Come Back; I miss you

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Los recuerdos venían y se iban, era como estar en el ojo de la tormenta, el estar abrazado a sus piernas con un vaso de jugo no era una opción de vida —y tampoco digamos una forma de gastarla.— teniendo en cuenta que el aire era frío, una nieve suave dejaba sábanas delgadas sobre su balcón y techo. Podía salir, debía salir. Pero no podía, al menos le quedaba mirar por la ventana como si estuviera encerrado. Se levantó para caminar unos momentos por el lugar que llamaba habitación, era cosa de reflexión.

Miraba el suelo mientras daba pasos secos y descalzos, le gustaba mirar hacia donde no había nada, en su mente estaba estancada la idea de llorar a mares, de sufrir un colapso depresivo y de gritar el nombre de su amado. Mantenía una mirada irritada, pómulos hinchados, mentón agitado. Sus dedos se entrelazaban, se doblaban, se estiraban y se volvían a doblar.

Quería que se fuera, pero aún estaba metido en su cabeza, el nombre de su ángel le golpeaba la cabeza, incluso un tono delicado imitaba la voz, nombrándolo, susurrándole, estaba seguro que sufría un ataque de esquizofrenia, de las suyas. Estaba erróneo, sufría el ataque del "no te supero,vuelve. Volvamos." aunque la soledad le cundía la habitación, su gato se había largado a su camilla.

Caminó a su cocina, iba tranquilo, traía ropa, era lo bueno. Subió a la barra de su cocina y preparó café, dos de azúcar. Al tener en manos su taza, dejó caer las lágrimas, las dejó caer hasta los suelos, pero bebía y lloraba,bebía y lloraba. No importó que se ahogara, él repetía el movimiento hasta no tener nada en la taza, estaba sintiéndose vacío, desde que se fué, se sentía vacío. No creía que el chico de sus sueños lo extrañara, o lo buscara, o al menos lo recordara, claro que no. Había vidas que atender, amores que buscar, gente que odiar y amar.

Se quedó ahí hasta que su llanto cesara, dejó la taza a un lado, dejó todo de lado. Desplomó su cuerpo en el suelo y se abrazó mirando el suelo de nuevo. Le temía al adiós, no quería doblar su cuello, hacerse sumiso al destino de no tenerlo cerca, quería tomar su mano, decirle "te amo"  llevarlo por café, ir a los lagos y hablar de lo que sea. O simplemente perderse en un mar de abrazos y recuerdos, quedarse en un "¿estamos bien? ¿estamos seguros?", le extrañaba.

Finalmente su psicosis se detuvo en una sesión de jadeos fuertes y dolorosos, estaría con él en cualquier momento. Podría verlo de lejos en brazos de otro, pero su más grande anhelo era verlo, podría ser feliz con sólo saludarle. Él le extrañaba, había un día casi elegido por los dioses donde él lloraba.

El quería decirle que lo amaba, que con lo poco que pudo conocerle, cayó en un abismo de "¿te amo?"y no saldrá de él si su amor no lo saca. Un café con un panecillo de frutos rojos era lo que quería hacer de nuevo junto a él. Aunque fuese por última vez.

Escritos sin sentidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora