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Mientras miraba a su alrededor toda la actividad que estaba ocurriendo, a Spider no le gustó esto. En realidad, iba a tener que casarse con Astrid después de todo y ni siquiera iba a retrasar a nadie. Y lo que le molestó fue que la cabeza roja que se suponía que se le debía dar a Dingwall estaba volando de un lado a otro en ese maldito dragón dando órdenes por escrito y luego el dragón los quemaba.

Mientras tanto, Hipo estaba en el Gran Comedor ladrando nuestras órdenes y preparando las cosas. Y ahora Astrid iba a averiguarlo. Iban a volar justo después de la boda, pero en lugar de ir a su isla de "luna de miel", la llevaría a la Isla Outcast. Ella iba a ver exactamente quién era él.

-¿Listo, entonces Spider?-

Dirigiendo una mirada a Estoico, se cruzó de brazos. -¿Por qué no participan?-

-Querías empujarlo hacia arriba y Astrid estuvo de acuerdo. Eso no significa que el resto del pueblo tenga que parar lo que están haciendo por eso- Con los ojos entrecerrados hacia él, se cruzó de brazos. -No hacemos eso para los extraños-

-Una vez que me case con ella, no seré un extraño-

-Sí, lo harás. Nunca serás uno de nosotros-

-Lo que sea-

X

Mientras volaba, Mérida sintió que finalmente estaba ayudando a Hipo. Durante todo su tiempo juntos, él siempre la estaba ayudando. Incluso haciéndole una silla de montar a Luz y ayudando a levantarla cuando pensó que su familia se había ido.

Pero cada vez que pasaba volando donde Astrid estaba parada y esperaba su "boda", seguía recibiendo una mirada de ella. Ella lo miraba y luego continuaba con su negocio que Hipo le pidió que hiciera y entregara los pedidos a todos por nota, luego Luz los quemaría. Un paso más y el resplandor era demasiado para ella. Después de que ella entregó el mensaje al lugar donde él le preguntó, ella aterrizó a Luz justo frente al rubio deslumbrante. -¿Por qué sigues mirándome? No te hice nada-

-Porque debería ser yo quien haga lo que estás haciendo. No dejes que se te suba a la cabeza-

Mirándola de manera extraña, Mérida parpadeó. -¿De qué demonios estás hablando?-

-El hecho de que lo ayudes no significa nada más que eso-Astrid no pudo evitar estar celosa de esta mujer. Ella no creía que tuviera una razón también, hasta que Hipo la hizo hacer cosas para ayudarlo hoy, y eso fue para mantenerla al tanto de lo que estaba sucediendo. En este momento la odiaba con todo lo que tenía.

Aunque Mérida quería decirle que no estaría en su lugar si fuera fiel a Hipo, pero sabía que el beso no era lo que parecía ser. Solo una cuestión de calor del momento y realmente no significaba nada. Al menos para él, o al menos ella no lo creía así. Pero no iba a dejar que esta mujer antes de ella supiera que amaba a Hipo más de lo que nunca podría. Pero estaba claro que estaba celosa.

Tocando a Luz mientras se volvía para regresar al Gran Comedor, Mérida sonrió y se encogió de hombros. 
-Supongo que deberías haber pensado en eso antes de irte, ¿eh?- Entonces ella se fue.

X

Mirando hacia arriba mientras Mérida y Luz volaban al Gran Comedor, Hipo arqueó una ceja. 
-¿Qué?-

Deslizándose desde Luz cuando aterrizó y yendo a pararse junto a él, se cruzó de brazos. -Bueno, parece que Astrid está celosa-

Con un suspiro mientras sacudía la cabeza, Hipo volvió a sus mapas de las islas circundantes y cómo utilizarlos mejor en la batalla y los dragones que vivían en ellos. No tuvo tiempo de tratar con Astrid y todo con eso. -Ella tendrá que superarlo, supongo-

Destinado a ser Donde viven las historias. Descúbrelo ahora