Quattro

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Dos meses han pasado desde que el castaño había entrado a aquel castillo, donde no le permitían salir para nada. Y cuando terminaba de hacer sus deberes debía de estar encerrado en su habitación, se sentía muy mal física y psicológicamente ya qué Jungkook era cruel con él. Lo maltrataba a su antojo, o a veces lo manoseaba.

-¿Por qué me siento tan raro a tu lado? ¿Por qué me recuerdas tanto a él? Yo no puedo sentir esto por ti-Bufó con fastidio, mientras miraba un collar en forma de llave. Él se lo había regalado una vez, pero mientras el príncipe intentaba escapar se le cayó, Jungkook lo pudo rescatar por poco.

El ya antes mencionado entró a la habitación con tímidez, mirando al Rey con temor.

-¿Me llamaba?

-Ven aquí-Le pidió con una voz gruesa y algo amenazante-Tengo algo que darte-El recuerdo de su Jimin lo tenía demasiado mal, y si aquel chico era parecido al ya antes mencionado ¿Por qué no obsequiarle el collar?

Se acercó al trono a pasos lentos, al estar frente a su superior se asustó al ver que se levantó, quedando mucho más cerca.

-Esto es para ti, y más te vale que no te lo quites-Hizo un ademán con su mano, pidiéndole que se diera la vuelta. El menor le colocó el collar de plata con delicadeza, Jimin se volteó y miró a los ojos al menor-Eres hermoso, Minie-Al escuchar aquellas palabras, un pequeña imagen vino a la mente del castaño. Un niño dándole un collar a otro un poco más pequeño que el contrario, con una hermosa sonrisa en su rostro.

-Gracias-Presionó sus labios con muchos nervios, ¿Por qué Jungkook le estaba regalando aquel collar? Por lo que escuchó le perteneció al príncipe desaparecido, ¿Por qué tomaba aquella confianza de dárselo?

Acarició su cabello con suavidad, seguido de su mejilla para después seguir con sus labios.

-Cierra tus ojos-Pidió el pálido, el castaño obedeció y sintió unos labios sobre los de él. No supo porqué, pero le correspondió. Colocó sus brazos en el cuello del menor y este en su cintura, para profundizar más el beso. Jimin se sentía raro al hacer aquello, al igual que Jungkook, pero no le tomó importancia. Disfrutaría el momento.

Taehyung los miraba desde la puerta con el corazón partido en pedazos, le dolía tanto ver a Jimin besando a otro que no sea él. ¿Por qué no podía corresponderle? Si el moreno siempre estaba ahí para él, lo protegía y lo consolaba de los maltratos de Jungkook.

El castaño se separó del menor y lo miró a los ojos, este le miraba con cierta tristeza. Soltó el agarre de la cintura, y se alejó con el ceño fruncido.

-¿A quién quiero engañar? Tú no eres él, eres tan patético para que yo te compare con un ser tan perfecto como lo era mi pequeño-El menor llevó su mano hacia su cuello, tocando el adorno del colgante-Eres pobre, horrible, ¿Cómo pudo pasarme por la cabeza que eras mi Jimin?

-Ya basta Jungkook-Taehyung entró a la sala y tomó por detrás de los hombros al castaño que ahora tenía lágrimas en sus orbes zafiros.

-Estoy diciendo nada más que la verdad, no intentes meterle a la cabeza algo que no es real. Tan solo míralo-Lo miró de arriba abajo con burla para después darle la espalda a ambos-Llévatelo de aquí si no me quieres seguir escuchando hablar de este sarnoso-Dijo, mientras tomaba el collar que complementaba el del príncipe.

-Vete de aquí ¿sí? Iré a verte luego-El mayor obedeció y salió corriendo de la sala hasta el patio con muchas lágrimas deslizándose en sus mejillas, él si había sentido algo. Sentía como si alguna vez había probado esos delgados labios, y como alguna vez hubiera llevado puesto ese collar.

-¿Por qué no dejo de pensar en lo mismo? ¡Yo nunca conocí al Rey antes! Debería de dejar de pensar así-Susurró, mientras sus pies descalzos chocaban con la fría tierra-Quiero irme a casa-Se sentó en uno de los bancos, mientras la fría agua de lluvia le caía encima. Ahora aquello no le importaba en lo más mínimo, extrañaba vivir con su madre en la pequeña casa en el bosque que tenían antes de que todo cambiara de repente. Extrañaba absolutamente todo.

Entre el Amor y el Poder JikookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora