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Josh tomó la bandeja con su preciada comida rápida pedida en uno de sus lugares favoritos del centro comercial, en la zona de comida. Bueno, en sus notas decía que era su lugar favorito y sinceramente no solía dudar de él mismo, aparte de que nunca se arrepentía cada que iba y comía las deliciosas alitas de pollo.

Hubo un tiempo que tenía una pequeña lista pegada en el refrigerador donde iba tachando el tipo de salsa que acompañaba a sus alitas, se propuso comerlos todos y no sabía que tan saludable sería eso pero, ahí viene el chiste: si no lo recuerda, no pasó.
Tal vez un poco cruel de acuerdo a su situación pero él solía bromear mucho respecto a eso, siempre buscando verle el lado positivo.

Tomó asiento en una de las mesas. Todo estaba bastante solitario en esos momentos, pero no lo va a replicar.
Tomó la primera alita y le dió la primera mordida, soltando un pequeño sonido de placer. Admitía que a veces anotaba con todo el lujo de detalle que podía el sabor de la comida, porque habían bastantes veces en que olvidaba los sabores de estas.

Jenna le había hablado hace unos momentos y le había propuesto salir en la noche, a eso de las 8pm, a dar un paseo por el parque y pasar un rato entre amigos, con Brendon incluído, lo cual terminó aceptando, y después de agendar de nuevo a Jenna porque bueno, a primeras no sabía quien era y se había asustado un poco, solo respondiendo para después colgar y borrar su número y luego darse cuenta que no conocía a nadie de su lista de contactos, por suerte decidió responder la segunda llamada y pudo entrar en razón y saber con más tranquilidad de quien se trataba, decidió que lo mejor era leer el block de notas con los datos, nombres y descripciones de las personas porque había pasado de largo la nota pegada en su frente que lo más probable es que le dijera que lo hiciera, pero no lo hizo, así que bueno.

Continuo comiendo con tranquilidad, disfrutando de cada pequeño mordisco y del olor, ignorando los que se encontraban a su alrededor, oyendo de fondo el sonido de las televisiones colgadas en 4 pilares alrededor de la plaza de comida y el tenue bullicio de las personas que se encontraban en el mismo lugar que él o de las que pasaban de un lugar a otro manteniendo una charla tranquila. Podía oír de vez en cuando el llanto de algún bebé o el de algún niño en medio de un berrinche y a sus madres tratando de calmarlos, incluso a veces sus gritos cuando trataban de detener a algún pequeño que corría con emoción.

Soltó un suspiro, tomando la última alita y bebiendo de su refresco antes, pero cualquier otra cosa que iba a hacer se detuvo cuando a su nariz llego un aroma que lo dejo en una especie de estado de shock.
Cerró los ojos y tomó aire con fuerza, para después volver a abrirlos y empezar a ver a su alrededor lo más disimulado posible, no sabe de quien es, o donde está, de repente ya son demasiadas personas ya que el lugar se ha llenado sin que se dé cuenta y él solo está viendo hacia todos lados. Puede deducir que está alejado de su campo de visión y que probablemente solo esté pasando por ahí, pero le siente cerca, realmente cerca y eso le pone inquieto por partes iguales, porque su aroma... joder, su aroma. Era probablemente lo más delicioso que ha olido nunca, confía ciegamente en que es así y le empieza a abrumar el hecho de que no pueda hallar palabra alguna para describirlo porque es verdaderamente exquisito y relajante, como debería ser el olor de los Omegas, siempre inspirando calma, pero se siente seguro de decir, o más bien pensar, que no es ni se compara con el olor de algún otro Omega.

Y ahora se siente abrumado con estar comparando el olor de alguna o algún Omega desconocido con prácticamente nada, pero lo está haciendo.
Cuando el olor se hace cada vez más tenue y desaparece no puede evitar sentir el aguijonazo de decepción en su pecho.

Se resigna después de unos minutos con un suspiro y termina su comida para después tirar lo sobrante en su lugar correspondiente y colocar la bandeja vacía justo arriba. Tiempo después se encuentra recorriendo todo el centro comercial en busca de aquel rico aroma pero para lamentar suyo, no le encuentra por ningún lado así que al cabo de unos cuantos minutos más se encuentra saliendo del sitio y regresando a casa.






Sin poder quitarse el olor a vainilla, miel y canela de la punta de la nariz y de la cabeza. Una perfecta combinación que no sabe como es posible pero existe y siente que es mortal, porque mataría con tal de tener una pizca de su aroma de nuevo.
Y solo lo ha olido una sola vez... aterrador.

Bleeding { Joshler }Donde viven las historias. Descúbrelo ahora