~Capitulo siete~

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~Capitulo siete~

Neville estaba malhumorado. Se reprendía una y otra vez por indagar sobre la vida de aquel Slytherin. Entre más sabía del muchacho menos peso tenía su venganza.

—Tengo que decirles... — murmuró mientras veía la cadenita frente a él.

—¡Qué bella cadenita! — exclamó Parvati.

Neville giró para quedar frente a la chica.

—¿Puedo verla? — hizo un intento por agarrarla.

—¡No! — exclamó Neville, metiéndola en su bolsillo.

Ginny, que no había dicho palabra alguna, frunció el ceño.

—Emh... lo siento. Es solo que... es importante para mí... y... — Neville se abochornó.

—¿Cómo va el plan? — quiso saber Parvati.

—Te vimos hablando con el Slytherin – confesó la pelirroja.

Neville las observó atentamente, ¿Cómo demonios les explicaría todo lo que había ocurrido en los últimos días?, ¿Cómo les diría que la venganza ya no se llevaría a cabo?

—No muy bien — confesó.

—Parvati y yo lo hemos estado observando también — el león entornó los ojos, sorprendido — Nott busca algo, aún no sabemos muy bien qué es, pero al parecer es muy importante para él.

—Si lo encontramos antes que él, sería estupendo — opinó la morena.

Neville se asustó con la reciente confesión de la pelirroja, le tranquilizó el saber que sus amigas aún no sabían de la cadenita, esa era una gran ventaja. Así que mejor decidió aclarar el asunto antes de que eso pasara a mayores.

—Tengo que confesarles algo.

—Tendrá que esperar hasta después de las clases — advirtió la pelirroja.

Los tres se encaminaron hacia el castillo.

*0*0*0*

Theodore estuvo como zombi todo el día, se movía de un lado a otro solo por reflejo. A la hora de la cena ni se molestó en ir, prefirió quedarse en la habitación. Habían transcurrido diez minutos desde que sus amigos subieron al Gran Comedor, cuando Blaise irrumpió en la habitación.

—No puedo seguir fingiendo que no está pasando nada — se plantó frente a Theo — no puedo dejar que te hundas en ese pozo sin fondo.

—Estoy bien — murmuró el aludido.

—No. No lo estas y lo sabes. Déjame ayudarte.

—¿Y quién dijo que necesito ayuda? – El ojiazul frunció el ceño — no necesito ayuda de nadie y menos la tuya. ¿Por qué demonios no me dejas en paz?

A Blaise le dolieron las palabras de su amigo, fueron como cuchillas directas a su corazón.

—Me preocupo por ti porque te amo —Theo desvió la mirada, no quería que la conversación tomara rumbos peligrosos. Blaise se dio cuenta de ello — si eso es lo que quieres, te dejaré en paz. No sabrás más nada de mí.

Aunque le fue difícil admitirlo, Theodore tuvo miedo de las palabras de su amigo, de la mirada fría, de su alejamiento. Se reprochó por lo estúpido que fue, por su comportamiento infantil. Estaba perdiendo a Blaise. Podría soportar no tenerlo como novio, pero perderlo como amigo, eso jamás.

En un momento de desesperación lo tomó del brazo.

—No... — le murmuró, afianzando más su agarre — no te alejes de mí.

Blaise sintió un escalofrío recorrer su cuerpo al escuchar las palabras de su amigo.

—Te necesito — Theodore se sintió enrojecer al decir tales palabras, no era muy dado a expresar sus sentimientos.

Blaise hizo que su amigo lo viera a la cara. Ambas miradas se conectaron. El ambiente comenzó a cambiar de un momento a otro, se hizo tan ligero y lleno de paz, que Theodore sintió que caminaba nuevamente en el paraíso. Sin importarle sus preocupaciones, sus miedos o e incluso su "maldición", cortó la poca distancia que había entre sus labios y los de su amigo, convirtiendo el roce rápidamente en un beso.

Rodeó el cuello de su amigo con sus brazos, profundizando así el contacto. Cada toque era un respiro en su alma, cada roce era un peso menos en su corazón, cada suspiro era un "te amo" silencioso a su amigo, cada caricia era un "te necesito".

Ambos se dejaron llevar por sus sentimientos, por el momento, por el amor que sentían el uno por el otro. La necesidad de darse a entender que no podían estar separados fue más fuerte que su voluntad.

Se besaron aún más, las caricias no eran suficientes, necesitaban sentirse unidos. En segundos llegaron a la cama de Nott, Blaise dominaba la situación y a Theodore no le costó trabajo dejarse dominar. La ropa desapareció en segundos, a ninguno le hacía falta, no cuando sus cuerpos eran invadidos por besos y caricias.

Theodore estaba feliz, incluso en su rostro se podía apreciar una sutil sonrisa. La primera que Blaise le veía desde que había salido de San Mungo. Y ese simple gesto le hizo feliz. Sus besos se tornaron más dulces, más suaves, con más amor.

El ojiazul se dejó llevar, se entregó a su amigo sin remordimientos, sin pensar en lo que podía pasar después. Se dejó vencer, se permitió ser débil.

*0*0*0*

A Neville le extrañó no ver a Ginny en el desayuno, sobre todo cuando la conversación pendiente la retomarían en esos momentos. Desvió la mirada, como últimamente ya era costumbre, hacia la mesa de las serpientes. Theodore no estaba. Frunció el ceño. El día anterior el muchacho no había ido a la cena y ahora se saltaba el desayuno. Neville tuvo el presentimiento que algo andaba mal.

Sumido en sus pensamientos subió hacia su habitación y no pudo evitar alarmarse al encontrar a alguien revisando su baúl. Su cama y el velador ya habían sido revisados.

—¿Qué haces? — interrogó a la intrusa.

—¿Dónde está? — quiso saber la pelirroja.

—¿Dónde está, "qué"? — preguntó, confundido.

—La cadenita. Eso es lo que busca el Slytherin.

Neville entornó los ojos.

Ginny ya lo sabía.

***

PISLIB n_n

Confía en mi || Harry Potter || Blaise/Theodore || FinalizadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora