Jennie siempre se caracterizó por ser una niña timida, Le resultaba difícil hablar con alguien pero todo cambio cuando una chica muy extraña aparecio en su habitación y se volvió su mejor amiga. Pero la joven no lucia como una persona normal, era di...
Jennie juega con su pequeña muñeca de plástico intentando ignorar las ansias de correr hasta la ventana y observarles, pero su habitación luce tan vacia qué le es imposible seguir reteniendose así que camina con lentitud hasta la ventana y poniendose de puntitas les observa jugar, muerde uno de sus labios queriendo salir a conocerles y solo tal vez jugar con ellos cuando les ve reír a carcajadas. Tiene apenas 5 años de edad es hija única, sus padres trabajaban constantemente así que la pequeña pasaba la mayor parte de su tiempo sola. Se habian mudado en una vieja casa en Bangkok debido a que su padre fue transferido y obtendría un buen puesto.
Jennie nunca fue muy sociable se la pasaba jugando sola y en el colegio prefería pasar el receso en el salón mientras colorea algunos de los dibujos de su librito.
—Jen, cariño —Su madre le llamo, cayendo de espaldas contra el suelo mientras Soltó un quejido silencioso.—El almuerzo esta listo—Aviso, la chica asintió, sacudiendo su vestido mientras corrio con prisa.
Observo la mesa, dando un brinco alto para subir a la silla, siniendose como toda un adulto cuando logro llegar. Dio varias bocanadas disgustando el sabor de su comida favorita mientras su madre le observa animada. Habia descansado hoy y el poco tiempo que tenia lo aprovechaba en pasar tiempo con su pequeña hija. La castañita observa el espacio vacio en la mesa, no le sorprende que su padre no se encuentre comiendo con ellas, nunca lo hacia, es medico y la mayor parte de su tiempo se la vivía en el hospital o en urgencias.
—¿Que te parece si vamos un rato al parque?—Cuestiona su madre llamando su atención, la castañita asiente animada mientras come más rápido, su madre ríe por su ternura cuando sus cachetitos son abultados por la comida en su boca.—Jen, no comas de prisa—Le regaña.
La menor termina antes de lo planeado, su madre le observa indicandole qué suba a lavar sus dientes. Así que la pequeña talla delicadamente sus dientitos mientras le sonrie al espejo, toma una de sus muñecas y baja de prisa.
—¿Nos vamos mamá?—Cuestiona, la mujer asiente secando los últimos platos.
Limpia sus manos con una toalla para seguidamente sujetar la pequeña manita de su hija. Caminan solo un poco pues el parque se encontraba a una esquina, al ser un vecindario cerrado la mayoría de cosas no quedaban tan lejos. La mayor toma asiento en una de las bancas idicandole a su hija ir a jugar en la zona de juegos mientras aquella se mantiene platicando con una de las madres de los niños que juegan ahí. Jennie poco convencida asiente mientras da pequeños pasitos ahí.
Se siente contenta cuando siente la arena mezclarse en sus deditos mientras rie bajito. Camina hasta uno de los columpios siendo escurridiza pues algunos niños y niñas jugaban en la resbaladilla. Sube a su pequeña muñeca sobre uno de los columpios mientras le mese, segundos después ella aborda en un columpio mesiendose sólita mientras mantiene su mirada baja. Se Cuestiona el si debe ir o no a preguntarles a aquellos niños si puede jugar con ellos, la simple idea le hace temblar.
Pero muy poco convencida toma aire llenando sus pulmones para disponerse a caminar hasta ellos. Los niños ríen, pero sus sonrisas sesan cuando ven a la menor parada ante ellos mientras su mirada es baja y oculta sus manos detrás de su espalda.
—Y-Yo...puedo—Su voz tiembla mientas intenta pronunciar aquellas palabras.—¿Puedo jugar con ustedes?—Pregunto entonces con voz inocente.
Los niños murmuran entre ellos, observandola y eso le hace temblar.
—Si, pero con una condición —Dice una de las niñas, lucia un poco mayor a ella.—Que me regales tu muñeca —Señala su juguete.
La castaña observa su pequeña muñeca en sus manos, haciendo una mueca mientras recuerda que aquel es un obsequio de su padre en su cumpleaños número cinco.
—Pero.. ¿Por que quieres mi muñeca?—Cuestiono observandole curiosa.
—Solo lo quiero —le Aclaro, cruzandose de brazos mientras los chicos detrás de ella reían.—¿Me lo darás o no?—Le presiono.
—Es que papá me lo regalo—Hizo un puchero.—Pero tengo más juguetes, puedo regalartelos todos—La niña nego.
Jennie dudo sobre si debía o no, entonces sus manos entregaron con lentitud el juguete a la contraria quien se lo arrebato. Le observo y seguidamente se Hecharon a reír mientras con suma fuerza le arranco la cabeza a él juegue de la castaña y se lo lanzó.
—Eres rarita ¿de verdad pensaste que jugaríamos con alguien como tu?—Se burlo, empujandole.
Los ojos de la castañita se llenaron de lágrimas, los niños solo reían y su corazón dolía. Tomo su muñeca rota y se marchó corriendo mientras a distancia aun podía oirles reír. Se escondió detrás de unos arbustos mientras sus ojitos permanecian empapados y ella Intentaba desesperadamente poner la cabeza de su muñeca en su lugar pero aquello solo resulto inútil, así que lo lanzó lejos mientras se abrazo así misma y encondio su cabecita entre sus piernas, sollozando bajito.
—Hey..—una voz le llamo, jennie nisiquiera se molesto en mirarle.—¡Niña! ¡hey! ¿Estas viva?—Intento llamar su atención pero la castañita no hizo caso.—¡Niña!—le grito.
—¡¿Que?!—Alzo la voz asustando a la contraria haciendo qué cayera de espaldas y le mirara asustada.
Jennie se encontro con una chica de tez pálida qué le observa amable mientras aun permanece sobre el suelo, sus ojos de color negro como la noche quien solo le sonrie amable mientras se sacude reincorporandose.
—¿Es tuyo esto?—mostro a su muñeca rota mientras aquella le observo.—Me cayo en la cabeza mientras estaba sentada ahí, ¿No me viste?—Señaló un lugar a pocos centímetros de ella, jennie nego.—Que extraño —murmuro.—Oh, por cierto ¿Por que Estas llorando?
—¡No estoy llorando!—se quejo, limpiando sus mejillas con brusquedad.—Hace mucho calor, es eso..
—¿Esos niños te hicieron algo?—indagó más, la castañita no respondió.—Son muy malos, hace unos días les pedí jugar con ellos, pero me ignoraron como si no existiera —Hizo un puchero.—Pero si quieres tu y yo podemos jugar—propuso animada.—Por cierto me llamo lisa, ¿Como te llamas tu?
—jennie —murmuro bajito, pero aquella fue capaz de oirle.
Así que jennie se sobresalto cuando sintió lo helada qué estaban sus manos, cuestionandose aquello pues aun era verano y el calor abundaba por cualquier rincón. Su mirada también luce ausente aunque todo el tiempo se mira como alguien cálida no deja de cuestionarse el por que su presencia le hace sentir extraña. La contraria le arrastró hasta fuera de aquellos arbustos, llevándole a una casita para jugar con ella, pero en el camino jennie se arrebato, quitándole las piezas de su muñeca para salir corriendo de ahí incluso si lisa le llamo, le ignoró mientras corrio hasta su madre quien le miro preocupada por su juguete y su mirada empapada.
Antes de marcharse jennie observo el lugar en donde habia dejado a lisa, aquella ya no se encontraba ahí.
Un nudo extraño se formó en su pecho.
¿Que tan rara era esa niña?
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