Capítulo 2

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Pasaron cinco años en la soledad del bosque, acostumbrados a escuchar el sonido de los pájaros cada mañana. Los pequeños niños  habían crecido, pero no de manera normal como un niño de su edad deba. El menor de los dos nunca asistió a una escuela, sin embargo la suerte del mayor que solo llevó dos años, quien diría que esos, serían sus primeros y últimos.

Básicamente no sabían nada de la vida y cuando digo nada, me refiero a todo lo que un niño debe a prender a lo largo de su crecimiento, no sabían leer, no sabían escribir. Por no haber sido por el mayor que le enseñó a hablar al más pequeño, a pesar de su corta edad, ni siquiera hubiera a aprendido a hablar. Sin embargo, a pesar de eso, los infantes sentían que eran felices, sentían que no les faltaba nada, se tenían del uno al otro tenían a su padre- aunque casi no paraba en casa-, tenían un patio verde gigantesco de juegos, sentían que lo tenían todo. Sentían que su felicidad sería duradera.

A la luz de casi el medio día, un nene de seis años salió corriendo de la casa. Llevaba un short hasta los muslos, de lo grande que le quedaba un largo polo le colgaba por los hombros y sobre los hombros caía una despeinada cabellera rubia. Con su cuerpecito sumamente delgado hacía parecer que tuvieras en frente a una niña pequeña.

-A que no me puedes alcanzar Bri- habló el menor. Ya trepado en una de las ramas del árbol.

-Bájate Rog, te vas a caer.- preocupado alzó la mirada el mayor de nueve años

Un rulozo chiquillo lo seguía por detrás, con la corta edad que tenía, era bastante alto. Al contrario de su hermano la ropa que tenía le quedaba corta. El pantalón hasta los tobillos, y el polo chico, pero al igual que él era delgado, mucho más delgado que el menor. Con la poca comida que se metían a la boca, sacrificaba algunos bocados para dárselos al menor.

- Si no bajas, tendré que llamar a papá- gritó mirando hacia una de las ramas.

En un descuido el más pequeño, piso mal y cayó al suelo raspándose una de las rodillas.

-Ves te lo dije- exclamó Brian ayudándolo a levantarse. Cuando el pequeño vió que se había hecho en su rodilla se puso a llorar.

Por otro lado, dentro de la casa el padre se encontraba durmiendo, con una botella de vino en la mano. Casi siempre amanecía así, esto pasaba cuando no le iba bien en el trabajo o cuando no tenía suerte encontrar uno. Este hombre iba más por la segunda opción. Entraba algún sitio para rogar si necesitaban algún ayudante con tal de conseguir aun que sea un poco de dinero. 

Al escuchar el escándalo de afuera, despertó mareado y salió.

Encontró a los dos pequeños sentados en el fresco pasto uno arrodillado consolándolo y el otro tomando su rodilla adolorida.

-Bien ahora que ocurrió- preguntó el hombre sobándose la cabeza- explícame Brian que pasó.

- Rog subió a ese árbol y cayó papi- explicó el mayor.

El padre de ambos, tomó Roger en brazos y se dirigieron a la casa. Lo puso en el sillón y comenzó a limpiar esta con un trapo.

-Brian anda a traerme más agua- dijo su padre. El mayor al ver que su hermano no estaba bien se dispuso ayudar.

El hombre seguía con su trabajo limpiaba la herida delicadamente. De repente sintió una punsada en la cabeza que lo hizo otra vez marearse y ver todo borroso, esto había ocurrido debido a la gran cantidad de alcohol que había ingerido anoche. Lentamente alzó la vista encontrándose con su esposa. Ahí estaba ella, mirándolo con una expresión serena, miró esos ojos azules que tanto lo había enamorado, lo tomó por las mejillas y besó su frente.Siguió contemplando a su "esposa" y bajó la mirada a sus delgados labios. Esos labios que lo había enloquecido, se acercó para posar un apasionado beso en ellos.

-Winifred-habló sollozando, la abrazó fuerte, tanto la había extrañado. La alejó de él, sacándose de pensamientos, la vio nuevamente encontrándose nuevamente con esos ojos azules, pero ya no de su esposa sino de Roger, su hijo menor, que lo miraba atónito.

-Papi, mami ya no está aquí- habló Brian que había visto todo - tu nos dijiste que se había ido al cielo.

El hombre cayó en la realidad miró a su niño al conectar  confundido a su niño con su esposa, pero no podía evitarlo era igualito a ella, sus facciones refinadas, su cabello, todo. Cuando cayó en la realidad viendo a su pequeño sorprendido, se quedó frío.

-Era una muestra de cariño que hacía con ella, perdona bebe no quise...- el padre dejó lo que estaba haciendo y se encerró en su habitación.

El mayor confundido vió que no había terminado de limpiar la herida de su hermano agarró el trapo y continuó. Roger, se quedó pensando en lo que había pasado.

-Por qué me habrá confundido con mamá.- preguntó el menor desorientado.

-Puede ser,por que te parezcas a ella, mamá era muy bonita,- miró el mayor al más pequeño-  al igual que tu- exclamó brindándole una inocente risa.- Vamos, ¿te puedes poner de pie?- preguntó Brian ayudándole tomando su brazo. -Si, no te preocupes Bri- respondió el rubio.

Los niños fueron a la  habitación donde ellos compartían. En ella solo había una enorme cama vieja y ropa regada en el piso por falta de muebles. 

-Me aburro aquí Brian, salgamos afuera- habló Roger jalonando el polo de Brian, mientras acomodaba como podía la ropa regada.- Rog, tu pierna está mal además ya casi es hora de comer, voy a ver si encuentro comida, espera aquí. 

Roger esperó, pero se aburrió al pasar los minutos, cuando el rulozo desapareció de la vista del mas chico, con un poco de dificultad bajó de la cama y se dispuso en salir de la casa, pero por su mala suerte se encontró con la figura de su padre.

-Deberías estar descansando pero... veo que ya te encuentras mejor- dijo el hombre mirando detenidamente la rodilla del pequeño.-¿A donde ibas?

-Al lago- dijo Roger apenado- quería jugar un rato, porque Bri no está. Me aburro estar aquí encerrado.

-Aw hijo, no te preocupes - dijo acariciando su rubio cabello, luego bajando por su mejilla sin dejar de mirar sus hipnotizantes azules ojos- Mira que tal si jugamos los dos?- le preguntó para levantarle el ánimo.

-¡De verdad!?- gritó el pequeño dando saltitos de la emoción, ya que casi nunca jugaba con el pues nunca paraba en casa, pero hoy al parecer era la excepción.  

- Si, espérame en la orilla.Luego voy- habló el padre adentrándose en su cuarto.

El pequeño salió por la puerta trasera de la cabaña. Los rayos de luz de la tarde alumbraba el bosque en su totalidad. Aunque esto no ayudaba mucho mejorar la brisa fría que soplaba cosa que había notado el rubio. Ahí se encontraba un escondido lago con aguas cristalinas, la mayoría del tiempo los niños la pasaban ahí.

Sin saber porque a pesar de la fría brisa que soplaba esa tarde, subió a una roca que estaba cerca del lago, quitándose la ropa que traía puesta. Incluso se quitó la ropa interior, se quedó como vino al mundo. Desde allí y temblando levemente observó el lago. Sintiendo el idioma de la naturaleza en su ser se dispuso a hacerlo. En ese momento allí se sentía parte de esta. Miraba  celeste cielo, los gigantescos árboles, en su cabeza se formaban muchas preguntas ¿estaremos solos aquí?¿solo los tres?¿que había más allá, detrás de todo lo verde?, demasiadas preguntas que tal vez nunca obtendría respuesta.

Sin darse cuenta el mayor había salido, sus ojos verdosos lo observaba, miraba detenidamente la pequeña figura que tenía en frente. Miraba la blanquecina piel, su rubio cabello que estaba siendo alborotado por la brisa que corría. Bajó la mirada, quedándose ahí, a pesar de ser un niño pequeño tenía muy bien formada su cintura. Sentía que tenía un pequeño ángel delante.

Sin prestar atención de quien lo observaba, se dispuso a entrar, pero una voz un poco alejada lo detuvo. 

-¿Te vas a quedar ahí todo el día?- el niño volteó, chocando las dos miradas, la del nene de seis, con el hombre mayor de treinta años.- Ganarás un refriado- Roger se sonrojo al recibir la mirada y el reclamo de su padre, pero no le importó, en un impulso saltó al agua, haciendo que chorros cayeran por su rubio cabello. El mayor solo se quitó el polo que tenía puesto y se adentró al agua dejando unas cuantas cosas en la orilla.

-¿Para que es esto papi? ¿es parte del juego?- preguntó inocente el pequeño tomando en sus pequeñas manos, dos plateados aros metálicos unidos entre sí por una cadena.

Who is the monster?Where stories live. Discover now