Capítulo 7

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Esta historia también me vino en un sueño, o mejor dicho pesadilla, la cual no quiero repetir ni de chiste.

Las Tortugas Ninja no son mías, ahora pertenecen a Nickelodeon.

Adoro a Leonardo.

Espero que les guste este entremés que publicaré antes de la próxima historia :)

-¿En dónde estoy?

Leonardo observó el panorama, obviamente no estaba en su casa. Lo último que recordaba era haber estado cuidando de sus hermanos y padre.

-Ninja, soy un ninja...

Su padre les había dicho a él y a sus hermanos que si por alguna razón estaban solos en un lugar desconocido, fueran cautelosos y sigilosos, como un ninja.

-"Hay alguien ahí" –pensó al ver una silueta estática en la niebla- "Aún no me ha visto"

Se escabulló detrás de unas rocas y escaló lo más que pudo con sus pequeñas manos, logrando ubicarse en una posición segura que le permitiera observar al ser desde arriba.

-"¿Será un monstruo?"

El ser permanecía frente a un enorme espejo, por un momento a Leonardo se le despertó el diablillo interno que poseía.

Y que por alguna razón tenía la forma de su hermano menor, Raphael.

-"¡Vamos, enfréntate a él!" "No seas cobarde" –el diablillo sabía que eso no era suficiente para incitarlo, sonrió– "¡¿Y si ese es el monstruo del que habla, Mikey?!" "¡El que vive bajo la cama!"

El pequeño demonio se retiró satisfecho al ver cumplido su objetivo.

-"Aquí voy"

Saltó.

-¡¿Qué rayos... ¡Auch! –el niño vio como la criatura dejó caer el arma que tenía en mano

-¡No le harás daño a mi hermanito!

Leonardo le jaló su... ¿cabello?

-¡Quédate quieto! –le gritó la criatura antes de oír un chasquido y sentir todo su cuerpo paralizado

Leonardo sintió las suaves manos que lo sujetaron, bajarlo con mucho cuidado y delicadeza. Una vez sus pies tocaron tierra y pudo moverse, la observó bien. Era una humana parecida a las que había visto en las revistas viejas que encontraron alguna vez, tenía el pelo corto hasta los hombros y negro como la noche, así como un vestido muy rojo que hacía juego con la capucha y la capa negra.

Alzó la mirada y se topó con unos ojos dorados muy fríos pero que le pareció haber visto en otro lado.

-"¿Un niño?" "¿Cómo llegó al limbo?"-pensó la guardiana observándolo bien

-¿Te asusté?

-"¿Eh?" –Eiko no dejó ver su sorpresa al apenado infante frente a ella- ¿Por qué habrías de asustarme?

-Mi padre me dijo que no podíamos ir con los humanos porque ellos se asustarían porque somos diferentes...

-No me asustas, además no soy humana –fue lo primero que se le ocurrió responder

-¿Eres un monstruo? –preguntó con ligero temor

-Puede decirse que sí –no era mentira, muchos la llamaron así e incluso la categorizaron como "demonio"

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