Capítulo 11

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Esa mañana abrí los ojos al sentir un ruido en la casa, no podía ser León porque estaba recostada en su pecho. Me levanté cuidadosamente para no despertarlo, me puse una de sus sudaderas y bajé la escalera, al llegar al salón principal sentí un jalón de pelo, era Andrew.

– ¡Te embarazaste de ese imbécil! – me sostenía por el cuello

– ¿De qué estás hablando?

– Estás embarazada, tendrás un hijo de él.

– Andrew suéltame, me estás haciendo daño – como rayos lo sabe.

– Eso quiero, quiero matarte, a ti y a tu hijo y después a León. Es simple matarte Angel, te lo dije soy tu debilidad, conmigo pierdes todos tus poderes de ángel guardián y te vuelves una simple mortal, puedo dispararte y te desangrarás, puedo enterrarte un cuchillo en el vientre y matarte, no eres nada.

– ¿Serias capaz de matar a una criatura sin culpa? – mi voz sonaba débil y asustada.

– ¿Sin culpa?, esa criatura es la demostración de quien me quitó tu amor, es tan culpable como tú o como León. Se acabó Ani, tu vida se acabó – me apretó aún más el cuello, él tenía razón nada funcionaba, ni la invisibilidad, ni el control mental, ni mis alas, él me tenía controlada por completo.

Tomó un cuchillo de la cocina, lo reconocí, lo empuñó y sin más lo enterró en mi vientre, el dolor fue penetrante, lo sentí en el alma, era un dolor desesperante, tanto que no lo soportaba. Pero en un momento dejó de doler, dejé de sentir, simplemente dejé de moverme.

Relata León

Cuando abrí mis ojos no encontré a Ani, por un momento se me pasó la idea de que ya se había ido con Uriel. Me vestí rápidamente y la busqué en todas las habitaciones del segundo piso, no había rastro de ella. Cundo bajé sentí la voz de Andrew, mi corazón se aceleró, caminé lentamente para que no me ollera, miré con cuidado, le reclamaba a Ani, la tenía tomada del cuello, me asuste, pero no sabía qué hacer, mi don no servía para nada en este momento, no entendía porque ella no usaba los suyos.

Estuve escondido unos segundos pensando en que hacer, fue mi error, esperar. Cuando volví a mirar Andrew le enterró el cuchillo en el vientre a Ani y ese don solo reaccionó, de mi salió esa energía que nunca había salido y mi don sirvió para algo, el tiempo se detuvo, Andrew se detuvo, Ani se detuvo, el cuchillo se detuvo. Me acerqué a ellos lentamente, saqué cuidadosamente la mano de Andrew del cuello de Ani y del mango del cuchillo, tomé a Ani como me fue posible para poder examinar su herida, en ese momento Uriel apareció tras de mí, tomó a Andrew y lo sacó del salón. Miré el cuchillo, la herida era profunda, no sé qué pasaría cuando el tiempo volviera a correr. Sus ojos tenían miedo, lo podía ver, traté de decirle que la amaba telepáticamente, que estuviera tranquila, que todo estaría bien.

– Tengo que llevármela al cielo León, si se queda aquí morirá.

– ¿Si te la llevas vivirá? – él asiente – ¡¿qué esperas?! Llévatela – la tomó en brazos y comenzó a salir – Uriel, prométeme que la cuidarás y que le hablarás de mí, no dejes que me olvide – él asiente con tristeza, sale por el umbral de la puerta y se va volando, no la volvería a ver, eso era casi un hecho, había renunciado a ella, eso quiere decir que ya no era mi guardiana, ahora ella solo era un ángel, su misión no era la tierra, era el cielo, un cielo donde no había espacio para un mortal como yo, ella sería mi ángel siempre y mi ángel se merece el mejor cielo, yo no tenía eso para ofrecerle, solo tengo un corazón que la ama más que a nada.

Mi ÁngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora