Unos días después de su tediosa discusión las dos ni siquiera se dirigían la palabra, ni una mirada o algún roce accidental de manos para iniciar una conversación. Jeongyeon se tomó en serio su palabra de darle espacio a Nayeon ya que cada vez que la chica entraba en un lugar, ella salía y viceversa. Las carcajadas de la menor solo podía escucharlas cuando estaba encerrada en su habitación o cuando estaba parada afuera a punto de entrar, y eso le dolía mucho. ¡Jeongyeon ya no aguantaba la incertidumbre que significaba no hablar con la coneja! ¡Y sí, había sido su culpa y estaba muy arrepentida! Pero simplemente no podía llegarle a Nayeon con toda la confianza del mundo como 'Hey, ¿me perdonas por ser tan imbécil? Te dejaré quedarte'
¡No! ¡No quería eso! Si la chica no quería hablar o estar con su compañía, no la obligaría. Después de todo le había dicho acusaciones un poco fuertes que fueron la gota que colmó el vaso, hasta ella estaría ofendida y molesta si le dijeran cosas como esas. Pero claro, era Yoo Jeongyeon y no pensaba sus acciones antes de llevarlas a cabo por lo que sin dudas, era una tonta. Cada día que pasaba, cada minuto y cada segundo no podía parar de pensar en Nayeon, volviéndola loca. No podía desahogarse con nadie por razones un poquito obvias, no había manera de que dijese que se había peleado con una híbrida de conejo por pensar que borró su proyecto.
¿Qué tan creíble era eso? Nada, ni una pizca. Si se lo contaba a Tzuyu tendría un boleto asegurado a una Institución Mental donde lloraría todos los días por no haberle pedido perdón a la chica. ¡Su vida era tan lamentable!
Jeongyeon suspiró apoyando su frente en el teclado como lo venía haciendo desde un rato atrás, incapaz de ordenar sus pensamientos y concentrarse en recopilar toda la información de su proyecto nuevamente. Pataleó como una niña pequeña y levantó el rostro para continuar en su tarea. La coreana llevaba más de tres días en ese plan: Ir al trabajo, luego ir a la universidad y finalmente a su casa para sentarse en el portátil hasta altas horas de la noche.
Hoy su día había sido menos pesado cuando se anunció que sus dos últimas clases no se llevarían a cabo por mal tiempo y terminó por correr a casa. Siendo recibida por una dulce coneja observando por la ventana los nubarrones transportándose por el cielo, un mohín molesto haciendo acto de aparición una vez escuchó la puerta abrirse. Nayeon era sin dudas una persona muy orgullosa que no daría su brazo a torcer.
La mayor mordisquea el bolígrafo entre su boca esperando concentrarse de una buena vez. Las gotas de lluvia golpean furiosas las ventanas, pero aquello se le hacía un poco tranquilizador junto a la taza humeante chocolate a un lado de la mesa. Mira por el rabillo de su ojo como la taza que había preparado para Nayeon permanece sobre el mesón y suspira desanimada. Incluso le había añadido los tres últimos malvaviscos que quedaban en la alacena pero su táctica no sirvió.
Entonces menea su cabeza de un lado a otro esperando no pensar más en ella y estira sus manos preparándose para escribir por un largo rato pero cuando presiona la primera letra, el timbre suena estruendosamente provocando que golpee la mesa. ─Cálmate, solo... cálmate. ─Habla para sí misma poniéndose una sonrisa que transmitía de todo menos tranquilidad. Jeongyeon se levanta aspirando con los ojos cerrados sintiendo ya la migraña recorrer todo su rostro.
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LOVELY BUNNY。 ── 2YEON
Fanfiction❝ Jeongyeon estaba tan enamorada por lo tiernos que eran los conejitos. Unas criaturas tan bonitas de nariz rosita, orejas largas y un hermoso pelaje tan suave como el algodón. Desde niña siempre había querido uno, pero sus padres no podían permitír...