltó el aliento. Se sentía un poco triste porque al fin y al cabo se había quedado solo, ni siquiera Ron había llegado en los momentos posteriores a su arribo a la enfermería. Lo único que le quedaba era descansar. Pero no podía, el tema de Draco no lo dejaba dormir como debía. Algo debía hacer para averiguar que tramaba el chico de Slytherin, entonces se le ocurrió que podía mandar a su ahora elfo doméstico para que cumpliera con la misión que él no podía atender.

We're not friends-HarmonyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora