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Jeongyeon desde pequeña ha sido una fan de los conejos. Ni siquiera de un perro o un gato, tenía que ser de un conejo. ¡Lo decía porque sus padres se rehusaban a darle uno! Oh, pero si era uno de los otros dos estaba perfectamente. ¡Eso no tenía ni un sentido! Claramente sabía que cada uno de ellos tenía ciertos cuidados especiales, pero no eran demasiados según su mente de niña de seis años. Finalmente después de muchos lloriqueos y días castigada por comportarse de manera malcriada, le regalaron un perro.

Sí, eso causaba gracia. Pero amó a ese perro con toda su vida a pesar de que no era un conejo bonito y adorable. Al pasar los años todo ese fanatismo intenso por las peculiares mascotas bajó excesivamente, como persona pensaba en otras cosas y obviamente no se convertiría en una chica obsesionada con los conejos. Eso sería jodidamente raro.

Jeongyeon estudió casi toda su vida en un colegio de chicas hasta el último año de preparatoria en el que se aventuró a entrar en un colegio normal y corriente, que realmente no había ninguna diferencia entre los dos pero había sido un cambio bastante interesante. Fue un tanto popular entre las chicas pero realmente no le llamaba la atención ninguna, de hecho, sólo tuvo cuatro novios en toda su vida pero no le parecía nada malo que le gustase una chica aunque ahora no esté interesada en alguna relación formal o algo por el estilo.


Ahora está cursando su segundo año de administración de empresas y no puede adorar más el camino que eligió. Para abastecerse a sí misma y no depender del dinero de sus padres se tomó la libertad de trabajar en una cafetería desde que se mudó a la ciudad. En fin, está feliz con su vida y no la cambiaría por nada.

Pero desde hace unos meses hasta la actualidad, Jeongyeon se ha sentido un poco ─demasiado ─sola. Usualmente no tiene visitas en su departamento con lo ocupados que están sus amigos y no está tan loca como para conseguir una roomie sabiendo como de quisquillosa era. Y entonces, un día al levantarse después de trabajar arduamente en un importante proyecto hasta las tres de la mañana, se preguntó.


¿Debería adoptar un conejo ahora? ─Le preguntó pensativa a su mejor amiga por llamada. Se llevó los dedos al mentón pensando una vez más. ─No soy tan desordenada y sé cuidar muy bien de los animales. ¿Tú qué piensas?

Creo que deberías colgar antes de que me levante de mi cama para ir a patearte la cara por despertarme a las jodidas siete de la mañana. ─Respondió la japonesa con la voz grave. La mayor se sorprendió y rió. ─Ay, perdón Momo. Solamente te llamé sin pensarlo.

Adopta a tu estúpido conejo, vete al demonio y déjame dormir. ─Murmuró colgando la llamada haciendo reír a la coreana. Eso no había sido suficiente, así que se lo pensó un poco más, y ese poco más fueron solamente dos segundos. ¡Estaba decidido! Cumpliría una de sus metas por fin después de tantos años. ─¿Qué nombre le pondré? Uhm, mejor debería buscar consejos sobre los conejos en internet.

LOVELY BUNNY。 ── 2YEONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora