I

843 78 3
                                    

Charles recordaba con dolorosa claridad aquel tiempo en Inglaterra, en la hacienda de su padre, no había reglas que seguir, ni fuerza humana que pudiera detenerlo. Solo corría libre junto a su hermana Raven, "tomaban prestadas" las reservas de vino de la hacienda y ensuciaban su ropa saltando en los charcos mientras cantaban canciones antiguas.

—"We'll meet again, don't know where, don't know when, but I know we'll meet again some sunny day..."

— "Keep smiling through, just like you always do..."

Charles únicamente tenía que pensar en su disfrute, no existía más, y quizá fue suerte o cruel destino que, en medio de su amado paraíso, estuviera él.

Quizá tomó más vino del que debía, quizá no veía bien por la combinación del humo del cigarro que sostenía entre sus labios y la neblina de una madrugada oscura, quizá no debía manejar una de las motos de su padre a toda velocidad por un camino húmedo, y a lo mejor pudo evitar chocar contra esa cerca, que daño en el proceso, pero si era sincero, Charles cumpliría con todos y cada uno de esos pasos desgraciados para poder caer a los pies de Max otra vez.

Recordaba que, en ese momento, tirado en el piso, con una herida en la pierna y un dolor insoportable en su costado, logró escuchar la melodiosa voz de Édith Piaf reproduciéndose en su cerebro.

"Quand il me prend dans ses bras Il me parle tout bas Je vois la vie en rose"

— "Otro idiota" — Le dijo, con un fuerte acento alemán, no existía ni lástima ni gracia en su voz, quedó embelesado por su mirada, no estaba seguro de si era verde, azul o gris, el color que habitaba sus ojos.

¿El amor a primera vista existía? Tenía que existir.

RecuerdaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora