¿Una ventana hipnótica?
Yoongi volvió a su aposento después de media tarde. Estaba bastante cansado. Su primera jornada en la universidad había resultado más agotadora de lo que esperaba.
Aunque tenía deseos de dejarse caer en la cama, abrió la ventana. Con la menguante luz del atardecer, la visión no era más alegre que en plena noche. Aún se hacían más evidentes la atmósfera mortuoria del interior del palazzo y el aire desamparado de sus estatuas.
No obstante, se quedó contemplando aquel patio desolado, al que no se aventuraban a bajar ni los pájaros. Algo en aquella visión lo fascinaba. No podía evitarlo.
Acercó a la ventana el único butacón de la estancia y se sentó. Miraba al palazzo ensimismado, como si nunca fuese a dejar de contemplarlo. Sentía una paz remota, extraña.
El tiempo parecía no pasar. Todo estaba quieto y muerto. Sólo la lenta retirada de la luz diurna impedía el estatismo completo. El atardecer fluía suavemente hacia la noche, como un tránsito lleno de secretos.
Yoongi se encontraba en situación semejante a la de un hipnotizado: toda su voluntad estaba sometida al influjo de la imagen del palazzo.
Unos golpes que sonaron en la puerta le sobresaltaron. Le pareció sentirlos en su propia espalda, pero le ayudaron a sustraerse de la extraña influencia que le había cautivado. Era la señorita Taeyeon quien llamaba. Llevaba un manojo de velas en la mano. Quería dárselas.
A Yoongi le pareció que la actitud de la chica era fría y distante.
—¿Está a oscuras? —preguntó ella, mirando el interior de la habitación y fijándose de manera muy especial en que la ventana estaba abierta.
—Descansaba —repuso el joven ambiguamente.
La chica dio un paso adentro y observó la cama intacta. Después, sin expresión en la voz. preguntó:
—¿Se va acostumbrando a la habitación?
Yoongi se limitó a explicar:
—He dormido bien. No he extrañado la cama.
—Se está haciendo tarde. ¿No saldrá a cenar?
—Me disponía a hacerlo —mintió el veneciano.
—Cierre la ventana antes de irse. El fresco de la noche es traicionero, se cuela en los huesos.
—No lo olvidaré —aseguró Yoongi, impaciente por quedarse otra vez a solas.
En cuanto ella se retiró, el joven se apresuró a cerrar la ventana. No lo hizo sólo para evitar que la habitación se enfriara; quería borrar los negros perfiles del palazzo.
El grosor de la cortina ocultó la hipnótica imagen.
Podía ir a cenar a la hostería Napolitana aunque no estuviera alojado allí. Pero aquella noche no le apetecía compartir la mesa con otros estudiantes. Caminó al azar por las callejas, en busca de algún lugar barato donde comer en solitario.
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datsuzoko. yoonmin
Fanfictiondatsuzoko; un escape de la rutina diria. Min Yoongi llegó a Seoul en 1792, desde Venecia. En esa época la universidad de Seoul alcanzó su máximo esplendor. En la Edad Media las universidades eran centros abiertos formativos a los que acudían los est...