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Su semana estaba siendo un poco estresante, tantas cosas pasaban por su cabeza pero lamentablemente solo podía concentrarse en una o dos. Nayeon definitivamente era una de esas cosas y no podía hacer nada para no dejar de pensar en ella. Principalmente porque no estaba segura si enviarla de regreso o decirle que se quede un poco más. Jeongyeon se sentía un poco extraña por su presencia, pero no era algo malo. Su pequeño hogar siempre había permanecido ausente de otras personas en excepción a esos días en los que suele reunirse con sus amigas, pero ahora era diferente al tener a alguien que la esperara todos los días para comer. Los momentos dramáticos de la chica se le hacían un poco tontos, pero no le molestaba en lo absoluto, se sentía acogedor escuchar otra voz en casa que no fuera la suya mientras habla sola frente al espejo.

¿Deshacerse de ella o permitirle quedarse? Sonaba un poco mal en todos los términos de sinceridad, pero estaba un poco confundida. Todo era tan confuso para ella en ese momento, quería acostarse en su cama por dos semanas seguidas sin importarle su trabajo o la universidad, su cabeza estaba comenzando a saturarse de tanta información que recibía a lo largo del día entre su proyecto y las demás materias que tenía que ver. ¿Era demasiado tarde para rendirse? Bueno, estaba pasando por un momento difícil, ya se le pasaría.

La chica suspiró cerrando sus ojos y tomó una pastilla para el dolor de cabeza intentando no tomarse un millón de ellas de una sola vez. Todavía no sucedería su muerte así que tenía que tratar de completar su importante proyecto, estaba anhelando tener un momento de paz y tranquilidad. Algo que usualmente no podía tener por el volumen alto de la televisión causado por una Nayeon risueña.


—¿Puedes bajar el volumen? —Nayeon asintió de inmediato dejándolo en un nivel considerablemente adecuado para sus oídos. La chica de piel clara se acomodó en su asiento y le regaló una sonrisa amable. —¿Terminarás tu proyecto?

Jeongyeon asintió soltando un sonido con su garganta y tomó el portátil para dejarlo sobre la mesa mientras iniciaba sesión en su cuenta. —Creo que hoy seré libre de esta porquería. —Nayeon rió agitando sus orejas. —Estoy segura de que lo terminarás y te saldrá perfecto, ¡fighting! —Jeongyeon no pudo evitar reír provocando lo mismo en la pelinegra para después devolver su vista al televisor.

¡Eso era a lo que se refería con acogedor! En sus años viviendo en su departamento nunca se había sentido tan cómoda junto a alguien, ni siquiera con sus amigos. Ahora podía hablar y tendría una respuesta clara a todo momento, claro, si es que la chica no estaba durmiendo profundamente en algún lugar de su habitación o la sala. ¡Todo era tan difícil! Pero creería que sería una buena decisión dejarla quedarse, total, no parecía alguien que causase daño como lo pensó por primera vez y, tenía que admitir que se sobrepasó un poco con su primera impresión acerca de Nayeon.


¡Pero bueno! Ahora solamente tenía que concentrarse específicamente en su proyecto. En su mente flotaban las ideas que implementaría esperando acabar en ese mismo instante, sus libretas estaban regadas por todos lados al igual que lápices y post-it. Esa era su vida de universitaria, el desorden. —Nayeon —Llamó a la chica. —¿Podrías ayudarme después a recoger?

LOVELY BUNNY。 ── 2YEONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora