❝ No es un hombre fácil, pero estoy seguro que sucumbirá a la belleza y lealtad que tienes a ti misma, Madison. En honor mío, deberás ir a la tierra para cuidar uno de tus tantos hermanos ya que falló su misión. ❞
Es algo que la joven ángel había re...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Ya estaba dentro del elevador donde movía mis cabellos y alguna que otra prenda. Era sencilla. Un vestido de tirantes color blanco junto a mis botas negras de cinta con medias de rayas igualmente oscuras. Y mi bolso blanco con cuerdas doradas. Y el sonido del elevador abriéndose sonó sin embargo seguí escuchando voces las cuales se elevaban más.
─ Si ustedes ya saben que este cuerpo delicado ya no va aguantar deberíamos de activar la espada.
─ Pues madre, dile a Amenadiel que te de su collar ya que él es quien se resiste. ─Sonrió frustrado Lucifer para tomar un trago.
─ Hey, hola. ─Subí un poco la voz para ser escuchada y todos vieron a mi dirección.
─ Cara angelical.. ─Me llamó por mi apodo Lucifer y reí.
─ Hola, playboy. ─Le sonreí amable.
─ Pero, tú, ¿cómo es que estás bien? ─Intento caminar hacia mi pero se detuvo.
─ Soy un ángel después de todo, no puedo morir. ─Confesé sonriendo. ─ Aún así, gracias, gracias por todo y por tu ayuda. Por cuidar de mí cuando ni siquiera estaba consciente.
─ Me alegra verte sana, Maddie. ─Amenadiel se acercó a mí para abrazarme y yo de vuelta.
─ Y yo estoy feliz de estar aquí contigo. ─Sentí palmadas en mi espalda como reconfortamiento.
─ ¿Es por ella que no podías pensar con claridad, Lucifer? ¿De nuevo esa ángel? ─Habló Charlotte.
─ Diosa, no es culpa de él. En realidad se lo debo, su hijo me salvó muchas veces. ─Solté a mi hermano para caminar hacia la chica rubia. ─ Y supongo que estás teniendo dificultades del contenedor, la clave de terminarla es el regalo que papá le dio a Amenadiel pero ya saben. Todo eso depende de Ame.
─ Sí, pero, a nuestro hermano se le subió el ego. ─Dijo Lucifer mirando al moreno.
─ Y no pueden forzarlo. Si él no desea darlo, no lo dará. Que, sabemos muy bien que eso está Amenadiel. ─Lo miré. ─ Pero tu decisión es la final. Si deseas que tu madre vuelva al infierno o vaya a otra parte.
─ Claramente iré al cielo para estar juntos, con todos mis hijos. ─Afirmo Charlotte.
─ ¿De verdad? La ambición y codicia le han seguido por siempre, Diosa. ─Mi mirada azul se mantuvo en ella. ─ No es bienvenida ahí, y no porque sus hijos no la amen, sino, porque padre ha dado una orden y lo único que va a lograr es que todo, pero absolutamente todo, sea destruido.
