Due

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El Rey de tez blanquecina se encontraba sentado en su gran trono de oro, mirando con una sonrisa maliciosa al pobre chiquillo de apenas 18 años. Lo habían atrapado por ser "El príncipe desaparecido" Cuando él simplemente era hijo de una de las sirvientas que trabajó en aquel palacio.

—Jiminie... Mi dulce y tierno Jiminie, Cuánto tiempo ¿verdad?—Rió mirando al de cabellera rubia con esa mirada oscura que intimidaba a cualquiera—¿Recuerdas cuando jugábamos en tu palacio? ¿Las veces que dormíamos juntos en mi cama?

El chico estaba arrodillado ante su Rey pero no podía evitar sollozar debido al terror que sentía, él no tenía nada que ver en aquel suceso. Ni siquiera tuvo tanta comunicación con el príncipe Jimin.

—¿No piensas responderme?—Se levantó de su trono y a pasos lentos caminó hasta al chiquillo, que ahora secaba sus lágrimas con torpeza. Lo tomó del mentón e hizo que lo mirara a los ojos, aquellos eran azules pero no transmitían paz y tranquilidad como los de el heredero de la corona.

—Yo... Yo no soy el príncipe Jimin, s-sólo soy el hijo de uno de sus sirvientes. Ni siquiera hablé tanto con él, mamá no me lo permitía—Explicó temeroso—¡N-no porque sea el Rey tiene que atrapar a cualquiera!—Al decir aquello tapó su boca rápidamente, había firmado su acta de muerte.

—¿Cómo te atreves a hablarle de esa manera a tu Rey?—Tiró su delgado cuerpo al suelo—Soy el Rey de este lugar, el señor y dueño de todo este palacio. Con solo chasquear mis dedos te puedo mandar a matar ¿acaso quieres eso?

—Jungkook, ya basta—Musitó un chico de tez morena, interrumpiendo la escena—Deja al niño en paz, ya te ha dicho que no es Jimin—Dirigió la mirada al rubio—Puedes irte, muchacho—Este asintió y salió corriendo de la sala.

—¿Podrías dejarme terminar lo que empecé, Taehyung? Puedes ser mi primo mayor pero yo soy el Rey aquí y sabes que es mi trabajo acabar con los que me faltan el respeto y sobre todo si tuvieron algo que ver con Jimin.

Suspiró rendido ante la situación.

—Esto te está desquiciando, deberías de dejar esto por la paz. Jimin de seguro está muerto y tú mortificándote.

—Si él estuviera muerto ¿No crees que su cuerpo hubiera aparecido? Hace doce años que desapareció por completo, no hay ningún rastro de él.

—¿Cómo puedes tener ganas de matarlo si cuando eran pequeños él te gustaba?—Miró a su primo parar en seco y soltar un suspiro pesado.

—Solo fue algo de niños. Ahora lo que importa es mantener este Reino en pie, no voy a permitir que algún día él regrese y todo lo que logró mi padre se venga abajo.

—Dejemos este tema por ahora, me dan ganas de golpearte. ¿Vamos a practicar arqueria?

—No tengo otra opción.

P.JM

—Madre ¡Ya llegué!—Gritó con una sonrisa en su rostro, pero al ver unos guardias frente a su casa empezó a correr hasta allí.

—Sé que no cumplo con los impuestos que pide el Rey, pero soy una humilde señora que vive con su hijo—Tomó al castaño de los hombros con suavidad.

—Lo siento mucho señora, pero deberá acompañarnos.

—¿Sabe qué?—Habló él castaño—El Rey puede venir hasta aquí y chupármela, mi madre nunca le ha dado problemas a nadie. Siempre trata de seguir órdenes y esto que pide el Rey es una gran estupidez.

—Ambos vendrán con nosotros en este momento—Uno de ellos tomó bruscamente de los brazos al castaño, subiéndolo a un caballo al igual que a la señora. Esta estaba más que asustada por lo que le fuera a suceder a ella y al joven príncipe.

Entre el Amor y el Poder JikookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora