Capítulo 9:

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Emma se estaba terminando de vestir, colocándose una sudadera con capucha de color negro cuando de repente un ruido a su espada la hizo girar en posición de ataque, pero al girar no encontró nada más que una pared de color blanco, extrañada caminó hasta ella tocando suavemente la superficie, aun con sus muchos reflejos no pudo evitar que su mano fuera atrapada por una sombra del color del mismísimo averno, quien había salido sin más de la pared la cual comenzaba a cambiar de color, de un blanco impoluto a un color parecido al de los huesos cuando están en estado de descomposición. Aterrada tomó el báculo de los centimanos, convirtiéndolo en lo que podría compararse con un hacha vikinga, pero más grande y con el doble de filo, golpeó desesperada la pared hasta abrir un agujero en el lugar de donde había provenido la sombra, desapareciéndola. Tomó unas cuantas respiraciones tratando de recobrar la compostura, pero la sombra no tardo en materializarse en frente de ella nuevamente, ahora había tomado forma de lo que parecía un león enorme, la chica levantó su hacha no dispuesta a rendirse, la bestia se abalanzó sobre ella clavándole sus garras en el muslo, apretó los dientes tratando de ignorar el dolor insoportable que sentía en ese momento y atacó directo al pecho de la sombra, pero en vez de atinarle, el arma sólo rozo el aire, la criatura se había decidió en cinco partes rodeándola y si no fuera lo suficientemente malo, las sombras cambiaron de forma, transformándose en la silueta de una mujer.

-Déjate llevar- dijeron a coro todas a la vez con una voz de ultratumba- sabes que no eres como ellos...

-No otra vez- dijo Emma comenzando a temblar- no es cierto.

-No eres como ellos...

-No,¡No!- gritó atacando a las sombras pero sólo cortaba el aire-no de nuevo...- susurró desesperada mientras seguía atacando destrozando todo lo que había en la habitación, corto su cama a la mitad, despedazo el armario, quebró en pequeños fragmentos un espejo que reposaba encima de la pared, pero las sombras lo único que hacían era multiplicarse aún más.

-No eres como ellos, no perteneces, no perteneces...

"No perteneces" imágenes desagradables de su pasado que había dejado encerradas bajo llave comenzaron a salir a la luz, causando que por su mejillas comenzaran a bajar lagrimas por primera vez en años.

-¡Lárguense!- volvió a gritar destruyendo todo, pero las sombras no cesaban, se acercaron a ella en una multitud obscura, susurrando "no perteneces, no eres como ellos, déjate llevar", las lágrimas dificultaban su visibilidad haciendo que tropezara cayendo al piso soltando su arma, al ver que las sombras estaban casi sobre ella, intento levantarse, pero debido a los temblores de su cuerpo y la profunda herida que le acababan de hacer en el muslo derecho, seis de ellas pudieron incapacitarla fácilmente contra el suelo, las demás que la observaban desde lo alto seguían susurrando mientras en las manos de una aparecía una espada totalmente negra con un fuego verde rodeándola, se posicionó detrás de su cabeza, la pobre chica ya para este punto se encontraba gritando mientras intentaba librarse, pero sus esfuerzos eran en vano, debido a que no se encontraba en sus cinco sentidos no podía recordar las maniobras de batalla que siempre le habían dado la victoria, cuando la sombra iba a dejar caer la espada sobre ella, sólo pudo cerrar los ojos mientras de estos no dejaban salir lágrimas, escuchó a lo lejos como una puerta se abría y cuando abrió los ojos, estaba aún viva, recostada en el suelo de su destruida habitación, llorando, con la garganta irritada de tanto gritar y con un Ramsey con los ojos desorbitados debido a la sorpresa de verla en ese estado.

-A-ayúdame...-dijo suplicante Emma antes de perder la conciencia.

***

- Y....¿ Raven? ¿Cómo les fue a Mathias y a ti con los divertidos y sociales hijos de Morfeo?- preguntó Noah para romper el silencio que había quedado sobre la mesa después de que Briana y Zoey la abandonaron.

El legado de los diosesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora