💌Hacía mucho que la estaba buscando.
Poco después de que hubiera tocado a la campana, había aspirado las últimas gotas de chocolate que le quedaban en su vaso de plástico y le había agradecido a Anna por los alfajores con una sonrisa apurada, mientras los ayudaba a ella y a Nat a volver a guardar la comida restante en la canasta y a mover junto con Don los pesados bancos a sus lugares originales, ganándose un —y dos, y tres, y cuatro...— empujón gratuito de uno de los niños que todavía seguía correteando alrededor del moreno, incitándolo a jugar. Cuando terminaron, apenas unos minutos antes de que comenzaran nuevamente las clases, se despidieron con un ademán de mano y el grupo entero se separó para encaminarse cada uno al aula que le tocaba.Por un lado, Emma corrió a Química, Don y Ray a Matemática, Anna y Nat —a su terrible pesar— a Idiomas, y ella... Cuando revisó sus horarios, pegados en el ala derecha de su carpeta, su estado de ánimo se desplomó por el suelo.
Historia.
Oh, carajo.
Durante la clase, Gilda no hacía más que suspirar cada vez que pasaba la página. No es que le fuera mal en la materia, más bien todo lo contrario, pero estar allí sentada, inmóvil, en la primera banca eternamente desocupada frente al escritorio de la profesora por culpa de su maldita —jodida, estúpida, asquerosa, repugnante— miopía la agotaba tanto física como mentalmente. Soportaba a duras penas la clase de la profesora Ellis, solo y únicamente porque Historia era una de sus asignaturas favoritas aunque, honestamente, ya no estaba tan segura: el parloteo incesante, el ambiente tenso y el poco interés que su maestra tenía por su propia materia la hacían desinteresarse a ella también, junto con los otros treinta estudiantes, y hacer que el paso de los minutos esperando a que sonara nuevamente la campana fueran una completa tortura medieval.
Nadie la quería, pero tampoco nadie iba a hacerle frente. Emma bromeaba diciendo que era como un superpoder: "Es como una villana vampiro: drena las ganas de aprender de la gente. Solo ella sabe cómo hacer aburridos los temas interesantes... ¿Ves? Siempre se puede ser bueno en algo, después de todo".
Gilda no comprendía cómo una mujer como ella había terminado enseñando en una escuela que valoraba tanto la educación. O cómo había terminado enseñando, en primer lugar; podía ver en sus ojos lo mucho que detestaba su trabajo. ¿Maestros calificados? Si, mil mierdas. Al final, bastaba con quedarse callada, memorizar las respuestas del libro que rara vez leían en clase, y copiarlas tal cual en el examen, como a Ellis le gustaba, y así asegurarse un colorido "distinguido" al final del semestre.
Cuando tenía Historia, Gilda sabía perfectamente que no iría al aula de Ellis para aprender, sino más bien para entrar en un culto de terapia de grupo forzada, agonizante e involuntaria, en la que vería a una mujer hablar y moverse sin parar por sesenta minutos sobre sus tres matrimonios fallidos, sus siete hijos, y sus innumerables, interminables, insufribles amoríos. Y cuidado con interrumpirla, porque se ponía hecha una furia.
Si realmente quería aprender algo, se decía, debía hacerlo en su casa.
Aunque el chisme sí era bueno.
Apenas la maestra cerró su carpeta y dictó la tarea, que copió sin mirar su libreta, Gilda salió volando del aula y corrió a buscar a Emma en el segundo piso, tal y como lo habían planeado, en el cuarto especial de Química. "Vamos a estar haciendo un experimento explosivo hoy", le había advertido, riendo; "Así que ten cuidado cuando abras la puerta".
Mientras subía las escaleras, el recuerdo le dio escalofríos por la espalda: el aula estaba repleta de instrumentos delicados.
No sabía si hablaba en serio o no, pero con Emma era mejor cuidarse, así que cuando llegó, abrió la puerta muy despacio y sacó primero un pie y luego la cabeza. Cuando se aseguró de que nada iba a explotarle en la cara, se animó a preguntar:
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Ruthless
FanfictionA los ojos de todos quienes la rodean, Grace Field no es más que otra institución igual a las demás: pulcra, oxidada, un poco altanera y vieja como ninguna otra en todo Japón. Tenía los mismos aparentes planes de estudio, las mismas rejas azules fin...