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¡Oh, esa había sido la siesta más reconfortante que había tenido! La tierna conejita se estiró gustosa de haber tenido un sueño bastante bueno en un suave colchón que claramente no se asemejaba al duro suelo de metal donde solía dormir. ¡No tenía ningún dolor muscular, eso era bastante bueno! Al parecer se había sacado la lotería con semejante hogar, y su dueña era amable y bonita.

Suponía que todavía era demasiado temprano como para despertar, ya que ni el más pequeño avistamiento del sol se podía notar en el cuarto de la chica pero eso no le impediría explorar el lugar a fondo de una manera más fácil. De hecho, aprovecharía la situación al máximo antes de que la humana despertara de su profundo sueño. ¡La verdad era que ella no era lo que todos creían! Nayeon se sentía un poco temerosa de cambiar una vez más, no recordaba cuánto tiempo había pasado desde la última vez que logró hacerlo pero sí reconocía cómo le había dolido.

La chica se reconocía como una especie extraña dentro de los límites de la creación. Un híbrido para hacerlo un poco más coherente. Un humano que había adoptado características físicas ─y en algunos casos, mentales ─que en este caso sería de un conejo. Nayeon siquiera conoce la historia de su origen así que nunca se molestó en buscar respuestas acerca de su extraña condición, si se le podía llamar de esa manera. Vivió sus primeros años como la mascota de un viejo granjero que falleció dejándola sin familia alguna, pero nunca se presentó como un híbrido hasta años después.


Su extraña presencia causaba disturbios en todos los lugares a los que se dirigía, incluso cuando ella era la persona más amable y pacífica existente en la tierra. Nayeon perteneció a un montón de lugares de adopción, incluso logró tener una familia que la quisiese; claro que después de transformarse inconscientemente todo cambió. ¡Así que aquí se encontraba! Llevaba diecinueve años de su vida esperando que un milagro sucediese en su vida y cuando por fin sucedió, la había traído hasta esta mujer llamada Jeongyeon.

Solamente esperaba que la muchacha la aceptase como era, no quería encariñarse demasiado rápido. Eso sería destructivo para una persona como ella, sensible y frágil. Pero lo olvidaría en cuestión de semanas, la buena vida no estaba en sus planes.


La bola de pelos de color blanco agitó su pequeña nariz rosa antes de intentar alterar su cuerpo después de tanto tiempo. No le importó en lo más mínimo estar en la misma habitación que la otra chica, con sólo oír sus ronquidos le bastaba para saber que no despertaría por su desorden. Falló en el primer intento, respiró hondo y volvió a intentarlo por segunda vez pero no dio resultado. ─Solamente hazlo cuerpo inútil. ─Pensó para sí misma agitando su nariz con fastidio.

¡La tercera era la vencida! ¡Lo había logrado y seguía doliendo jodidamente igual que la última vez! Nayeon ahogó un gemido de dolor tapando su boca con sus manos colocándose de rodillas en el suelo esperando que la tortura que recorría su nuca hasta la punta de sus pies acabara pronto. Realmente maldecía a todos los dioses que se unieron para crearla, ¿no podían hacer un poco menos dolorosa su transformación? Suspiró pesadamente finalmente tomando asiento en el helado suelo antes de darse cuenta de que se encontraba desnuda.

LOVELY BUNNY。 ── 2YEONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora