~Capitulo Cinco~

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~Capitulo Cinco~

Cuando Blaise despertó y descubrió que Theodore no estaba donde se supone debería, fue directo hacia los jardines traseros de Hogwarts mientras recordaba lo que había pasado en San Mungo.

La guerra había concluido dos días atrás, eso le habían dicho cuando despertó en San Mungo. Blaise recordaba muy poco lo que le había pasado, una explosión muy cerca de donde se encontraba con Theo y después nada.

En cuanto despertó fue dado de alta y notificado por unos aurores el día de su juicio. No le importó mucho, le preocupaban más sus amigos. Tenía la sensación que él no sería el único juzgado. Y no se equivocó.

Después de investigar por un rato en el hospital, se enteró que el único que se encontraba en san Mungo era Theodore. Fue en su búsqueda.

Cuando entró a su habitación, le sorprendió que su novio hubiera resultado sólo con unos cuantos rasguños, el único inconveniente era que no despertaba. De acuerdo a los medimagos, el muchacho venía durmiendo desde la explosión.

Dos horas más tarde, en cuales Blaise no se despegó de su lado, Theodore despertó.

Blaise le recibió con una amplia sonrisa, Theodore por su parte, se levantó desconcertado. Fue cuestión de segundos para darse cuenta que estaba en el hospital. Blaise lo observó, con el ceño fruncido. Su novio buscaba algo alrededor del cuello.

—¿Dónde están mis cosas? — reclamó. Blaise las señaló con su dedo índice.

Theodore se levantó rápidamente de la cama y se dirigió hacia el mueble que se encontraba en la esquina del cuarto.

—No está... — escuchó que su amigo murmuraba, una y otra vez, mientras revolvía su ropa — no está...

—¿Qué es lo que no está? — le preguntó Blaise.

— ¿Quién me trajo aquí?

—No lo sé.

— ¿Quién me cambió? — Exigió, cada vez más enojado.

—No lo sé.

— ¡Demonios! — maldijo, quedamente.

Justo cuando Blaise se disponía a preguntarle qué era aquello que lo estaba poniendo de malas, Theodore salió de la habitación.

Después de analizar la situación no le fue difícil descifrar qué era aquello que Theodore buscaba con desesperación. ¿Cuántas veces había visto esa cadenita de oro en el cuello de su amigo? Demasiadas. Sabía que Theodore valoraba mucho aquella joya, su madre se la había regalado. Blaise se sabía de memoria la historia, a pesar que solo la escuchó una vez.

Y, tal como lo sospechó, Theodore se encontraba en el jardín, buscando.

—Sé lo que buscas — le dijo a su amigo.

El aludido se levantó de un salto.

—No está — le respondió.

En los ojos de Theodore había decepción y tristeza.

— ¿Seguro?

Como respuesta, el castaño se recargó del árbol, mientras suspiraba resignadamente.

—Los encantamientos tienen desventajas —dejó salir Blaise, refiriéndose al hechizo que tenía la cadenita de su amigo.

Theodore no respondió. Blaise se sentó a su lado.

Confía en mi || Harry Potter || Blaise/Theodore || FinalizadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora